M¨¢s barroco, imposible
Hotel Spa Convento I, un antiguo seminario cerca de Zamora
Qu¨¦ ser¨¢ lo que tienen las bodas que a todos les gusta un decorado as¨ª. Un convento que no es convento y un hotel que no es un simple hotel. Antes bien, se dir¨ªa un escenario de opereta a punto de iniciarse los acordes nupciales o de representarse un auto sacramental. Sacrebleu!, exclamar¨ªan los frailes de Cluny ahora oficiantes como camareros y recepcionistas de este curioso emporio tur¨ªstico en el extrarradio de Zamora. Seis a?os de trabajos le valieron al industrial Agust¨ªn Lorenzo Sanz trastocar los destinos de un seminario del siglo XIX adscrito a los misioneros alemanes del Verbo Divino y ponerlo al servicio de su peculiar cosmogon¨ªa arquitect¨®nica. A pie de obra, sin desmayo, contrat¨® a pintores, grabadores, muralistas, orfebres y artesanos en general, que esmaltaron los muros con representaciones a gran escala de c¨®dices miniados, tendieron arcos, dovelas y alfarjes con sillares procedentes de las ruinas de una ermita rom¨¢nica y ladrillos mud¨¦jares fabricados en ?vila.
Hotel Spa Convento I
PUNTUACI?N: 5,5
Categor¨ªa oficial: cuatro estrellas. Direcci¨®n: Carretera de la Estaci¨®n, s/n. Coreses (Zamora). Tel¨¦fono: 980 50 04 22. Fax: 980 50 04 25. Internet: www.hotel-convento.com. Instalaciones: jard¨ªn, spa, 4 salas de convenciones para 700 personas, sal¨®n, cafeter¨ªa, carta de t¨¦s y caf¨¦s, 7 comedores, restaurante Parrilla de San Lorenzo. Habitaciones: 10 individuales, 48 dobles, 10 suites. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales. Precios: desde 106 euros + 7% IVA; desayuno incluido. Cierra: en navidades.
El delirante artificio no da tregua a la auscultaci¨®n sorprendente de sus interiores, tanto que fatiga a la vista, atiborra el esp¨ªritu de sensaciones y confunde espacialmente a los visitantes. Nadie sabr¨ªa diferenciar el haz del env¨¦s, d¨®nde se articulan la recepci¨®n y los espacios de tr¨¢nsito, qu¨¦ puerta conduce a las habitaciones... Todo el paisaje interior invita al pasmo, a la desafecci¨®n por la historia, al marketing de la religi¨®n. Se suceden los salones decorados con l¨¢mparas de Bohemia, candelabros barrocos, pilares de estucados venecianos, tapicer¨ªas de seda rococ¨®. Da igual lo que brille, mientras posea un estilo definido.
Y luego est¨¢n los comedores, los altares banqueteros. Uno es de estilo g¨®tico, otro tiene al rom¨¢nico en su escenificaci¨®n de los h¨¦roes de la antig¨¹edad y otro m¨¢s rutila bajo una inefable c¨²pula mud¨¦jar. Los dem¨¢s se significan por sus nombres: San Atilano, San Ildefonso, Do?a Urraca y Viriato. Tampoco el spa, m¨¢s reciente, escapa a las impostas, las pechinas, las mandorlas, los arquitrabes, los intradoses y los pinjantes.
Camas c¨®modas
Un poco m¨¢s atemperados en su est¨¦tica historicista, los dormitorios acent¨²an la comodidad de las camas, el tono riguroso del mobiliario y los peque?os detalles a recordar por su utilidad. Los hay de tres categor¨ªas, aunque a los novios se les suele acomodar en una de las diez suites, como la 135, con ba?era de hidromasaje y adornos Luis XIV. Las habitaciones dobles incluyen alg¨²n atisbo de actualidad en sus muebles, como un televisor y se?al wi-fi, lo cual es muy her¨¦tico, pero hace descansar la retina de tanto esplendor barroco.
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