Irak se aleja de Occidente
Gane quien gane las elecciones legislativas en Irak, que todo indica que nadie, quien s¨ª las ha perdido es Estados Unidos (En tierra hostil, Kathryn Bigelow, 2010). En una c¨¢mara de 325 diputados para el pa¨ªs m¨¢s dividido de Oriente Pr¨®ximo, la formaci¨®n de Gobierno ser¨¢ un laberinto y se tendr¨¢n que unir para alcanzar mayor¨ªa parlamentaria dos grandes bloques chi¨ªes, el Estado de la Ley, que dirige el primer ministro Nuri al Maliki, y la Alianza Nacional Iraqu¨ª, ambos en excelentes relaciones con Teher¨¢n.
El jefe de Gobierno ha hecho de Fr¨¦goli visti¨¦ndose y desvisti¨¦ndose alternativamente de nacionalista laico o chi¨ª sectario, para terminar adoptando este ¨²ltimo atav¨ªo, al gusto de Teher¨¢n, lo que puede deberse a que su aura de pacificador se ha diluido con los atentados de fin de 2009, y necesita aliados dentro y fuera del pa¨ªs. Y, sin embargo, hace dos a?os su imagen era muy distinta. En noviembre de 2008 Maliki arranc¨® a un presidente Bush aquejado de cojera de fin de mandato, un tratado que marcaba el comienzo de una retirada de Washington que era tanto pol¨ªtica como militar. El SOFA (Status of Forces Agreement) pon¨ªa a los soldados norteamericanos bajo la competencia de la justicia iraqu¨ª, prohib¨ªa acometer operaciones sin permiso de Bagdad y preve¨ªa para fin de 2011 la evacuaci¨®n de toda la fuerza combatiente. Y a ello el presidente Obama a?ad¨ªa que para agosto de este a?o el contingente, hoy con 100.000 efectivos, quedar¨¢ en 50.000. La opini¨®n mayoritaria en Irak se divide entre los que quieren que Estados Unidos se retire y los que exigen que lo haga ya. Maliki es de los primeros, pero antes pretende consolidarse en el poder, sobre todo contra el chi¨ªsmo no sectario de Iyad Allawi, anterior primer ministro.
El derrocamiento del r¨¦gimen sun¨ª de Sadam Husein ha mejorado la posici¨®n de Ir¨¢n
El jefe de Gobierno ha sido diligente en asfaltarse la ruta. Una comisi¨®n creada ad hoc que dirige Ahmad Chalabi, originalmente hombre ligio de Washington y siempre de Teher¨¢n, elimin¨® a m¨¢s de 500 candidatos, en gran parte sun¨ªes, con lo que esta minor¨ªa ve¨ªa restringido su abanico de sufragio a candidatos tolerables para Maliki. Y si algo prueba el desvanecimiento de Estados Unidos en la zona ha sido su incapacidad para impedir ese desahucio pol¨ªtico. El vicepresidente norteamericano Joseph Biden viaj¨® a Bagdad en febrero para que se revocara la medida, y fue el propio Maliki quien acab¨® ratificando las recusaciones.
El gran interrogante, sin embargo, es otro. ?Podr¨¢ retirarse Estados Unidos de Irak? La guerra contra Al Qaeda no ha ido mal, pero eso apenas aminora el conflicto. La diferencia con la matanza precedente consiste en que mueren muchos menos soldados occidentales -mientras aumentan en Afganist¨¢n-, lo que supone una iraquizaci¨®n de la muerte, pero no la paz. El Parlamento quedar¨¢ integrado por dos grandes bloques: la coalici¨®n de Maliki y la Alianza Nacional Iraqu¨ª, dominada por el Consejo Supremo Isl¨¢mico, ambos de obediencia chi¨ª; el chi¨ªsmo no sectario de Allawi; un sarpullido de peque?as formaciones con lealtad de geometr¨ªa variable y un bloque kurdo, ajeno al mundo ¨¢rabe, con un 20% de los esca?os, y a quien s¨®lo importa una independencia de hecho financiada por los pozos petrol¨ªferos del norte. Y si ni Estados Unidos ni los iraqu¨ªes han ganado, ?qui¨¦n lo ha hecho? Es muy pronto para saber si Ir¨¢n se impondr¨¢ por goleada o s¨®lo se beneficiar¨¢ de la rebati?a por el poder entre chi¨ªes, pero el derrocamiento del r¨¦gimen sun¨ª de Sadam Husein ha mejorado sustancialmente la posici¨®n iran¨ª, haciendo al Gobierno menos propenso a renunciar a su programa nuclear. Y eso precisamente cuando se produce el ascenso de la facci¨®n militarista en Teher¨¢n.
Obama es consciente de esa ca¨ªda del peso at¨®mico de Washington como probaba al comienzo de su mandato la oferta de di¨¢logo urbi et orbi a un surtido de enemigos que quer¨ªa rebajar a rivales; y todo ello con la guerra de Afganist¨¢n al fondo, conflicto que no pod¨ªa permitirse perder, especialmente si la retirada de Irak se convert¨ªa en derrota. Por ello, ambas guerras funcionan como vasos comunicantes. El resultado de la ofensiva occidental en la provincia afgana de Helmand, a la que deber¨ªa de seguir parecida operaci¨®n en el feudo talib¨¢n de Kandahar, ser¨¢ esencial para saber c¨®mo va la contienda, porque dos derrotas destruir¨ªan, sin necesidad de recurrir a otros desastres como la crisis econ¨®mica o la hecatombe en Palestina, lo que quedara de una presidencia que un d¨ªa sembr¨® tanta ilusi¨®n.
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