El censor
La censura siempre es burda; pero la censura, en un sistema democr¨¢tico en el cual es previsible que tarde o temprano se sepa de su existencia, se?ala a los censores como personas incapacitadas para ejercer su cargo. En el caso concreto del Museu Valenci¨¤ de la Il¡¤lustraci¨® i la Modernitat, su director ha salido ennoblecido dimitiendo por no aceptar la presi¨®n pol¨ªtica; por contra, el presidente de la Diputaci¨®n, que es quien deber¨ªa salir por la puerta de atr¨¢s y muerto de verg¨¹enza, queda como un individuo que no acaba de entender cu¨¢les son los l¨ªmites de un responsable p¨²blico. El censor es rid¨ªculo. Siempre. Por mucho que consiga su objetivo. Aunque el censor de una dictadura sea temido, su destino como personaje hist¨®rico es pat¨¦tico: se le recordar¨¢ por haber censurado expresiones art¨ªsticas que en absoluto hubieran cambiado la naturaleza de un r¨¦gimen. El censor es el m¨¢s idiota de todos los personajes que frecuentan la vida p¨²blica, es una suerte de capataz que se excede en sus obligaciones.
De cualquier manera he de confesar que no me extra?a que haya individuos en la clase pol¨ªtica que consideren que una foto atenta contra su permanencia en el poder. Tampoco me sorprende que quieran meter mano en el arte, en la televisi¨®n, en el teatro, ya que en Espa?a se ha asumido la cultura subvencionada como un brazo al servicio del partido ganador. Y as¨ª lo hemos asumido, sin rechistar.
Veo las fotos censuradas y no salgo de mi asombro. Rita, El Bigotes, Camps, Aznar, Zapatero. ?Cu¨¢l era el problema? Las fotos son impactantes y resumen, como se pretend¨ªa, un a?o en im¨¢genes, pero no hay nada que no hayamos visto ya y le¨ªdo. Lo peor del censor es que toma por imb¨¦ciles a los ciudadanos, y lo m¨¢s c¨®mico es que lo que finalmente consigue mostrarnos es la debilidad intelectual de aquellos pol¨ªticos a los que sirve de perro guardi¨¢n.
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