El Papa o Fernando Alonso
Posiblemente nunca se lo agradeceremos bastante a la clase pol¨ªtica gallega. Su permanente empe?o en superarse a s¨ª mismos y dar cada d¨ªa un espect¨¢culo m¨¢s ameno y desopilante (llevo varios a?os intentando escribir ese adjetivo, pero nunca tuve ocasi¨®n de hacer la cr¨ªtica de un libro de humor) deber¨ªa tener el reconocimiento expreso de los columnistas, que tanto les debemos, pero sobre todo de los ciudadanos gallegos, agradecidos por el contraste del esperpento aut¨®ctono con el apocalipsis que reina en el escenario pol¨ªtico espa?ol y el malhumor generalizado de sus representantes.
Por ejemplo, en la categor¨ªa "en realidad yo nunca dije lo que dije", reveladora expresi¨®n del m¨ªtico beisbolista norteamericano Yogi Berra (un personaje similar al no menos legendario Amoedo del Deportivo), no hay m¨¢s que comparar a Rosa D¨ªez con Roberto Varela. Sopesen la soberbia de la dirigente pol¨ªtica mejor valorada de Espa?a (una prueba m¨¢s del apocalipsis que les dec¨ªa) y la de sus defensores, primero negando el insulto y despu¨¦s insultando a los que se ofendieron. Y confr¨®ntenla con la casi tierna, por lo azaparallada, rectificaci¨®n del conselleiro de Cultura, que se li¨® tanto al disculparse por haber mencionado los municipios coru?eses de Desv¨¢n de los Monjes y Toro (la sede de Luar, no la ciudad zamorana) que casi ni aprovech¨® el argumento de que eso prueba que originalmente elabora los discursos en gallego.
Ten¨ªamos un gobierno que hac¨ªa oposici¨®n a s¨ª mismo y ahora no tenemos apenas gobierno ni casi oposici¨®n
Y en la categor¨ªa que recuerda que la pol¨ªtica es el departamento de Espect¨¢culos de la Industria, que dec¨ªa Frank Zappa, tenemos la visita del Papa. Mientras en la circunspecta y discreta Catalu?a ha pasado desapercibida o recibida con naturalidad, aqu¨ª ha sido un motivo m¨¢s para que las autoridades se pongan estupendas. A m¨ª, en lo que respecta a Benedicto XVI, me pasa lo que le pasaba al escritor y cient¨ªfico Arthur C. Clarke con su jefe (con el del Papa, no con el suyo propio): no cre¨ªa en Dios, pero estaba muy interesado en ¨¦l. Que se haya decidido a venir me parece bien. Uno, porque aunque lo espiritual parece que no deber¨ªa depender de la presencia f¨ªsica, todo ayuda. Dos, porque qu¨¦ menos que el Papa cat¨®lico venga un d¨ªa a Compostela cuando los restantes 364 reside en Roma, lugar de peregrinaci¨®n rival. Tres, porque no vivo en Santiago y no tendr¨¦ que padecer la aglomeraci¨®n f¨ªsica o espiritual, aunque me temo que ni los extracompostelanos vayamos a poder zafar de la medi¨¢tica. Y cuatro, como ha dicho entre otros Xos¨¦ Luis Barreiro, el Xacobeo se concibi¨® para estimular el A?o Santo compostelano, y ahora el A?o Santo ayudar¨¢ a paliar los n¨²meros del Xacobeo. Es en las formas donde anida el desprop¨®sito.
El primer sonrojo, el que un presidente, encima de ir de acoplado, recurra a la ret¨®rica medieval de "poner Galicia a los pies" de un l¨ªder religioso, que recuerda a aquella f¨®rmula de cortes¨ªa de "p¨®ngame a los pies de su se?ora", igual de rancia y de inexacta. El segundo, esa rebati?a por el m¨¦rito de la jornada papal, en la que han participado desde el presidente gallego al embajador del Vaticano en Espa?a (sic), terciando incluso el arzobispo. Pero lo peor es la contabilidad monetaria del viaje espiritual. La parte visitante asegura que ser¨¢ un viaje austero (ignoro que es "austero" en los par¨¢metros vaticanos, pero de momento aqu¨ª habr¨¢ que desembolsar un mill¨®n de euros para quitar los andamios del P¨®rtico de la Gloria). La parte visitada, que en su d¨ªa hab¨ªa estimado en un 1% la aportaci¨®n del Xacobeo al exang¨¹e PIB de Galicia, calcula ahora que el D¨ªa del Papa se personar¨¢n en Compostela medio mill¨®n de almas, aplicando sin duda el sistema abeliano (el m¨¦todo Abel Caballero de estimaci¨®n de masas). "Se puede pecar contra la verdad lo mismo por omisiones calculadas como por informaciones inexactas", advert¨ªa Pablo VI.
Volviendo a lo rastreramente material, tanta invocaci¨®n a la productividad y a la I+D+i, y resulta que para intentar cuadrar la econom¨ªa de Galicia, o al menos la hostelera, es necesario que venga un famoso. Como le d¨¦ por acercarse incluso alguien notablemente mal encarado como Fernando Alonso con el coche nuevo, esto va a ser el acabose. (Y cruzando los dedos, tambi¨¦n las cat¨¢strofes ecol¨®gicas y los sucesos tr¨¢gicos proporcionan llenos hosteleros). Piensen en lo que esto le dar¨ªa de s¨ª al PPdeG hace un a?o. Se me eriza el pelo imaginando a aquel N¨²?ez Feij¨®o saltando al abordaje de la Xunta trabando estos temas con los dientes, la mirada magn¨¦tica clavada en la confiada yugular bipartita. Pero eso era antes. Ten¨ªamos un gobierno que se hac¨ªa la oposici¨®n a s¨ª mismo y ahora no tenemos apenas gobierno ni casi oposici¨®n. Eso s¨ª, nos re¨ªmos, que es lo sano.
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