Dos tazas de desconfianza
La t¨¦cnica es bien conocida. Hay que sentar a los dos adversarios que sostienen posiciones de imposible conciliaci¨®n y buscar acuerdos sobre asuntos a veces marginales o menores para que sirvan de est¨ªmulo a sucesivos acuerdos de mayor calibre. Se trata de poner en marcha el c¨ªrculo virtuoso en el que cada paso que se da, por peque?o que sea, es un est¨ªmulo para dar el siguiente. La negociaci¨®n total, en la que nada se acuerda hasta que todo el acuerdo est¨¢ cerrado, no ha funcionado nunca entre israel¨ªes y palestinos: al final se rompe o ni siquiera hay energ¨ªas para levantarlo.
El punto del que se parte ahora no puede ser m¨¢s d¨¦bil. Llevan ambos bandos 14 meses sin hablarse. Israel est¨¢ gobernado por un Gobierno extremista, en el que los colonos que ocupan ilegalmente tierras palestinas siempre terminan pesando m¨¢s de la cuenta. Los palestinos se hallan divididos, territorial y pol¨ªticamente, entre el terrorismo de Hamas, que malgobierna la franja de Gaza en condiciones de miseria creciente, y el d¨¦bil Fatah, sin legitimidad electoral, con mando en Cisjordania. Cualquier progreso anterior, y los hubo en los ¨²ltimos meses de Bush con la conferencia de Annapolis, qued¨® arruinado con la guerra de Gaza y la trabajosa formaci¨®n de un Gobierno israel¨ª en el que no faltan xen¨®fobos y anti¨¢rabes, pero que destaca por la presencia de un ministro de Asuntos Exteriores de origen ruso, como Avigdor Lieberman, que es un aut¨¦ntico antidiplom¨¢tico y en todo caso el peor rostro internacional de toda la historia de Israel.
Empiezan sin esperanza alguna los contactos de proximidad entre israel¨ªes y palestinos
Barack Obama lleg¨® a la Casa Blanca en enero de 2009 con muchos br¨ªos y espl¨¦ndidas promesas sobre la paz en el mundo y, naturalmente, en Oriente Pr¨®ximo. Hizo solemne promesa de amistad inquebrantable con Israel y de garant¨ªa de su seguridad nada menos que ante un p¨²blico ¨¢rabe en El Cairo, y en contrapartida conmin¨® a Netanyahu a que congelara los asentamientos como paso previo a la negociaci¨®n directa para la creaci¨®n de un Estado palestino al lado del Estado israel¨ª. Eso fue el 4 de junio pasado; pues bien, el 14 de junio, Netanyahu no tuvo m¨¢s remedio que recoger el guante en un discurso tan solemne como lleno de condiciones y de cautelas en el que apoy¨® con la boca peque?a la f¨®rmula de los dos Estados, aunque rechaz¨® la congelaci¨®n de los asentamientos. Luego corrigi¨® el tiro y tambi¨¦n decret¨® la congelaci¨®n por 10 meses de la construcci¨®n de nuevas viviendas en territorio palestino, pero con m¨¢s envoltorio de cautelas y condiciones que sustancia: la ampliaci¨®n de las actuales colonias, a cuenta del crecimiento vegetativo, no est¨¢ incluida; tampoco Jerusal¨¦n. Resultado: las colonias han seguido creciendo sin freno.
La estrecha amistad entre Washington y Jerusal¨¦n es ahora una pelea de familia. Son como un matrimonio malavenido que jam¨¢s querr¨¢ divorciarse y se prodiga en piques y discusiones. Obama ha viajado a Turqu¨ªa y Egipto, pero todav¨ªa no a Israel. No se dio prisas para recibir a Netanyahu en la Casa Blanca y antes recibi¨® al vecino rey Abdal¨¢ de Jordania. Ahora manda al vicepresidente Joseph Biden, de inconfundibles simpat¨ªas hacia Israel, para que inaugure esta fase de contactos de proximidad; pero evita as¨ª la solemne visita que escenifique este amor inquebrantable tantas veces predicado. Por eso la respuesta que obtiene es una doble bofetada. El lunes, se anuncia el permiso para construir 112 hogares en el asentamiento de Beitar Illit y el martes la construcci¨®n de 1.600 viviendas en Jerusal¨¦n Este, en territorios dentro de la ciudad destinada a ser la capital palestina.
Biden iba a fomentar la confianza. Quer¨ªa caldo y le han dado dos tazas. Pero de desconfianza. Su respuesta sobre el terreno ha sido todo lo contundente que pod¨ªa esperarse. Primero se comport¨® con Netanyahu como un jeque ¨¢rabe: le hizo esperar una hora y media. Y mientras tanto redact¨® el comunicado de condena, al que no le faltaba ni una letra: "Condeno la decisi¨®n del Gobierno israel¨ª de promover la construcci¨®n de nuevas viviendas en Jerusal¨¦n Este". En realidad, no ha sucedido nada que no hubiera sucedido antes. Netanyahu ya desafi¨® a la autoridad de Washington con la formaci¨®n y composici¨®n de su Gobierno, y desde entonces todo ha ido confirmando la desgana israel¨ª ante las negociaciones de paz y los argumentos de los palestinos respecto a la burla de los asentamientos. Ayer recibieron a Biden en Ramalah compungidos pero m¨¢s cargados de raz¨®n que nunca.
As¨ª empieza esta nueva ronda de negociaciones. Con la modestia de un m¨¦todo que ni siquiera exige a los negociadores que se saluden y miren a los ojos. Sin esperanza alguna, porque una parte s¨®lo piensa en Ir¨¢n y la otra desconf¨ªa absolutamente de todos, incluso de sus propias fuerzas. Quiz¨¢s ¨¦sta sea la ¨²nica luz al final del t¨²nel: cuando nada se espera, algo puede obtenerse por peque?o que sea.
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