Exhibici¨®n de coraje del Valencia

Guiado por un gigantesco Silva, el Valencia tir¨® de coraje para sobreponerse a todas las adversidades posibles y llegar con vida a la vuelta del pr¨®ximo jueves en Bremen. Un penalti en contra muy discutible, la expulsi¨®n de Banega y, ya al final, la marcha de Villa por una luxaci¨®n de hombro. Pese a eso, el Valencia fuera mejor que un notable Bremen, al que mereci¨® doblegar por intensidad y empe?o.

Partido precioso, de costa a costa, con dos equipos que juegan y dejan jugar. Muy equilibrado hasta que el ¨¢rbitro intervino inopinadamente. Se?al¨® como penalti un empujoncito de Ever Banega a Pizarro tras el saque de una falta lateral. La grada de Mestalla se qued¨® helada, pero el capit¨¢n Frings adelant¨® a los alemanes desde los 11 metros.

El Werder, ahora con mucho m¨¢s espacio, explot¨® la velocidad y la habilidad de Marko Marin, que puso dos veces a prueba a C¨¦sar, las dos con ¨¦xito para el veterano portero de Coria. El cuadro de Emery dispuso de mucho dominio sin premio. De ah¨ª el cabreo de Marchena cuando el ¨¢rbitro s¨®lo a?adi¨® un minuto de prolongaci¨®n al final de la primera parte. Los valencianistas necesitaban tiempo para que el f¨²tbol les hiciera justicia.

Emery tuvo una decisi¨®n valiente en el descanso: dar paso a Jordi Alba, un extremo izquierdo, por el lateral izquierdo Alexis. Es decir, el Valencia pasaba a jugar con tres defensas, ganando mucha profundidad por una banda, la izquierda, que hab¨ªa estado seca en la primera parte.

Claro que, a la contra, el Werder volv¨ªa a llegar con mucha claridad. La que le ofreci¨® la p¨¦rdida de balones de Marchena en el centro del campo, aprovechada por ?zil para servir el remate de Pizarro. El zurdazo del peruano lo salv¨® C¨¦sar en una gran parada. El partido estaba roto y Marko Marin cay¨® en el ¨¢rea pidiendo un penalti de Banega, quien, poco despu¨¦s, y con el bal¨®n en la otra esquina del campo, recibi¨® al visita admonitoria del ¨¢rbitro, instado por su asistente. Lo expuls¨®, supuestamente por un manotazo al escurridizo Marin.

Espoleado por tantas adversidad, el Valencia se creci¨® al quedarse con uno menos. Atac¨® como un kamikaze y Pablo empez¨® a romper al Bremen por las esquinas. Sus pases al centro los recib¨ªa casi siempre Silva, que propici¨®, tras un remate rechazado, el empate de Mata.

Silva se creci¨® en la creaci¨®n y en la recuperaci¨®n, retrasado para ocupar tambi¨¦n la posici¨®n abandonada por Banega. Jordi Alba, que no jugaba desde hace meses, se multiplic¨® en el trabajo tanto defensivo como atacante. El Werder se conformaba con el emapte y el Valencia apel¨® a la heroica en acciones siempre al l¨ªmite, como la de Navarro al quitarle el gol de la boca a Pizarro. Esta vez s¨ª, Mestalla se fue contenta a casa. No hab¨ªa nada que reprocharse.