Discreci¨®n y austeridad

Es un escritor a quien siempre respet¨¦ much¨ªsimo pero al que, cosas de la vida, nunca trat¨¦ personalmente. Aunque una vez estuve muy cerca de ello. No recuerdo si fue en 1961 o 1962. Yo entonces viv¨ªa en Par¨ªs. Deb¨ªa ser oto?o. Paseaba por el Boulevard Saint-Germain cuando le vi en una de las terrazas de un bar. Estaba ah¨ª, sentado, viendo pasar a la gente, abrigado; lloviznaba. Le reconoc¨ª y me par¨¦ a mirarlo y sopes¨¦ decirle que le admiraba mucho y esas cosas. Total, yo era t¨ªmido -bueno, a¨²n lo soy hoy- y al final no me atrev¨ª.

A?os despu¨¦s, con motivo del Biblioteca Breve por ?ltimas tardes con Teresa, recib¨ª una nota manuscrita suya, a la que contest¨¦ coment¨¢ndole lo de Par¨ªs y que respondi¨® diciendo que qu¨¦ pena, que hubi¨¦ramos podido hablar... Me he arrepentido siempre.

Para m¨ª es un ejemplo de una prosa extraordinaria que yo ya le¨ªa cuando ten¨ªa 15 a?os en esos libros de Destino que editaba Josep Verg¨¦s y al que le fue tan fiel. Me fij¨¦ en La sombra del cipr¨¦s es alargada, Mi idolatrado hijo S¨ªs¨ª... Yo admiraba su dominio del lenguaje, si bien me interes¨® mucho m¨¢s su obra posterior, ese esfuerzo conseguido por ponerse al d¨ªa en lo estil¨ªstico en los ochenta, como en Los santos inocentes. Pero tambi¨¦n me parec¨ªa un ejemplo de discreci¨®n y austeridad, que contrastaba con otros compa?eros suyos, bastante campanudos y tal... Dej¨¦moslo ah¨ª.