Se necesita una econom¨ªa exportadora
Terminado el ladrillo, el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola s¨®lo puede venir de la demanda externa. Pero Espa?a es el menos exportador de los grandes pa¨ªses europeos y no se ven planes para cambiar esto
Espa?a se encuentra en una encrucijada de su desarrollo econ¨®mico, ya no puede seguir por el mismo camino. El derrumbe del sector inmobiliario ha puesto brutalmente de manifiesto la cortedad de miras de un modelo excesivamente basado en la construcci¨®n. Ahora es m¨¢s urgente que nunca elegir entre una econom¨ªa que contin¨²e bas¨¢ndose en el trabajo f¨ªsico (el uso intensivo de la mano de obra no cualificada) o en el mental (m¨¢s apoyada en el conocimiento y m¨¢s internacionalizada). A medio plazo, la primera crear¨¢ m¨¢s empleo, pero, como ha demostrado la recesi¨®n espa?ola con m¨¢s claridad que la de ning¨²n otro pa¨ªs de la UE, no es ¨¦sta una soluci¨®n duradera. El plan anticrisis del Gobierno, que prima la construcci¨®n con rebajas fiscales a la rehabilitaci¨®n de viviendas, no apunta al cambio del modelo productivo que Espa?a necesita.
Los productos de alta tecnolog¨ªa s¨®lo son el 5% de las exportaciones manufactureras
La educaci¨®n, en escandaloso deterioro, deber¨ªa ser piedra angular de la nueva econom¨ªa
Est¨¢ emp¨ªricamente demostrado que las empresas con m¨¢s presencia internacional (es decir, las que exportan o adquieren compa?¨ªas en el exterior) crean m¨¢s empleo estable y de mayor calidad en sus pa¨ªses de origen que las que operan ¨²nicamente en su mercado interno. En general, dichas empresas son de mayor tama?o para tener un mayor potencial, y, con el fin de sobrevivir, han de ser m¨¢s productivas y competitivas. Con todo, el tama?o no es ni el primer ni el ¨²nico requisito para introducirse con ¨¦xito en los mercados internacionales. Muchas empresas peque?as han conseguido labrarse un espacio propio partiendo de su tecnolog¨ªa o de un buen modelo empresarial.
Lo que hay que saber es si Espa?a es capaz de crear una econom¨ªa m¨¢s internacionalizada. Observemos los datos. Entre 1988 y 2009, la aportaci¨®n de la demanda externa -no de la interna-, al crecimiento del PIB ¨²nicamente ha sido positiva en seis a?os (dos de ellos durante una recesi¨®n, 1993 y el pasado a?o, cuando las empresas, mimadas por el auge del mercado interno, se afanaron por vender m¨¢s en el exterior). Las importaciones se vieron arrastradas y, unidas al escaso nivel de las exportaciones, hicieron que el d¨¦ficit comercial llegara al 7,9% del PIB en 2008 y el d¨¦ficit por cuenta corriente, al 9,5%.
Dentro de las cinco econom¨ªas principales de la UE, las exportaciones de Espa?a son las de menor tama?o en relaci¨®n con el PIB (26,5% en 2008) y, en t¨¦rminos per c¨¢pita, tambi¨¦n son de las m¨¢s escasas de las naciones desarrolladas: 5.355 d¨®lares (3.917 euros) por persona en 2007, frente a los 34.453 d¨®lares (25.200 euros) de Holanda, los 16.175 (11.831) de Alemania y los 7.717 (5.644) de Reino Unido, seg¨²n los ¨²ltimos datos comparados del Banco Mundial.
Por otra parte, las importaciones de Espa?a (el 32,4% del PIB) son las segundas m¨¢s cuantiosas, despu¨¦s de las alemanas. En 2009, la recesi¨®n redujo considerablemente el d¨¦ficit comercial, pero en gran medida esto se debi¨® al desplome de las importaciones.
En t¨¦rminos generales, cuanto m¨¢s elevada es la aportaci¨®n de la demanda externa, m¨¢s ¨¦xito tiene la econom¨ªa de un pa¨ªs. ?De d¨®nde va a venir el futuro crecimiento de la econom¨ªa espa?ola, y por ende la creaci¨®n de empleo, si no de la demanda externa?
La Ley de Econom¨ªa Sostenible del Gobierno constituye un intento insuficiente de crear una estructura m¨¢s productiva y m¨¢s amparada en la demanda externa. Ni siquiera acomete la ardua tarea de mejorar el sistema educativo, cuyo escandaloso deterioro ha permitido la mediocre clase pol¨ªtica actual. Aqu¨ª radica la piedra angular de una econom¨ªa m¨¢s basada en el conocimiento que en el ladrillo y el mortero, y, por tanto, m¨¢s capaz de internacionalizarse y de generar un mayor valor a?adido.
Cuando casi uno de cada tres individuos de entre 18 y 24 a?os tienen como m¨¢ximo la educaci¨®n obligatoria y no siguen en formaci¨®n; con malos resultados de lectura, matem¨¢ticas y conocimiento cient¨ªfico en los informes PISA; con ninguna universidad situada entre las 150 mejores del mundo y un gasto en I+D muy por debajo de la media de los 27 miembros de la UE, para crear las condiciones necesarias para impulsar las exportaciones es preciso realizar un esfuerzo herc¨²leo en la educaci¨®n, que ni siquiera se ha iniciado. Ser¨¢ necesaria una d¨¦cada para incrementar realmente el nivel educativo.
No resulta, pues, sorprendente que los productos espa?oles de alta tecnolog¨ªa s¨®lo representen el 5% de las exportaciones manufactureras, situ¨¢ndose casi en el nivel m¨¢s bajo de la UE. S¨ª lo es, en cambio, que esas deficiencias no hayan impedido la aparici¨®n de un n¨²cleo duro de multinacionales. El stock de inversi¨®n directa espa?ola en el extranjero representaba el 37,5% del PIB a finales de 2008. Es decir, se hab¨ªan multiplicado por 12 desde 1990, siendo las m¨¢s elevadas las de las grandes econom¨ªas de la UE.
Sin su creciente y s¨®lido negocio internacional, los grandes bancos y empresas espa?oles hubieran generado muchos menos beneficios el a?o pasado. Gracias a ellas, el Ibex 35 subi¨® casi un 30% en 2009 (hasta ocho puntos m¨¢s que los ¨ªndices de otros mercados europeos), aunque este indicador no es representativo ni de la situaci¨®n de todas las empresas registradas ni de la del contexto econ¨®mico, en general adverso, como se ha visto este a?o con la brusca ca¨ªda del Ibex.
Siete proveedores de infraestructuras espa?oles se encuentran entre las 10 principales empresas del sector del transporte en el mundo. Durante 2009, sus negocios en el extranjero les permitieron compensar, en mayor o menor medida, el deterioro de su mercado interno. Las empresas, y no s¨®lo las m¨¢s grandes, tienen un margen considerable de expansi¨®n en el exterior, sobre todo en Asia, que apenas han tocado.
Estrechamente relacionadas con una mayor internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa est¨¢n la marca Espa?a y la imagen del pa¨ªs y de sus marcas en el exterior. Cuanto m¨¢s conocida sea una marca y m¨¢s positiva la imagen del pa¨ªs, m¨¢s posibilidades habr¨¢ de que los consumidores adquieran los productos y servicios de esa empresa.
Un reciente y exhaustivo an¨¢lisis comparado realizado por Young & Rubicam (R&Y) demuestra que Espa?a todav¨ªa se sigue considerando, en mayor o menor medida, un pa¨ªs de fiestas y siesta, y que sus productos y servicios, con algunas notables excepciones, suelen relacionarse con una imagen de escasa calidad y de niveles de innovaci¨®n, liderazgo y dinamismo escasos. Seg¨²n R&Y, el desaf¨ªo radica en alcanzar el equilibrio adecuado entre la pasi¨®n y la sociabilidad, principales elementos del ADN del pa¨ªs, y la alta calidad y la seriedad.
En este sentido, ayudar¨ªa que Espa?a dispusiera de m¨¢s diplom¨¢ticos para fomentar los intereses del pa¨ªs (Reino Unido tiene 4.000 y Espa?a, unos 1.000; es decir, proporcionalmente su dotaci¨®n es mucho menor, ya que la poblaci¨®n espa?ola representa el 75% de la brit¨¢nica, y su PIB se sit¨²a en torno a tres tercios del de ese pa¨ªs).
Otro paso positivo ser¨ªa constituir la Comisi¨®n de Diplomacia P¨²blica que, anunciada por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en julio de 2008, no ha logrado despegar a¨²n, en parte debido a restricciones presupuestarias.
En este contexto, el esperpento de propuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre el "patrimonio cultural" de las corridas de toros nada ayuda -todo lo contrario- a mejorar la imagen de Espa?a en el exterior.
Espa?a ha avanzado mucho en los ¨²ltimos 35 a?os, pero no deber¨ªa resignarse a creer que no puede ir m¨¢s all¨¢. Quedarse parado no es una opci¨®n.
Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo.
William Chislett fue corresponsal del Financial Times y es autor de tres libros sobre Espa?a para el Real Instituto Elcano.
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