Microeconom¨ªa de una favela
Su usted entra en la favela Rocinha, la mayor y m¨¢s conocida de R¨ªo de Janeiro, se sorprender¨¢ al toparse con una hamburgueser¨ªa de la popular franquicia brasile?a Bob's. Tambi¨¦n encontrar¨¢ comercios, escuelas, cibercaf¨¦s, bancos, bares, emisoras de radio y hasta un canal de televisi¨®n local. En esta favela viven 150.000 almas, aunque esta cifra es cuestionable, dada la precariedad de los censos de poblaci¨®n en los suburbios de R¨ªo. Lo que s¨ª es cierto es que la Rocinha, al igual que las m¨¢s de 1.000 favelas que se extienden por la exuberante orograf¨ªa carioca, contribuye a engordar las cifras de la econom¨ªa local, ya que una buena parte de su poblaci¨®n, nutrida por emigrantes llegados de los lejanos y deprimidos Estados del noreste brasile?o, trabaja y produce riqueza.
En Rocinha hay comercios, escuelas, cibercaf¨¦s, bares y una televisi¨®n local
La mayor¨ªa baja de los cerros cada ma?ana para ganarse un salario
Predomina la econom¨ªa informal: no se pagan la luz, el agua, el tel¨¦fono...
La contribuci¨®n de las favelas a la econom¨ªa local es muy significativa, ya que los c¨¢lculos m¨¢s afinados apuntan a que el 20% de la poblaci¨®n de R¨ªo se concentra en estos suburbios. En contraste con la imagen que a menudo prevalece, en las favelas los narcotraficantes no son mayor¨ªa, ni mucho menos. Cada d¨ªa cientos de miles de trabajadores y trabajadoras bajan de los escarpados cerros para ganarse el salario honradamente con empleos de baja cualificaci¨®n. El problema reside en la informalidad de la econom¨ªa y en el recurso permanente a la picaresca. En las favelas son una excepci¨®n quienes pagan impuestos, quienes declaran bienes inmobiliarios, quienes abren un negocio con los papeles en regla, e incluso quienes pagan los servicios b¨¢sicos como la luz y el agua u otros menos b¨¢sicos como el tel¨¦fono, la televisi¨®n por cable o una conexi¨®n a Internet.
M¨¢s sorprendente todav¨ªa resulta el hecho de que las autoridades p¨²blicas hayan dado esta batalla casi por perdida. ?Cu¨¢nto dejan de ingresar las arcas p¨²blicas por la continua evasi¨®n fiscal a peque?a escala? ?Cu¨¢nto pierden las compa?¨ªas de la luz o el agua con los conocidos gatos o pinchazos a las redes de distribuci¨®n? ?Cu¨¢l es el perjuicio que esta situaci¨®n de desgobierno causa en la econom¨ªa carioca? Casi nadie lo sabe cuantificar con un m¨ªnimo de precisi¨®n.
Light, la compa?¨ªa el¨¦ctrica que abastece de luz al municipio de R¨ªo de Janeiro, cifra en un 20% -700 millones de reales (unos 290 millones de euros)- las p¨¦rdidas por el robo de energ¨ªa en 2009.
Las redes criminales que imponen su ley y su orden en las favelas tambi¨¦n generan ingentes cantidades de dinero negro con la compraventa de drogas y armas, aparte de emplear a muchos j¨®venes, comprar voluntades y callar bocas mediante peque?os favores, como pagar unas medicinas o la bombona del gas a vecinos que lo necesitan. En la Rocinha, el jefe del narcotr¨¢fico se llama Antonio Bonfim Lopes, alias Nem. Hace a?os que la polic¨ªa puso precio a su cabeza. No vive en la favela por motivos de seguridad, pero la rumorolog¨ªa local cuenta que hace poco apareci¨® en un concierto al aire libre en la zona alta del suburbio. Iba escoltado y portaba un cord¨®n de oro macizo de gran porte. Prohibi¨® la presencia de fusiles entre el p¨²blico. "S¨®lo quiero ver pistolas y escopetas, que, si no, la gente se asusta y las ventas caen", dijo. Raz¨®n no le faltaba.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.