Predecir el terremoto no, prevenirlo s¨ª
La ciencia ya puede estimar con una alta fiabilidad el peligro s¨ªsmico de cualquier zona de la Tierra
Los recientes terremotos ocurridos en Hait¨ª (12 de enero, magnitud 7,0) y Chile (27 de febrero, magnitud 8,8) y sus tr¨¢gicos efectos han dado lugar a las l¨®gicas preguntas: ?c¨®mo se originan? ?Es posible predecirlos? ?Se puede hacer algo para evitarlos? En este caso, adem¨¢s, la proximidad temporal de estos dos terremotos ha suscitado un nuevo interrogante: ?tienen algo que ver entre s¨ª ambos sucesos? Para responder a estas cuestiones, vamos a situarnos en el marco de la din¨¢mica global de nuestro planeta, en lo que se entiende como tect¨®nica de placas.
La litosfera terrestre, es decir, la parte r¨ªgida y fr¨ªa que abarca la corteza y la zona m¨¢s superficial del manto, est¨¢ fragmentada en grandes placas que se mueven horizontalmente, con independencia entre ellas y con velocidades de pocos cent¨ªmetros al a?o. El arrastre de estas placas es producido por la parte superior del manto (astenosfera) sobre la que flotan que, a su vez, se mueve por las corrientes convectivas del manto.
Los se¨ªsmos de Chile y de Hait¨ª no guardan relaci¨®n; ha sido casualidad
Las interacciones de unas placas con otras han originado a lo largo de millones de a?os los grandes rasgos geol¨®gicos (monta?as, trincheras y dorsales oce¨¢nicas, fallas y pliegues) y son actualmente la causa de los volcanes y los terremotos. Estos ¨²ltimos se originan cuando la tensi¨®n producida en el encuentro de las placas y acumulada con el paso de los a?os supera la resistencia de las rocas en una zona de fragilidad (falla) y se libera s¨²bitamente. Cerca del 95% de la energ¨ªa s¨ªsmica se produce en los bordes de placas, y un 5% en su interior. Este ¨²ltimo es el caso de los terremotos que ocurren en el interior de China y que est¨¢n originados por el empuje de la placa de la India sobre la placa asi¨¢tica. El mismo fen¨®meno ha generado la cordillera del Himalaya.
La mayor parte de la energ¨ªa s¨ªsmica que se origina en los bordes de las placas se debe a un proceso de subducci¨®n por el cual una placa se desliza por debajo de otra. La subducci¨®n m¨¢s frecuente tiene lugar cuando una placa oce¨¢nica choca con una continental. Esto es lo que sucede en el oc¨¦ano Pac¨ªfico, frente a la costa de Chile, donde la placa de Nazca (oce¨¢nica) se introduce por debajo de la placa suramericana (continental) con una velocidad pr¨®xima a 67 mil¨ªmetros / a?o, produciendo terremotos gigantescos como el ocurrido ahora o como el del 22 de mayo de 1960 que, con su magnitud de 9,5, constituye el mayor fen¨®meno s¨ªsmico registrado instrumentalmente. La formaci¨®n de los Andes y el volcanismo del ¨¢rea suramericana son tambi¨¦n resultados de este choque de placas.
Donde ha habido sacudidas en el pasado, volver¨¢ a haberlas
Por su parte, en el terremoto de Hait¨ª las placas que actuaron fueron la del Caribe y la de Norteam¨¦rica. El encuentro de ambas no fue de subducci¨®n sino de desplazamiento horizontal relativo con una velocidad aproximada de 20 mil¨ªmetros/a?o. La rotura se produjo a lo largo del sistema de fallas Enriquillo-Plantain Garden, a una profundidad de 13 kil¨®metros, notablemente m¨¢s peque?a que en Chile donde el hipocentro se localiz¨® a 35 kil¨®metros.
Se trata, por tanto, de dos terremotos originados no s¨®lo muy lejos uno del otro sino en marcos tect¨®nicos muy diferentes, lo que permite afirmar que no guardan relaci¨®n entre s¨ª. Su coincidencia en el tiempo ha sido producto de la casualidad. Como tambi¨¦n lo han sido otros dos terremotos de magnitud 7,0 que han ocurrido en el mismo periodo (18 y 26 de febrero) al sur de Jap¨®n y en la frontera de Rusia y Corea y han pasado desapercibidos para los medios de comunicaci¨®n, y el m¨¢s reciente de Turqu¨ªa (8 de marzo) que, a pesar de su moderada magnitud (5,9), ha causado m¨¢s de 50 muertos.
Ning¨²n fen¨®meno considerado precursor es realmente fiable
El marco de la tect¨®nica de placas permite aproximarnos con m¨¢s perspectiva al tema de la predicci¨®n de los terremotos ya que nos proporciona una explicaci¨®n general sobre su origen. Es f¨¢cil aceptar que, mientras las placas sigan movi¨¦ndose y las fallas contin¨²en existiendo, seguir¨¢n produci¨¦ndose terremotos. Es decir, podemos afirmar que donde ha habido sacudidas s¨ªsmicas volver¨¢ a haberlas, y su magnitud ser¨¢ similar a la de los terremotos anteriores. Pero esto no es en absoluto una predicci¨®n si entendemos el t¨¦rmino predicci¨®n como una indicaci¨®n, con sus m¨¢rgenes de incertidumbre, de d¨®nde y cu¨¢ndo ocurrir¨¢ un terremoto individual, de cu¨¢nto ser¨¢ su magnitud y de cu¨¢l es la probabilidad de acierto de esta predicci¨®n.
Esto, hoy por hoy, no es posible con el grado de desarrollo de la sismolog¨ªa. ?Por qu¨¦? ?Qu¨¦ es lo que hace que la predicci¨®n no sea posible para el caso de terremotos individuales mientras que s¨ª lo es para otros fen¨®menos naturales como los huracanes o las erupciones volc¨¢nicas?
Se pueden tomar medidas para disminuir el impacto
La respuesta es compleja y afecta tanto a la f¨ªsica del fen¨®meno como a sus observaciones. Por una parte, la corteza terrestre es extremadamente heterog¨¦nea y la distribuci¨®n real de los esfuerzos actuantes y de la energ¨ªa acumulada no es suficientemente conocida. Adem¨¢s, no existe una comprensi¨®n clara del proceso en la fuente s¨ªsmica y no se sabe bien c¨®mo se produce la rotura ni c¨®mo una falla concreta interact¨²a con los sistemas pr¨®ximos y ¨¦stos entre s¨ª. A pesar de los grandes progresos en los ¨²ltimos a?os, todav¨ªa hay m¨¢s preguntas que respuestas.
La falta de comprensi¨®n del proceso explica que no exista un fen¨®meno observable que pueda ser considerado sin ambig¨¹edades como un precursor s¨ªsmico. Ello marca una diferencia muy clara respecto a los otros fen¨®menos naturales. Por ejemplo, aunque cada volc¨¢n es diferente, se puede predecir una erupci¨®n analizando la evoluci¨®n de distintos fen¨®menos como las emisiones de gases, las deformaciones del edificio volc¨¢nico o la sismicidad asociada. En el caso de los terremotos, ninguno de los fen¨®menos considerados como precursores (variaci¨®n del nivel de gas rad¨®n en los pozos, cambios en la raz¨®n de velocidades de las ondas P y S, modificaciones en la sismicidad de la zona, etc¨¦tera) parece ser realmente fiable. Es necesario por tanto profundizar en la comprensi¨®n del proceso s¨ªsmico y buscar nuevos fen¨®menos que sean observables y guarden una relaci¨®n directa y estad¨ªsticamente probada con los terremotos.
A las dificultades inherentes al proceso s¨ªsmico se a?ade el problema de la observaci¨®n de los fen¨®menos relacionados con ¨¦l. En la investigaci¨®n sismol¨®gica no ha habido, hasta los ¨²ltimos a?os, un sistema de observaci¨®n similar al de los sat¨¦lites en el caso de la meteorolog¨ªa. Esta situaci¨®n ha mejorado notablemente en la ¨²ltima d¨¦cada con la interferometr¨ªa desde sat¨¦lite y la creaci¨®n de redes de GPS que permiten estudiar la evoluci¨®n espacial y temporal de los campos de esfuerzos. Pero todav¨ªa hay que avanzar mucho en la captaci¨®n de datos de inter¨¦s sismol¨®gico.
El reconocimiento de estas limitaciones no debe llevarnos al pesimismo. Actualmente la sismolog¨ªa puede estimar con una alta fiabilidad el peligro s¨ªsmico de cualquier zona del planeta. Al hacerlo, permite se?alar, con tiempo suficiente, en qu¨¦ lugares es m¨¢s urgente tomar medidas de prevenci¨®n que permitan disminuir las p¨¦rdidas humanas y materiales. El trabajo en esta l¨ªnea incluye el dise?o de escenarios s¨ªsmicos en los que se eval¨²en los posibles da?os y se planifique la respuesta necesaria, la educaci¨®n de la poblaci¨®n, el desarrollo de normativas de construcci¨®n sismorresistente y la exigencia de su cumplimiento. En algunos casos es posible tambi¨¦n establecer sistemas de alerta s¨ªsmica temprana, como el de la Ciudad de M¨¦xico, o proteger instalaciones y servicios cr¨ªticos como conducciones de gas y electricidad o trenes de alta velocidad.
La eficacia de las medidas de prevenci¨®n explica la diferencia en el n¨²mero de v¨ªctimas mortales producidas por los terremotos de Hait¨ª y Chile. En el primer caso, la mala construcci¨®n generalizada, la ausencia de una conciencia colectiva de amenaza s¨ªsmica y la falta de una estructura social s¨®lida han contribuido a multiplicar el n¨²mero de v¨ªctimas hasta alcanzar la pavorosa cifra de 230.000 muertos. En el segundo, el n¨²mero de v¨ªctimas mortales no supera las 500, muchas de ellas debido a un inexplicable fallo humano en un sistema de alerta de tsunamis bien dise?ado. Est¨¢ claro, por tanto, que se pueden tomar medidas para disminuir el impacto de los terremotos. Y que es urgente hacerlo.
Miguel Herraiz Sarachaga es director del Departamento de Geof¨ªsica y Meteorolog¨ªa (Universidad Complutense).
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