Tumbados en el templo
El dise?ador Curro Claret propone a las iglesias el polivalente banco-cama

Que la iglesia sea de verdad la casa de todos ?ser¨¢ cuesti¨®n de dise?o? Sin ¨¢nimo de frivolizar, el ¨²ltimo proyecto del dise?ador Curro Claret (Barcelona, 1968) propone reconvertir las iglesias en albergues para los necesitados. Ya lo fueron en el pasado. Durante siglos, las catedrales permanec¨ªan abiertas las 24 horas del d¨ªa. "La de Santiago de Compostela permit¨ªa que, al final del camino, los peregrinos pudiesen descansar dentro, donde ofrec¨ªa cobijo espor¨¢dico y protecci¨®n", explica. Claret recuerda tambi¨¦n que en 2001 las distintas iglesias de Barcelona fueron ocupadas, pac¨ªficamente, por numerosos inmigrantes no para dormir sino para reivindicar la regularizaci¨®n de su precaria situaci¨®n. Por eso el dise?ador apunta que la propia Iglesia instituci¨®n se refiere a menudo a la iglesia edificio como a la casa de todos.
"Quiero recuperar el esp¨ªritu abierto de la iglesia", dice Claret
No hace falta enumerar los motivos por los que distintas personas pueden precisar alojamiento espor¨¢dico. Esa necesidad hoy excede a quienes tradicionalmente se encuentran en estado de marginaci¨®n. Hoy existen muchos colectivos que, m¨¢s all¨¢ de cualquier creencia, podr¨ªan beneficiarse del sentido caritativo de las iglesias. Son muchos los grupos con pocos recursos: desde inmigrantes reci¨¦n llegados hasta j¨®venes que visitan una feria o un festival de m¨²sica, turistas que han sido robados o familias desahuciadas por no poder pagar una hipoteca.
En este marco social reivindicativo, de recuperaci¨®n hist¨®rica y de vocaci¨®n m¨¢s humanitaria que altruista, el dise?ador ha ideado un banco que se transforma, f¨¢cilmente, en una cama. "Esta propuesta pretende recuperar ese esp¨ªritu abierto que durante siglos ha tenido la iglesia, para permitir que distintas personas pernocten espor¨¢dicamente en ella", cuenta. Este nuevo uso del templo, adem¨¢s de ser perfectamente compatible con la filosof¨ªa y actividades propias de una parroquia, plantea la posibilidad de explotar estos equipamientos dot¨¢ndolos de una mayor ocupaci¨®n, siendo como son hoy infraestructuras con un uso generalmente escaso y puntual.
A estas alturas, Curro Claret no es exactamente un dise?ador inocente. Pero sus malas experiencias con la industria, y un sueldo escaso de profesor de dise?o en la Escuela Elisava, le libran de cualquier sospecha. El humor es en su trabajo un dardo siempre bienintencionado capaz de ofrecer otra cara de la misma realidad que todos vemos. Ha sido la segunda fila, y las continuas renuncias, lo que le ha permitido elegir. Y Claret ha elegido pensar. Sus proyectos inviables (un mordisco como joya amorosa sustituyendo al tradicional -y hortera- no me olvides, una tabla de cortar pan conectada con el recipiente que alimenta a los p¨¢jaros para reciclar las migas) hablan de otro mundo que es, en realidad, el de todos los d¨ªas visto de otra manera. El hecho de seguir preocup¨¢ndose por ese otro mundo posible, traspasados los cuarenta, habla, adem¨¢s, de libertad. Y de empe?o. Frascos de gel con forma de pesa , cucuruchos de papel de peri¨®dico dobles -para guardar las casta?as y depositar sus pieles- han escrito un curr¨ªculo mucho m¨¢s repleto de ingenio que de modas. En todo este tiempo, Claret ha demostrado tranquilidad y convicci¨®n. Y, tal como est¨¢ el mundo, tal vez est¨¦n cerca sus 15 minutos de gloria, ahora que el planeta necesita m¨¢s ideas y, seguramente, menos formas.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.