"Mi ciclo hab¨ªa llegado a su fin"
"Me siento libre", exclama Vicente Todol¨ª (Palmera, Valencia, 1958) algo desbordado por los ecos de su renuncia al frente de la Tate Modern, el principal museo de arte contempor¨¢neo de Reino Unido y uno de los m¨¢s populares del planeta. Su inesperada decisi¨®n de tomarse "una pausa" a partir del verano ha dado alas a toda suerte de especulaciones sobre sus nuevos horizontes profesionales, pero tambi¨¦n sobre la necesidad de nuevos aires en la sede del sur del T¨¢mesis: la Tate Modern est¨¢ a punto de festejar su d¨¦cimo aniversario y tiene la vista puesta en la ambiciosa ampliaci¨®n que se estrenar¨¢ en el Londres de 2012.
Pregunta. Su salida despu¨¦s de siete a?os al frente de la Tate Modern, ?significa que el proyecto ya estaba agotado?
"En los museos, la presi¨®n de las cifras es insoportable"
"El ¨¦xito no debe medirse por el n¨²mero de visitantes"
"Trabajar en un proyecto a seis a?os vista no casa con mi car¨¢cter"
"Espa?a, Reino Unido y Portugal est¨¢n descartados como destinos"
Respuesta. Cada uno tiene que encontrar su propio ritmo. Yo pongo mucha intensidad en las cosas, voy a 200 o a cero, no tengo t¨¦rmino medio. Lo m¨¢s interesante est¨¢ en el proceso de b¨²squeda, a la vez de aprendizaje y de creaci¨®n, y cuando crees que has encontrado la soluci¨®n y alcanzas la velocidad de crucero acabas simplemente resolviendo la papeleta. Y eso no me interesa.
P. ?Cu¨¢ndo concluy¨® que s¨®lo estaba resolviendo la papeleta?
R. Comuniqu¨¦ a la Tate que me iba hace dos a?os, cuando me di cuenta de que mi ciclo hab¨ªa llegado a su fin. Coincidi¨® adem¨¢s en el tiempo con el anuncio de la ampliaci¨®n y me dije que aquello no era para m¨ª, que trabajar en ese proyecto a seis a?os vista no casa con mi car¨¢cter. Fue una decisi¨®n estrat¨¦gica y t¨¢ctica. Declin¨¦ involucrarme en el nuevo edificio para volcarme en el programa y en la colecci¨®n. Los museos que entran en ampliaciones tienden a olvidar el aqu¨ª y el ahora, a concentrarse excesivamente en el edificio, con lo cual sus contenidos se resienten. El edificio es un continente y a m¨ª me interesa el contenido, la actividad. El museo para m¨ª no es el edificio, sino el programa, suceda o no en su interior.
P. Esa decisi¨®n de tomarse un tiempo de reflexi¨®n parece inspirada en la de su amigo Ferran Adri¨¤, con quien ha colaborado en el libro Comer para pensar, junto al veterano artista Richard Hamilton...
R. Ha sido una casualidad absoluta: las pasadas navidades le comuniqu¨¦ mi decisi¨®n y ¨¦l a m¨ª la suya.
P. Su nombre cotiza muy alto en el mundillo del arte. ?Va a utilizar esa pausa para barajar nuevas ofertas?
R. Ser¨¢ un descanso activo, porque voy a hacer muchas cosas que me apetecen, pero con desinter¨¦s en el sentido filos¨®fico, es decir, sin objetivos ni planificaci¨®n. Seguir¨¦ ejerciendo de asesor en varias fundaciones, pero realmente voy a dedicar ese tiempo a decidir d¨®nde estoy y qu¨¦ es lo que quiero hacer. En la ¨²ltima etapa de Oporto ya barajaba la idea de someterme a una especie de cura de desintoxicaci¨®n, me dije que estaba harto de empezar museos desde cero, que la pr¨®xima vez no quer¨ªa ser un especialista, sino un museo con una gran colecci¨®n y una gran historia que me permita adem¨¢s llevar a cabo proyectos que no son posibles cuando empiezas una colecci¨®n, porque entonces no tienes el capital necesario. Pero surgi¨® la propuesta de la Tate y decid¨ª que despu¨¦s de ese ciclo frenar¨ªa.
P. ?Sigue descartando un regreso a Espa?a?
R. All¨ª ya cumpl¨ª mi ciclo. Los pa¨ªses en los que he trabajado, Espa?a, Portugal y Reino Unido, est¨¢n descartados como destinos.
P. ?Cree cumplidos los retos que se traz¨® al desembarcar en la Tate Modern?
R. Creo que s¨ª, empezando por el objetivo inicial de buscar un nuevo modelo para exhibir la colecci¨®n (propia) y que exig¨ªa cambios cada a?o. Es cierto que s¨®lo se ha llevado a cabo parcialmente, en una de las cuatro alas, por la crisis y la falta de presupuesto, pero ah¨ª tenemos que ser realistas. Tambi¨¦n hemos operado un cambio en la estrategia internacional, ampliando el abanico de nuestras colaboraciones, por ejemplo y por primera vez con museos latinoamericanos. Con ello hemos roto esa inercia de los museos de primera l¨ªnea, que sol¨ªan tejer una red donde intercambiaban sus exposiciones y dejaban fuera del circuito a muchos centros con programas interesantes. Mi punto de partida siempre ha sido que no importa el tama?o, sino las ideas y el dinamismo.
P. ?Cu¨¢les son las claves para el ¨¦xito de un museo que supera anualmente los cinco millones de visitantes?
R. No adoptamos una actitud paternalista o condescendiente, y nunca haremos creer al p¨²blico que el arte contempor¨¢neo es algo que est¨¢ por encima suyo. Y sin duda la arquitectura de la Tate, esa rampa de la Sala de Turbinas que es una invitaci¨®n a entrar. Tambi¨¦n una programaci¨®n diferente, por ejemplo la colecci¨®n, de la que cada a?o cambiamos el 20%.
P. Pero esa afluencia masiva puede atribuirse al gancho del continente, la magn¨ªfica planta de la antigua central el¨¦ctrica remodelada por Herzog & Meuron.
R. El 70% de nuestros visitantes no acuden a ver la sede, sino la actividad. Ning¨²n museo se mantiene s¨®lo con las visitas al edificio, m¨¢s all¨¢ de sus primeros a?os eso resulta insostenible. El ¨¦xito, adem¨¢s, no debe medirse a partir del n¨²mero de visitantes.
P. Pero las cifras mandan m¨¢s que nunca en tiempos de crisis econ¨®mica...
R. La presi¨®n de las cifras es cada vez m¨¢s insoportable. Y ya que los museos cada vez dependen m¨¢s del patrocinio y del apoyo privado, se corre el riesgo de poner el programa al servicio del mantenimiento del museo, de invertir el orden de prioridades.
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