?xtasis del Valencia en Bremen
Un 'triplete' de Villa clasifica a su equipo ante el Werder en un partido maravillosamente loco
Si el f¨²tbol es b¨¢sicamente un tumulto de emociones, el Weserstadion vivi¨® ayer una explosi¨®n inolvidable. Goles, errores, horrores, defensas de papel, delanteras insaciables. Y, por encima de todo, Villa. Con permiso de Kempes, el mejor jugador de la historia del Valencia, Villa firm¨® probablemente su mejor partido, un triplete tan variado, emocionante y oportuno que llev¨® al equipo de Mestalla a los cuartos de final despu¨¦s de cuatro a?os de ostracismo europeo. Una obra de arte individual puesta al servicio del colectivo, pues El Guaje es generoso y solidario, sin escatimar un suspiro en bien del grupo. Hasta el minuto 96. Lo mismo que sus fieles y geniales acompa?antes, Mata y Silva, deslumbrantes. A la altura de C¨¦sar, que supo parar la avalancha del Werder, que dispuso de 19 ocasiones de gol, consecuencia de una zaga ca¨®tica.
WERDER BREMEN 4 - VALENCIA 4
Werder Bremen: Wiese; Fritz (Rosenberg, m. 79), Mertesacker, Naldo, Pasanen; Frings, Borowski (Almeida, m. 21); Marin, ?zil, Hunt; y Pizarro. No utilizados: Mielitz; Pr?dl, Abdennour, Husejinovic y Jensen.
Valencia: C¨¦sar; Miguel, Dealbert, Marchena (M¨ªchel, m. 63), Bruno (J. Alba, m. 46); Joaqu¨ªn, Maduro, Baraja, Mata; Silva y Villa. No utilizados: Moy¨¤; Zigic, Carles y Joel.
Goles: 0-1. M. 2. Villa, con la zurda a pase de Silva. 0-2. M. 14. Centro en profundidad de Silva y Mata encara a Wiese y le coloca el bal¨®n a la izquierda. 1-2. M. 24. Almeida emboca un env¨ªo de Pizarro. 1-3. M. 44. Villa para la pelota con la derecha y remata con la izquierda. 2-3. M. 56. Frings, de penalti. 3-3. M. 73. Marin, tras rebotar en Silva. 3-4. M. 65. Villa, a pase de Mata. 4-4. M. 83. Pizarro, de cabeza.
?rbitro: K. Blom (Holanda). Amonest¨® a Joaqu¨ªn, J. Alba, Mata, Rosenberg y Baraja,
30.000 espectadores en el Weserstadion.
Fue un ataque perpetuo que dej¨® a los t¨¦cnicos echando humo
La estampa, al concluir el encuentro, fue preciosa: 22 jugadores extenuados y los del Valencia, a instancias de Villa, yendo al fondo donde animaban, exultantes, sus 200 seguidores. Con una afici¨®n del Werder grandiosa, regalando una ovaci¨®n a los chicos de Unai Emery, aunque abucheando a C¨¦sar, claro, que hab¨ªa perdido todo el tiempo del mundo.
Puro v¨¦rtigo, el duelo fue tan fren¨¦tico que, a la media hora, parec¨ªa que se hubiesen disputado tres partidos en uno. Fue un ataque constante, salvaje, con cuatro y cinco jugadores a tumba abierta, sin preocuparse por el repliegue posterior, para desesperaci¨®n de los entrenadores, que echaban humo en la banda. En ese intercambio rabioso de golpes, el Valencia sali¨® ganando porque su tri¨¢ngulo m¨¢gico (Silva, Mata y Villa) brill¨® mucho m¨¢s que el del Werder (Marin, ?zil y Pizarro). Fue un recital iniciado casi siempre por Silva, con tiempo y espacio para pensar y dise?ar hasta tres pases de gol. El tercero, tras alcanzar la l¨ªnea de fondo, frenar en seco y recortar al defensa antes de servir al centro a Villa, que amag¨® con disparar con la derecha, pero se la reserv¨® para colocarla con la izquierda. Era el minuto 45 y cerraba una primera parte enloquecida, con defensas de mantequilla y un bistur¨ª en los pies de Mata y Villa. T¨¦cnica depurad¨ªsima de los dos asturianos del Valencia, que celebraron el gol del primero como si escanciaran sidra. El enorme Mertesacker, central internacional con Alemania, no sab¨ªa c¨®mo parar a esos peque?os diablillos.
Tampoco la defensa valencianista estuvo para nada. S¨®lo Bruno y Dealbert mantuvieron el tipo, acompa?ados, eso s¨ª, por la serenidad de C¨¦sar, que ara?aba segundos en cuanto pod¨ªa. A los 21 minutos, ni uno m¨¢s, Thomas Schaaft retir¨® a uno de sus mediocentros (Borowski) para meter a otro delantero (Almeida). El portugu¨¦s marc¨® al poco de entrar, aprovechando un servicio de Pizarro. Al final de la primera mitad, Joaqu¨ªn dobl¨® el cuerpo hacia delante en se?al de estar exhausto. A pesar de que su trabajo defensivo fue m¨ªnimo, permitiendo que ?zil campara a sus anchas por el carril del 10, aprovechando a su vez el mal cuerpo de Miguel y Marchena.
C¨¦sar comenz¨® volando la segunda parte, echando a c¨®rner un cabezazo de Naldo que los alemanes ve¨ªan dentro. Lesionado Bruno, Emery cambi¨® el sistema: retras¨® a Maduro al centro de la zaga y pas¨® a jugar con tres centrales mientras Jordi Alba ocupaba el lateral izquierdo. A continuaci¨®n reforz¨® el centro del campo con Fernandes por el desfondado Joaqu¨ªn, que se march¨® despacito, diciendo que no con la cabeza y exasperando al p¨²blico y al ¨¢rbitro, que le amonest¨® mientras se iba. Como si le pesara entonces el ambiente, el ¨¢rbitro se sac¨® un penalti de la manga: un toquecito de Alba a Marin. Marc¨® Frings, como en la ida, tambi¨¦n tras otro m¨¢ximo castigo discutido. El extremo serbobosnio hurg¨® en la flaqueza defensiva de Alba, poco avezado en estas tareas. Y marc¨® el empate ante el estallido del Weserstadion, ahora convencido de la victoria. Replic¨® Villa, esta vez a pase de Mata, con un disparo rabioso y seco, tras un botecito, que parec¨ªa cerrar el encuentro. S¨®lo lo parec¨ªa. Volvi¨® a marcar Pizarro, un gigante imparable para un Maduro desbordado, y el Weserstadion volvi¨® a enardecerse. Fueron 13 minutos eternos. El Werder dispuso de tres ocasiones claras, rechazadas por unas piernas u otras. Y un C¨¦sar heroico. Con Villa, Silva y Mata ara?ando el quinto gol del partido m¨¢s loco. El del f¨²tbol de la calle. El del ataque perpetuo. El de ese delantero irrepetible llamado Villa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.