Un aire de familia
Cruza la calle de Montalembert y entra en el hotel con paso decidido. Nada la distingue de cualquier otra estilosa chica parisiense. Viste informal y el maquillaje es imperceptible. Pero estos d¨ªas le va a costar m¨¢s pasar desapercibida porque su imagen para la campa?a del nuevo perfume de Balenciaga -ella es la musa de Nicolas Ghesqui¨¨re, director art¨ªstico de la casa- llega hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de Francia.
A sus 38 a?os -naci¨® el 21 de julio de 1971 en Londres-, Charlotte Gainsbourg tiene un aire juvenil y un encanto indefinible. T¨ªmida, aparenta una fragilidad rom¨¢ntica aunque su mirada sea firme y la sonrisa traviesa. Se disculpa por mascar chicle. "Estoy intentando dejar de fumar. Saben a pimienta y te calma", explica mientras lo guarda cuidadosamente en una cajita.
"Mi primer disco lo hab¨ªa hecho con mi padre, gracias a mi padre, a causa de mi padre, para mi padre"
"Tengo la impresi¨®n de no haber demostrado nada en la m¨²sica. Me falta el valor de atreverme a decir que me siento cantante"
"Prefiero cantar en ingl¨¦s porque me aleja de las referencias paternas, de los textos que escribi¨® y contin¨²an tan presentes"
"Mi accidente me ha vuelto muy miedosa en relaci¨®n con mi propia muerte. No me gust¨® ver que no era nada valiente"
Su nuevo disco se titula IRM, siglas de una imagen por resonancia magn¨¦tica. En 2007, Charlotte Gainsbourg sufri¨® un accidente de esqu¨ª n¨¢utico. Semanas despu¨¦s empez¨® a sentir fuertes dolores de cabeza que dispararon la alarma: una hemorragia cerebral que nadie hab¨ªa detectado, y que la llev¨® al quir¨®fano, estuvo a punto de costarle la vida. "Yo no sab¨ªa lo que era un IRM", dice con esa voz dulce que Madonna utiliz¨® en What it feels like for a girl, "pero desde el accidente se convirti¨® en algo muy familiar. Para una de las canciones quise partir de una secuencia de sonidos de IRM. Me gustan mucho esos sonidos duros mezclados con otros m¨¢s org¨¢nicos. Titular el disco IRM se nos ocurri¨® al ver que ten¨ªamos unas cuantas canciones que giraban en torno a la memoria, la muerte... Me pareci¨® algo muy cl¨ªnico y, al mismo tiempo, muy po¨¦tico, eso de imagen por resonancia magn¨¦tica".
Los ruidos que se oyen encerrado dentro de la m¨¢quina "son muy angustiosos. Y esos ex¨¢menes han marcado el ritmo de mi vida durante bastante tiempo. Cada vez que quer¨ªa tranquilizarme porque sent¨ªa p¨¢nico, y no sab¨ªa si ten¨ªa o no un problema, iba a hacerme la prueba. Hab¨ªa siempre un antes y un despu¨¦s del IRM".
Sin saber nada, Beck, productor del disco, escribi¨® en un papel la letra de Master's hands ("Drill my brain / All full of holes / And patch it before it leaks"). "Para m¨ª es l¨®gico mirar a alguien como mentor, mirar hacia arriba, a quien admiras", asegura ella. "Nunca me he sentido igual en cuesti¨®n de talento, siempre por debajo, pero as¨ª es como me gusta trabajar. Creo que me acostumbr¨¦ a ese tipo de relaci¨®n con los directores de cine porque sientes que est¨¢s a su servicio". Beck Hansen, que en 2002 sample¨® la canci¨®n Melody en Paper tiger, reconoce la influencia de Serge Gainsbourg en su m¨²sica. "Casi no hablamos de ello. Sent¨ª que hab¨ªa un gran respeto por el trabajo de mi padre, pero prefer¨ª no saberlo porque me dejaba mayor libertad para ir en otra direcci¨®n".
"Beck ten¨ªa una especie de banco de datos con ritmos y sonidos que hab¨ªa grabado antes de que yo llegara a Los ?ngeles. Una biblioteca sensacional. Y cada vez part¨ªamos de un ritmo. Eleg¨ªamos una percusi¨®n, se sumaba otro instrumento, y al final una melod¨ªa", explica. Beck firma solo todas las composiciones, salvo una en la que comparte autor¨ªa con Charlotte Gainsbourg, una canci¨®n canadiense de los a?os setenta que el californiano le hizo descubrir a la francesa, y La collectionneuse con fragmentos de poemas de Apollinaire. "?l escrib¨ªa en su rinc¨®n sin parar y yo le miraba de reojo (se r¨ªe) porque me costaba escribir algo. Exagero un poco, pero para la suma de trabajo que ¨¦l aportaba yo llegaba con tres palabras. Grababa la voz y pas¨¢bamos a otra cosa aunque la canci¨®n no estuviera terminada. Despu¨¦s se grababan las cuerdas. Y ah¨ª cada canci¨®n tomaba una dimensi¨®n diferente porque Beck trataba los violines de una forma bastante original. Eran m¨²sicos cl¨¢sicos y ¨¦l los brutalizaba un poco con el fin de obtener sonidos no demasiado melodiosos. Despu¨¦s yo regresaba a Par¨ªs y ¨¦l segu¨ªa trabajando en cada una de las canciones. Lo que estaba bien es que ten¨ªamos las sesiones de trabajo -desde cinco d¨ªas hasta tres semanas- y cuando yo regresaba a Par¨ªs volv¨ªa sin nada. No sab¨ªa lo que hab¨ªa hecho. Y era una sorpresa cuando me enviaba distintas mezclas. Yo ya hab¨ªa tomado cierta distancia y al regresar a Los ?ngeles part¨ªamos hacia otra aventura porque mi estado de ¨¢nimo era diferente".
Con 15 a?os se llev¨® el C¨¦sar a la mejor actriz revelaci¨®n por L'effront¨¦e, primero de sus m¨¢s de treinta papeles en pel¨ªculas como La b?che -C¨¦sar a la mejor actriz secundaria-; La ciencia del sue?o, de Michel Gondry; 21 gramos, de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu; I'm not there, de Todd Haynes, o Pers¨¦cution, de Patrice Ch¨¦reau. Tambi¨¦n con 15 grab¨® su primer disco, Charlotte forever; sin embargo, el segundo, 5:55, tard¨® veinte a?os en llegar. ?No quer¨ªa cantar? "Ni por asomo", responde categ¨®rica. "Ten¨ªa una relaci¨®n de amor-odio. Me atra¨ªa mucho y a la vez lo rechazaba. Recuerdo que cuando Portishead sac¨® su primer disco pens¨¦: 'Si pudiera trabajar con ellos'. S¨®lo tras conocer al d¨²o Air, y pensar en un proyecto com¨²n, se torn¨® posible".
"Mi primer disco lo hab¨ªa hecho con mi padre, gracias a mi padre, a causa de mi padre, para mi padre. Y, sin ¨¦l, no ve¨ªa por qu¨¦ y me parec¨ªa imposible. Tampoco consideraba la m¨²sica mi profesi¨®n. Quiz¨¢ si el primer disco se hubiera vendido bien habr¨ªa grabado otro, pero la cosa qued¨® as¨ª" (se r¨ªe). "Tengo la impresi¨®n de no haber demostrado nada en la m¨²sica. Me siento muy orgullosa de los discos que he hecho, pero he sido apoyada por Air, por Beck, y no me veo a¨²n en una posici¨®n leg¨ªtima. Me falta el valor de atreverme a decir que me siento cantante. Es m¨¢s f¨¢cil decir: 'No s¨¦ hacerlo, lo hago de todos modos, pero no s¨¦ hacerlo", dice riendo como una adolescente pillada en un peque?o renuncio.
Suele utilizar m¨²sica para preparar sus papeles en el cine. "Me ayuda mucho a inspirarme. Para Anticristo fue f¨¢cil. Escuch¨¦ mucha m¨²sica cl¨¢sica, pr¨¢cticamente s¨®lo m¨²sica cl¨¢sica, y todo aquello que estuviese muy cargado. Mahler, sinfon¨ªas de Beethoven, Carl Orff...". La pol¨¦mica pel¨ªcula de Lars von Trier, por la que gan¨® el premio de interpretaci¨®n en el Festival de Cannes 2009, fue su primer rodaje tras la dolencia. No parec¨ªa lo m¨¢s indicado protagonizar una historia de locura progresiva, p¨¦rdida de un hijo, violencia sexual hasta la mutilaci¨®n genital... Se r¨ªe al o¨ªr la observaci¨®n. "Al contrario. Hab¨ªa pasado un a?o preocup¨¢ndome de mi salud, era verano, y no sab¨ªa lo que iba a hacer. Estaba un poco taciturna cuando mi representante me dijo que hab¨ªa una actriz que ya no iba a hacer la pel¨ªcula, que me leyese el gui¨®n y que si me apetec¨ªa viajase a Dinamarca para hablar con el director. Quer¨ªa olvidarme de m¨ª, hundirme en algo m¨¢s fuerte que mis preocupaciones. Y esa pel¨ªcula era tan violenta que me arrastr¨® a otro mundo".
Por ella se quedar¨ªa en casa sin hacer gran cosa. Necesita que otros la motiven. "Me apetece ir hacia personas que tienen talento. Y poder colaborar con ellas. Soy bastante perezosa. Cuando tengo una obligaci¨®n, me encanta trabajar, pero si depende de mi voluntad no hago nada. Dir¨ªa incluso m¨¢s, busco acabar con todo lo que tengo en la cabeza", cuenta riendo, "me busco ocupaciones para no pensar".
"Tengo muchas ganas de tirarme al agua, pero he perdido algo de inocencia. Como actriz viv¨ª una primera etapa en la que era completamente ingenua. Me daba un poco igual ser actriz, lo que me gustaba era estar en un equipo. En determinado momento actuar se convirti¨® en algo muy serio y empec¨¦ a tener cada vez m¨¢s miedo de hacerlo mal. Y si no te arriesgas a ser mala, es f¨¢cil, te quedas a medio camino", dice con una carcajada. "Mi accidente me ha vuelto muy miedosa en relaci¨®n con mi propia muerte. Me preocupaba mucho la de los dem¨¢s, pero la m¨ªa
... Al estar tan cerca de ella me di cuenta de hasta qu¨¦ punto me aterraba. Y no me gust¨® ver que no era nada valiente. Yo pensaba que a medida que uno va envejeciendo aparec¨ªa una especie de serenidad, pero he visto a gente mayor tener mucho miedo a la muerte. Y no hay nada m¨¢s terror¨ªfico para m¨ª que imaginar que cuanto m¨¢s se acerque m¨¢s miedo tendr¨¦. Es un feo descubrimiento que he hecho no hace mucho", asegura con una sonrisa.
Su estreno en el mundo de la canci¨®n, con 13 a?os, fue un ¨¦xito y un esc¨¢ndalo: Lemon incest, grabada a d¨²o con su padre. Ella estaba interna y se libr¨® del l¨ªo. Hoy, con la correcci¨®n pol¨ªtica, y el control social, cabe preguntarse si Serge Gainsbourg no hubiera acabado ante un tribunal. "Es verdad. Pienso que ahora resultar¨ªa muy chocante. Creo que hoy tenemos m¨¢s miedo a las consecuencias de nuestros actos. Parece tonto decirlo, pero tenemos miedo hasta de fumar. Como si cada uno de nuestros actos fuera a ser juzgado. Y nos da miedo que nos juzguen. Mi padre lo hizo de una forma provocadora, pero con mucho pudor. Es un texto hermoso. Muy expl¨ªcito. Dice 'el amor que nunca haremos juntos'. Es un amor puro de padre-hija, hija-padre. Lo interesante de los textos es que nos perturben".
PREGUNTA. ?Se imagina lo que hubiera pensado su padre al escuchar el disco o vi¨¦ndola en
Anticristo?
RESPUESTA. (Largo silencio antes de contestar). No, no lo s¨¦. Era m¨¢s pudoroso de lo que la gente piensa. Ten¨ªa un lado sexual muy marcado, y hablaba mucho de ello, pero lo de caer en cierta vulgaridad creo que no le gustaba nada. As¨ª que todo el lado pornogr¨¢fico de la pel¨ªcula... A saber si no la hubiera detestado (se r¨ªe).
P. ?No est¨¢ cansada de que le pregunten por su ¨¦l?
R. No, aunque en el extranjero me siento m¨¢s abierta. En Francia siempre ha sido m¨¢s pesado para m¨ª. Si estoy en otro pa¨ªs y me hablan de ¨¦l, me alegra la idea de que lo conozcan porque ¨¦l ten¨ªa la impresi¨®n de que s¨®lo se le conoc¨ªa en Francia. Es como si yo viviera su excitaci¨®n por ser reconocido en otros lugares. Y eso me gusta mucho.
Durante a?os so?¨® convertir la casa de su padre en la Rue de Verneuil, que ha conservado intacta, en un museo. Del proyecto se encarg¨® el arquitecto Jean Nouvel. "Pensaba que es lo que mi padre quer¨ªa. Mi madre y otras personas me dijeron que ¨¦l hab¨ªa dicho que su casa era un museo y que hab¨ªa pensado incluso donarla al Estado. Reflexion¨¦ y me di cuenta de que eso no era vivible para m¨ª. Y cuando estaba a punto de concretarse di marcha atr¨¢s. Necesit¨¦ todo ese tiempo para comprenderlo". Al final gan¨® la necesidad de guardar para ella esa parte ¨ªntima, secreta, de Serge Gainsbourg. "S¨ª, pero es muy extra?o porque es igual que guardar un mausoleo. Es una peque?a casa, a dos pasos de la m¨ªa, a la cual voy rara vez. Y cuando voy me invaden los recuerdos, su presencia. Es toda una decisi¨®n ir y despu¨¦s salir y cerrar la puerta. No es algo que haga f¨¢cilmente. A veces me pregunto por qu¨¦ la guardo. Pero estoy pillada. No puedo venderla y no puedo vivir en ella. La guardo y hago como si no estuviera ah¨ª". Suele ir sola. "Lo que me molest¨® de la idea del museo es que fui all¨ª mucho con gente y ten¨ªa la impresi¨®n de ser un agente inmobiliario", dice riendo. "Era horroroso. Me sent¨ªa fatal haciendo eso. Luego so?aba con que ¨¦l estaba en su casa. Hab¨ªa algo de entrar en la casa de alguien. Y todav¨ªa tengo esa sensaci¨®n: la de que estoy entrando en su casa".
En los ¨²ltimos meses las librer¨ªas de Francia se han llenado de t¨ªtulos que tratan sobre la vida y obra del autor de Je t'aime moi non plus
... Y la pel¨ªcula francesa anunciada como el evento de este primer trimestre del a?o es Gainsbourg, vie h¨¦roique, que ha dirigido el conocido dibujante Joann Sfar.
P. ?La ha visto?
R. No, no quiero verla.
P. El director le lleg¨® a ofrecer un papel
...
R. Me dijo que quer¨ªa que yo hiciera de mi padre. Me qued¨¦ tan impresionada que no le dije que no. Durante varias semanas me dej¨¦ tentar por esa idea. Hasta que comprend¨ª que era imposible. Despu¨¦s mantuve una relaci¨®n muy complicada con el proyecto porque no quer¨ªa leer el gui¨®n. Y cuando lo le¨ª no me gust¨®. Pens¨¦ que no me gustaba porque yo conoc¨ªa demasiado a mi padre y el resultado nunca podr¨ªa acercarse a lo que fue. Me daba tanto miedo ese proyecto que, al final, me lav¨¦ las manos. Vale, ¨¦l hace su pel¨ªcula, pero yo no quiero saber nada.
A Charlotte Gainsbourg todos los franceses la han visto crecer. Junto a su padre y a su madre, la actriz Jane Birkin. "Como mujer me ha intimidado mucho. Sin querer. Yo era demasiado consciente de su belleza y, como en mi familia la belleza f¨ªsica tiene mucha importancia, se habla continuamente de ello, sent¨ªa al crecer que ten¨ªa rasgos poco agraciados y eso me acomplej¨® much¨ªsimo. Hasta hoy. Todav¨ªa me cuesta decirme: 'Qu¨¦ m¨¢s da, es mi cara y ya'. Cuando me dicen que me parezco a ella me siento tan halagada (se r¨ªe), pero al mismo tiempo me digo: 'Mierda, a ver si dejan ya de compararnos'. Admiro su trabajo, su voluntad, y lo que hace con organizaciones humanitarias de forma espont¨¢nea. Yo no hago nada y me siento muy ego¨ªsta".
El cine, para ella, es su madre. "La ve¨ªa ensayar, aprenderse los textos, a veces la ayudaba. Y ella me llevaba a rodajes en los que pod¨ªa esconderme y mirarla actuar. Hab¨ªa un lado muy m¨¢gico. La deb¨ª de idolatrar un poco. No demasiado porque si no no hubiera seguido esta profesi¨®n, pero lo suficiente para darme ganas de hacerlo. Era algo divertido y positivo, una fuente de placer. Por eso siento una enorme gratitud. Nunca tuve la menor dificultad con este trabajo de actriz". Charlotte Gainsbourg -sus primeras pel¨ªculas las rodaba durante las vacaciones escolares- asegura no haber ido a ninguna escuela de actores.
No s¨®lo echa mucho de menos a su padre. Tambi¨¦n a sus abuelas. La paterna, Olia Bessman, jud¨ªa de origen ruso -"me marc¨® mucho. La perd¨ª cuando yo ten¨ªa 13 a?os. Viv¨ªa en Par¨ªs e ¨ªbamos a verla todos los domingos. Ten¨ªa acento ruso y nos preparaba comida rusa. Hab¨ªa unas tradiciones familiares tan fuertes. La adoraba. Y ten¨ªa la impresi¨®n de parecerme mucho a ella f¨ªsicamente. Yo quer¨ªa ser jud¨ªa, sent¨ªa que pertenec¨ªa a ese mundo"-; la materna, la brit¨¢nica Judy Gamble, actriz del West End londinense y musa de Noel Coward, falleci¨® hace seis a?os -"la descubr¨ª mucho m¨¢s tarde porque de peque?a yo era muy obstinada y no quer¨ªa hablar ingl¨¦s, hac¨ªa como si no entendiera el idioma. Sin ella, todo un lado de la cultura inglesa se ha ido para m¨ª. Y he tardado en ser consciente de ello"-.
Charlotte Gainsbourg prefiere cantar en ingl¨¦s. "Me aleja de las referencias paternas, de todos los textos que escribi¨® y que contin¨²an tan presentes. Tengo la impresi¨®n de que cada palabra hace referencia a alg¨²n texto suyo. Y eso me bloquea. Con el ingl¨¦s me siento m¨¢s libre. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que me dirig¨ª a gente de la que me gustan sus canciones, su manera de escribir, como Beck o Jarvis Cocker".
Sus dos hijos, Ben, de 12 a?os, y Alice, de 7, est¨¢n presentes en el disco. El ni?o se puso a la bater¨ªa sin saber que le grababan; ella se divert¨ªa con el interfono del estudio haciendo voces de monstruos. "Se grababa en casa de Beck, estaban sus hijos por todas partes, los m¨ªos, y los grab¨¢bamos en cuanto pod¨ªamos. Cuando nacieron yo no quer¨ªa decir sus nombres. Al nacer mi hija dijeron que se llamaba Alice Jane y nunca se llam¨® as¨ª, pero como yo no quer¨ªa decir su nombre no pod¨ªa rectificar", cuenta riendo. "Yvan
[el actor y cineasta Yvan Attal, su compa?ero desde hace veinte a?os, y padre de sus hijos] escribi¨® una pel¨ªcula en la que ten¨ªamos un hijo y estuvo probando a muchos ni?os hasta decidir que fuese Ben. Me hice muchas preguntas porque ten¨ªa miedo de exponerles, de no saber las consecuencias. Tengo la impresi¨®n de que es otra ¨¦poca. Yo logr¨¦ protegerme -ped¨ªa que la cambiaran de colegio cada a?o- con ayuda de mi madre. Hoy con Internet y todo lo que la gente cuenta me parece que es mucho m¨¢s duro. Me dije que hab¨ªa que guardarlo en secreto, pero al mismo tiempo que no nos estropeara el placer de vivir cosas juntos".
Por primera vez se ha subido a un escenario para unos conciertos. En enero se present¨® en Nueva York y ahora est¨¢ ilusionada preparando la gira que comienza en abril. "Todav¨ªa me da un poco de miedo. Me pareci¨® mucho m¨¢s f¨¢cil que cantar en Par¨ªs porque no sent¨ªa que me iban a juzgar. Me siento bien en Francia, pero hay un esnobismo, que yo tambi¨¦n debo de tener, de juzgar todo lo que vemos. En Nueva York la gente es m¨¢s abierta o yo no la ve¨ªa juzgarme o quiz¨¢ es que me daba igual. Pese a ser una ciudad en la que hay de todo, son mucho m¨¢s indulgentes".
"Cambio de parecer cada d¨ªa. Me averg¨¹enza decirlo, pero me pueden dar la vuelta como una crepe. Soy f¨¢cilmente manipulable. Y de hecho me encanta que me manipulen", a?ade con una carcajada. "Me gusta no tener certezas. Pensar algo y lo contrario. A veces desestabiliza un poco porque no te sientes bien anclado. Por eso tengo siempre la impresi¨®n de flotar, de no tener del todo los pies en la tierra". -
IRM, de Charlotte Gainsbourg, est¨¢ editado por Because Music/Warner. www.charlottegainsbourg.com.
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