La excepci¨®n de la falla experimental
A¨²n son pocas las comisiones que se atreven con la innovaci¨®n art¨ªstica
La experimentaci¨®n en las fallas es una excepci¨®n, sobre todo en la secci¨®n especial. Pero es casi una militancia en aquellas pocas, de secciones muy inferiores, que han hecho de la investigaci¨®n y la alternativa un sello de identidad. La monumentalidad, la dictadura de los premios, la ortodoxia de muchos talleres, e incluso de algunos autores de renombre, frena los atrevimientos. Optar por un ingenio diferente supone romper con la est¨¦tica dominante, apartarse de los c¨¢nones acad¨¦micos, que no por no escritos son menos invocados como dogmas.
Pero hay una parte de la comunidad fallera que apuesta por la diferencia. S¨ª hay quien estudia e incluso provoca otra forma de hacer arte en las fallas, como el soci¨®logo Gil-Manuel Hern¨¢ndez. A ¨¦l se debe una mirada distinta del trabajo de los artistas falleros, un an¨¢lisis m¨¢s pr¨®ximo a la cr¨ªtica del arte mayor que entiende deber¨ªa definir el trabajo de los artesanos. A¨²n as¨ª, reconoce que la experimentaci¨®n no se alienta. S¨®lo un premio la valora, pero no progresa porque "el Ayuntamiento no se lo cree", no lo potencia. Al final son pocos los ejemplos de algo diferente, como son los casos de las fallas de Arrancapins y Mossen Sorell-Corona, y de Lepanto-Guillem de Castro o de Palleter en algunos momentos.
"Hay que subvertir los c¨®digos falleros y llenarlos de nuevos contenidos"
?Y qu¨¦ cabe esperar del gremio fallero? "Le falta profesionalizarse y venderse mejor. Es un gremio al que le cuesta emprender nuevos proyectos. Y tiene otro problema: el artista fallero no se cree artista", dice Hern¨¢ndez. La transformaci¨®n ata?e a las comisiones y a los artistas, y tambi¨¦n al mundo de las bellas artes, que tiende a ver lo fallero "como una artesan¨ªa menor", cuando la colaboraci¨®n puede ser muy fruct¨ªfera. "Hay que subvertir los c¨®digos falleros y llenarlos de nuevos contenidos, pero no desde fuera, sino desde la cultura fallera, que es tan cultura como otra", concluye Hern¨¢ndez.
La inercia y falta de empuje de la experimentaci¨®n en las fallas alcanza incluso a las que intentan nuevas creaciones apostando por la cr¨ªtica social y pol¨ªtica, por mensajes claros, contundentes, como ocurre en la calle Alta o la plaza del ?ngel. El precio es quedar fuera de los premios, lo que desincentiva la renovaci¨®n. Hay, a¨²n as¨ª, quien defiende esa singularidad como su definici¨®n. La falla Mossen Sorell-Corona es una de ellas. Este a?o ha cumplido 150 a?os. Y el repaso de ese siglo y medio es un retrato de la pervivencia en la innovaci¨®n. La celebraci¨®n ha pasado por plantar dos fallas. El d¨ªa 12 levant¨® un collage de qui¨¦nes han sido: Anatomia d'una falla, dise?ado por Jos¨¦ Peris. 150 piezas, una por cada a?o de existencia y 1.000 fotos de su memoria. El d¨ªa 15, el de la plant¨¤, se convirtieron en cenizas. Y ese mismo d¨ªa, se levant¨® un monumento inspirado en el Ave F¨¦nix, creado por Anna Ruiz y bautizado como Endavant. A esta comisi¨®n, los excesos le han valido reconocimientos. La falla del escultor Miquel Navarro, la teta evocadora del cineasta Berlanga o su particular fallerita han sido premiados por su innovaci¨®n.
El caso de Arrancapins es un punto y aparte. La falla prescinde de concursar, no le interesa competir, y despliega su ingenio y cr¨ªtica pol¨ªtica y social a placer en un monumento para el que tampoco contrata artista. Lo construyen los propios falleros con los materiales de toda la vida; la grande y la infantil, que este a?o reivindica "la mar neta" con un monumento colorista y "100% fet a m¨¤". La falla grande, Llenya al foc!!, juega a los dobles sentidos del universo del fuego y del petardo, y aunque centrada en lo l¨²dico de la fiesta y coronada por divertidos dimonis, no abandona la tradicional cr¨ªtica irreverente al poder, que se asoma con el caso G¨¹rtel y la censura de fotos en el Muvim.
Sus primeros 100 a?os los celebr¨® en 2008, pero la etapa que la ha convertido en una falla alternativa no s¨®lo en el monumento, sino tambi¨¦n en el funcionamiento como casal, arranc¨® con la transici¨®n. El resultado es una falla sin fallera mayor ni presidente de comisi¨®n (las decisiones se toman en asamblea), una falla ajena a la ofrenda a la virgen, que defiende la indumentaria tradicional y los llibrets en valenciano. Esta singularidad le ha valido apodos, a veces con idea de insultar, como el de falla roja, catalanista, rara... "Nunca hemos tenido la intenci¨®n de ser bandera ni vanguardia de nada, pero entendemos la fiesta de manera diferente. Intentamos desnudarla, quitarle lo que le sobra, porque es la fiesta del exceso", afirma Pep Romero, de Arrancapins "de toda la vida". Una manera de preservar el origen de la fiesta, popular, de barrio y muy cr¨ªtica a la que no le importa nadar contracorriente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.