"He tenido que enterrar a cien de los m¨ªos"
"Se dijo que Jos¨¦ Reyes Ferriz, el alcalde de Ciudad Ju¨¢rez, viv¨ªa en El Paso, al otro lado de la frontera, a resguardo de los tiros y las decapitaciones. "Se dijo, pero no es verdad, nunca me fui". S¨ª es verdad que, hace unos meses, los narcotraficantes enviaron un mensaje a su jefe de polic¨ªa, el general retirado Roberto Ordu?a Cruz: "Si no dimite, mataremos a un agente cada 48 horas". Poco despu¨¦s, y para demostrar que las amenazas iban en serio, aparecieron asesinados un polic¨ªa municipal y el celador de una prisi¨®n. El general dimiti¨® y el alcalde recibi¨® la invitaci¨®n de su hom¨®logo de El Paso para que pusiera pies en polvorosa. "Pero me qued¨¦. Ya llevo enterrados a m¨¢s de 100 funcionarios municipales. Yo no digo que algunos no estuvieran coludidos con el narco, pero otros muchos era excelentes personas, funcionarios dignos, y por eso los mataron".
Poco despu¨¦s de llegar al cargo, Reyes Ferriz emprendi¨® una limpia en la Polic¨ªa Municipal de Ciudad Ju¨¢rez que desemboc¨® en el despido de m¨¢s de 800 agentes. El miedo al poder del narcotr¨¢fico es tal que tuvo que recurrir a un despacho de abogados del Distrito Federal -cuyo nombre a¨²n se mantiene en secreto- para instruir los expedientes de expulsi¨®n. Reducida la plantilla a la mitad, Ferriz pidi¨® ayuda al Ej¨¦rcito y a la Polic¨ªa Federal.
"Antes" explica, "hab¨ªa en la ciudad 1.600 polic¨ªas, muchos de ellos a sueldo del narco, y ahora hay 11.000, todos con la prueba de confianza superada. Ciudad Ju¨¢rez se ha convertido en una plaza muy dif¨ªcil para los carteles de la droga. Ya su inter¨¦s no es pasar los cargamentos hacia Estados Unidos, sino vender aqu¨ª su droga. Para eso utilizan a las bandas de muchachos. Muchos son de aqu¨ª. Pero otros vienen deportados de Estados Unidos. Hasta ahora, los norteamericanos deportaban a 100.000 personas al a?o por Ju¨¢rez. Un 7% era gente que hab¨ªa estado en las c¨¢rceles del otro lado y que hab¨ªa tomado contacto con Los Aztecas o cualquier otro grupo. Delincuentes peligrosos que, nada m¨¢s llegar, se convert¨ªan en sicarios. Al menos ya he conseguido que EE UU dej¨¦ de enviar criminales a Ciudad Ju¨¢rez".
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