Cosech¨®n de listillos
"Esto lo arreglamos entre todos", repiten la televisi¨®n y los medios. El eslogan se ha interpretado de diversas formas, la m¨¢s execrable de las cuales es la de los listillos, esos seres omnipresentes y pl¨²mbeos que esgrimen teor¨ªas fluidas e ignorantes para arreglar la situaci¨®n. Tal algarab¨ªa de necedades y dogmatismo est¨¢ alejando a muchos ciudadanos estoicos de los bares. Han tenido que prescindir de las agradables ca?itas del mediod¨ªa y el atardecer. Se aburren y se crispan, porque, por regla general, con los listillos no se puede discutir, ni siquiera intercambiar opiniones. Ellos lo saben todo. Con la primavera reverdecen y se ponen rococ¨®s, como ciertas tertulias radiof¨®nicas y televisivas. Menuda temporadita nos espera.
Hay otra especie de la familia de los listillos que es m¨¢s brutal, pero m¨¢s lac¨®nica. Se trata de los listones que, al fin y al cabo, no son m¨¢s que tarugos. Sueltan una insensatez y luego callan, como Homer Simpson. Entre la familia tambi¨¦n est¨¢ el list¨ªn de tel¨¦fonos, ¨²ltimamente muy utilizado en busca de empleo. Y, en fin, la lista del paro, la m¨¢s abnegada del clan. Existen tambi¨¦n los listillos optimistas que no han le¨ªdo el C¨¢ndido de Voltaire: "Optimismo es decir que las cosas van bien cuando van mal".
A todo ello contribuye el marasmo de la izquierda y la palabrer¨ªa falaz de la derecha: no han dado ni una sola receta coherente para solucionar la crisis, y si la tienen se la guardan para cuando gobiernen. Les va a salir el tiro por la culata. Nuestra presidenta ha propuesto nada menos que una rebeli¨®n popular contra la subida del IVA. Aguirre, la c¨®lera de Dios, est¨¢ sugiriendo un mot¨ªn de Esquilache. Listilla.
En fin, esta primavera llega cargada de tristura y con el fantasm¨®n de la jodida crisis que no cesa. ?Abajo los listillos!
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