'Fracasoman¨ªa'
Est¨¢ reapareciendo un viejo complejo de fracaso que hab¨ªamos superado despu¨¦s de la exitosa transici¨®n pol¨ªtica y de la modernizaci¨®n econ¨®mica del ¨²ltimo cuarto de siglo. Tan intenso se est¨¢ haciendo ese complejo de fracaso que me atrever¨ªa a hablar de una verdadera fracasoman¨ªa.
Mala cosa, porque es ahora cuando m¨¢s necesaria es la autoestima y la confianza en las propias capacidades para poder salir r¨¢pido de la crisis y continuar el progreso de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Podemos acabar con la econom¨ªa y el pa¨ªs como unos zorros.
?Tiene fundamento real? A mi juicio, constituye una consecuencia no prevista de la exageraci¨®n con la que se abordan algunos de los problemas e insuficiencias de nuestro sistema econ¨®mico, social y pol¨ªtico. M¨ªrese por donde se mire, la modernizaci¨®n de Espa?a en las ¨²ltimas d¨¦cadas es manifiesta. Aquellos que pasen de la cuarentena pueden comparar la Espa?a de hace tres d¨¦cadas y la actual. Si no se hubiese producido esa modernizaci¨®n ser¨ªa imposible explicar los niveles de bienestar y calidad de vida que se han logrado. Alguna cosa hemos tenido que hacer bien.
El enfrentamiento de PP y PSOE es patol¨®gico. Hay que generar esperanza desde la sociedad civil y las empresas
?De d¨®nde surge, entonces, esta fracasoman¨ªa? Hay dos fuentes. Una es el discurso sobre las reformas econ¨®micas surgido a ra¨ªz de la crisis. En este sentido, la fracasoman¨ªa es un da?o colateral de la crisis. Otra, es el tipo de confrontaci¨®n entre los dos principales partidos pol¨ªticos, PSOE y PP.
La crisis econ¨®mica ha generado un exagerado criticismo sobre nuestro sistema econ¨®mico. A fuerza de repetir de forma indiscriminada, exagerada y como una letan¨ªa que nuestro aparato productivo es obsoleto, que somos poco productivos, que nuestras empresas son escasamente innovadoras y competitivas, o que nuestras instituciones econ¨®micas y sociales no funcionan, estamos alimentando la fracasoman¨ªa.
Al calor de ese criticismo ha surgido una epidemia de reformadores. El peligro de hacer caso a un experto es que a la primera de cambio te recomienda una reforma. Y como hay expertos para todo, si se sigue al pie de la letra sus recomendaciones, la carga de reformas que la sociedad tendr¨ªa que echarse a la espalda ser¨ªa herc¨²lea, imposible. Desanima s¨®lo pensarlo.
Parece como si todo estuviese en bancarrota, que lo que se ha hecho hasta ahora no valiese de nada y que hubiese que comenzar desde cero en todos los ¨¢mbitos. Da lo mismo que se trate de las pensiones, la sanidad, el sistema productivo, la educaci¨®n, la banca, el mercado laboral o el sistema auton¨®mico. Para el experto de turno todo son reformas pendientes.
Probablemente esta plaga de reformadores tiene que ver con la teor¨ªa de las dos crisis de la econom¨ªa espa?ola. La crisis financiera y econ¨®mica internacional s¨®lo habr¨ªa sido el detonante que hizo explotar todos los males de fondo que ten¨ªa la propia econom¨ªa espa?ola. Y son esos males estructurales a los que ahora habr¨ªa que poner remedio mediante cirug¨ªa reformadora amplia de la anatom¨ªa econ¨®mica. Una exageraci¨®n.
Con la econom¨ªa espa?ola sucede hoy como con el perro flaco, todo son pulgas. M¨¢s que muchas reformas lo que necesita con prioridad es alimentarse. Y ah¨ª la econom¨ªa internacional juega un papel importante. Adem¨¢s, necesitamos un especialista en medicina general que identifique cu¨¢l es la restricci¨®n m¨¢s restrictiva y que adem¨¢s sea un buen psic¨®logo.
La otra causa de la fracasoman¨ªa es la pol¨ªtica espa?ola. El enfrentamiento radical al que han llegado en las ¨²ltimas legislaturas el partido socialista y el partido popular ha alcanzado niveles de peligrosidad para la sociedad. Comenz¨® con Aznar, se agudiz¨® con Rodr¨ªguez Zapatero y est¨¢ llegando al paroxismo enfermizo con el partido de Rajoy.
El rasgo caracter¨ªstico de esta forma de hacer pol¨ªtica es que cada uno de ellos califica de fracaso total todo lo que hace o propone el otro. Y anuncia que cuando llegue al Gobierno lo primero que har¨¢ ser¨¢ anular todo lo que hizo el anterior.
El caso m¨¢s extremo, aunque no el ¨²nico, posiblemente es el de la ense?anza. Espa?a es el pa¨ªs de la OCDE que mayor n¨²mero de reformas educativas ha ensayado. Al menos una por cada Gobierno, cuando no por cada ministro que ocupa la cartera. En este terreno, la pol¨ªtica catalana nos ha dado un buen ejemplo con el acuerdo entre los dos grandes partidos del Gobierno y de la oposici¨®n, PSC y CiU, y el de Ezquerra Republicana de la nueva ley de educaci¨®n.
Esta fracasoman¨ªa pol¨ªtica es demoledora. Impide el aprendizaje de pol¨ªticas, el gradualismo, la mejora progresiva a partir de lo que han hecho los anteriores. Es una pol¨ªtica de tierra quemada, que lleva a querer comenzar siempre desde cero en todos los terrenos. Es agotadora, ineficiente y genera el complejo de fracaso.
No estoy proponiendo grandes pactos pol¨ªticos. No soy un gran defensor de los pactos. La rivalidad pol¨ªtica es buena. Pero lo del PP y el PSOE no es rivalidad pol¨ªtica, es enfermedad patol¨®gica.
No soy muy optimista respecto a grandes cambios en esta conducta. Mientras tanto, es necesario generar esperanza desde la propia sociedad civil y las empresas. Se trata de poner en valor lo que tenemos y contrarrestar esa fracasoman¨ªa. En este sentido, me gusta la campa?a que ha puesto la Fundaci¨®n Confianza, con el apoyo de las C¨¢maras de Comercio y grandes empresas (www.estosololoarreglamosentretodos.org). O la labor que desarrolla el foro de marcas renombradas espa?olas. Si entran en su p¨¢gina (www.marcasrenombradas.com) ver¨¢n que tenemos un tejido empresarial moderno y competitivo que, al contrario que suced¨ªa hasta la mitad del siglo pasado, no s¨®lo exportan el aperitivo y el postre a los mercados mundiales (aceitunas, embutidos, "fino", quesos o naranjas), sino tambi¨¦n productos manufacturados, servicios avanzados y tecnolog¨ªa. Hay razones para la autoestima y la confianza.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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