Divorciarse a los 70 a?os, ?por qu¨¦ no?
La mayor convivencia tras la jubilaci¨®n conduce a las parejas menos estables a la ruptura conyugal - La elevada esperanza de vida ha disparado las separaciones una vez cumplidos los 65
Son cada vez m¨¢s. El aumento de la esperanza de vida, la convivencia obligada de los jubilados y una fe inquebrantable en el amor rom¨¢ntico hacen que a?o tras a?o ciudadanos con los 70 ya cumplidos se planten ante el juzgado con una demanda de divorcio. ?Qu¨¦ lleva a un hombre o a una mujer a decir adi¨®s a medio siglo de matrimonio y afrontar una realidad incierta en el ¨²ltimo tramo de sus vidas? Los expertos aseguran que hay notables diferencias de g¨¦nero en la decisi¨®n, si bien a unos y a otras les une el deseo de vivir sus ¨²ltimos a?os manteniendo a raya el fantasma de la infelicidad. En general, las mujeres buscan tranquilidad; los hombres, muchos, alegr¨ªa para el cuerpo -la Viagra hace milagros- y compa?¨ªa para la mente.
"Busco novia porque la soledad es muy mala", dice un jubilado
Las mujeres llaman al abogado y le dicen: 'Quiero que me dejen en paz'
Muchas veteranas arrastran una educaci¨®n basada en el silencio
Durante 2008 se separaron casi 13.000 espa?oles cercanos a los 70
"Su treinta?era mujer le ha dejado. Y ¨¦l no lo entiende", comenta Varela
Cada vez es m¨¢s frecuente la uni¨®n entre ancianos y chicas inmigrantes
Claverie: "Las latinas les llaman 'papito' y ellos se derriten"
Alicia, v¨ªctima del maltrato, dej¨® su casa a los 63: "Nunca es tarde"
"S¨ª, quiero tener una novia. Primero, la salud y el nuevo piso pagado, y despu¨¦s una mujer, que la soledad es muy mala", dice Jes¨²s del Valle, un jubilado con un recuerdo amargo de sus casi 30 a?os de matrimonio, del que no se atrev¨ªa a salir porque divorciarse, a su edad y en un pueblo peque?o de Castilla-La Mancha, estaba mal visto. "Aguant¨¦ porque no me atrev¨ªa a decirle a mi hermana que quer¨ªa separarme. Ella es muy tradicional, y en el pueblo, eso de romper matrimonios... Te miraban casi como a un criminal", reflexiona este ex empleado de Peugeot, que redondeaba ingresos para su familia -mujer y dos hijos- limpiando cristales en ratos libres.
Del Valle se atrevi¨® a dar el paso cuando la convivencia se volvi¨® tan imposible que su deseo de escapar super¨® el miedo a las habladur¨ªas. La esposa se afili¨® a una religi¨®n minoritaria y le negaba la palabra y la comida cuando ¨¦l iba a misa por una boda o a las procesiones de Semana Santa. "Pudo m¨¢s la desesperaci¨®n que la verg¨¹enza", dice, y tambi¨¦n le anim¨® el hecho de ver cada vez m¨¢s hombres y mujeres de su edad divorciados sin que se hundiera el mundo.
Ahora dice que los bailes de jubilados y los viajes del Inserso est¨¢n de lo m¨¢s animado, y que de all¨ª, probablemente, saldr¨¢ su nueva pareja. "O si no, buscar¨¦ en Internet", comenta esperanzado despu¨¦s de que un amigo, tambi¨¦n sexagenario, haya encontrado novia chateando por la Red.
Las mujeres, al menos en su mayor¨ªa, no caminan en esa direcci¨®n, seg¨²n apuntan los especialistas. Ellas se divorcian para librarse de un marido mezquino o, en el peor de los casos, de un maltratador. Y no suelen plantearse nuevas relaciones, sino disfrutar m¨¢s de s¨ª mismas y de sus hijos y nietos. "Como por su edad han asumido casi en solitario la crianza de los hijos, estar con ellos, aunque s¨®lo sea los domingos a comer o hacer de canguro de vez en cuando les resulta muy gratificante", apunta Charo Garc¨ªa, responsable del despacho de familia Garc¨ªa Mariscal.
Altamira Gonzalo, la presidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Juristas Themis, abunda en esa idea: "Las mujeres mayores decididas a separarse suelen llegar ante el abogado y decir: 'Lo ¨²nico que quiero es que me dejen en paz. No soporto vivir ni un d¨ªa m¨¢s teniendo que dar explicaciones por todo lo que hago, ni siquiera aguanto tener que tragarme el f¨²tbol de la tele".
Los maridos, por lo general, se quedan estupefactos. "Ellos te dicen: '?Pero a esta mujer qu¨¦ le pasa? No la pego, no me emborracho, le doy todo el dinero, no voy con otras mujeres, ?qu¨¦ quiere? No lo entiendo'. Lo que quiere la mujer", a?ade Altamira Gonzalo, "es quitarse una losa de encima, salir de un encierro que la asfixia ahora que los hijos ya est¨¢n independizados. Pero eso la mayor¨ªa de los hombres no lo entiende".
Las tensiones, disimuladas a lo largo de a?os por la presencia de los hijos en el hogar y porque la actividad laboral les permit¨ªa a ambos descansar unas cuantas horas al d¨ªa de la presencia mutua, saltan en pedazos cuando uno de los dos se jubila, generalmente el var¨®n, ya que las mujeres que rondan los setenta han sido preparadas en su mayor¨ªa para desenvolverse como amas de casa.
Si el matrimonio no est¨¢ s¨®lidamente asentado, es dif¨ªcil que resista. "De pronto te encuentras cara a cara con una pareja de la que ya te hab¨ªas acostumbrado a prescindir. Y muchos no aguantan la nueva situaci¨®n", comenta la letrada Mercedes Hern¨¢ndez Claverie. "Antes era infrecuente tramitar separaciones a esas edades, pero ¨²ltimamente nos llegan con cierta asiduidad. Este invierno hemos llevado en el despacho m¨¢s de 70 casos de c¨®nyuges que ten¨ªan entre los 60 y los 85 a?os".
Seg¨²n la estad¨ªstica oficial, durante 2008 se divorciaron 12.991 espa?oles de este tramo de edad, cuando en 2005, por ejemplo, apenas sobrepasaban los 10.000.
La esperanza de vida, cifrada actualmente en 77,7 a?os para los hombres y 84,1 para las mujeres, el tedio de la convivencia y el "irreductible deseo de felicidad", como dice la abogada Charo Garc¨ªa, estimula la b¨²squeda de nuevos rumbos en los a?os finales de la vida. En ocasiones, los hombres no resisten el canto del cisne de la naturaleza y generan el inevitable sufrimiento en las mujeres que han sido abandonadas para ser sustituidas por compa?eras m¨¢s j¨®venes.
Este prototipo de mujer, educada para aguantar y sin preparaci¨®n para sobrevivir econ¨®micamente por s¨ª misma, figura entre las que acuden a la empresa de Madrid Coaching para Mujeres Separadas, especializada en combatir el des¨¢nimo o incluso la depresi¨®n que sobreviene en ocasiones a la ruptura matrimonial. Isabel Sousa, directiva de la firma, se?ala: "Estas se?oras llegan muy mal a nuestros seminarios. No le ven salida al futuro. Creen que el mundo se ha acabado para ellas y que ya est¨¢n finiquitadas no s¨®lo para las relaciones sentimentales, que ni se plantea, sino para simples relaciones sociales. Vienen de una educaci¨®n en la que necesitan la aprobaci¨®n exterior para valorarse y eso las ha ido destruyendo poco a poco. Est¨¢n acostumbradas a que todo el mundo en el ¨¢mbito familiar les pida cosas, y como siempre dicen que s¨ª, no son valoradas por ello. Ni siquiera ellas se valoran. Tratamos de ense?arles a decir no, a poner l¨ªmites a los dem¨¢s, a que no carguen en su mochila piedras que les corresponden a otros, porque entonces el peso de la mochila acabar¨¢ por aplastarlas".
Hay mujeres que recuperan la calma y se enamoran de nuevo, pero es infrecuente. De todas las profesionales consultadas, s¨®lo Altamira Gonzalo recuerda a una septuagenaria de un pueblo de Huesca "vestida de negro y con mo?o" que se divorci¨® de un marido que le provocaba hast¨ªo y p¨¢nico, regres¨® a su pueblo en Andaluc¨ªa, se reencontr¨® con su primer novio y vivieron juntos y felices hasta que ella falleci¨®, 10 a?os despu¨¦s. "Es la prueba de que el amor existe a cualquier edad", dice la presidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Juristas Themis.
Muchos maridos buscan incansablemente amores tard¨ªos, y en muchas ocasiones los encuentran y su vejez se convierte en una etapa pl¨¢cida y sexualmente activa. Pero tambi¨¦n los hay que caen en relaciones imposibles, v¨ªctimas de una cierta ingenuidad, cuando no ceguera, o tal vez impulsados por simple vanidad.
Mar¨ªa Jos¨¦ Varela, abogada barcelonesa con 30 a?os de experiencia profesional, cuenta: "Esta semana ha venido al despacho un se?or de 70 a?os casado en terceras nupcias con una latinoamericana treinta?era. Se cas¨® con ella en su pa¨ªs y la trajo a Espa?a con la reagrupaci¨®n familiar. Ahora que ya est¨¢ aqu¨ª y tiene derecho a una parte de su patrimonio, se ha buscado un abogado y le ha pedido el divorcio. El anciano est¨¢ hecho polvo. Y sorprendid¨ªsimo".
Mar¨ªa Jos¨¦ Varela sonr¨ªe un poco al a?adir: "No es ni mucho menos la primera vez que pasa. T¨² por fuera pones cara de circunstancias porque para ellos es una desgracia, pero por dentro piensas: hombre, ?qu¨¦ esperabas? ?Por qu¨¦ crees que se iba a enamorar de ti una chica joven? Cuando empiezan a contarte la historia ya sabes el final. El amor es ciego, est¨¢ claro".
La abogada matrimonialista Charo Garc¨ªa lo sabe bien. En ocasiones, hasta extremos dram¨¢ticos: "Uno de mis clientes mayores, casado con una chica inmigrante, empez¨® a notar que su salud empeoraba de manera inexplicable. Un d¨ªa nos trajo el contenido de la taza de caf¨¦ que su mujer le hab¨ªa servido durante el desayuno. La llevamos a analizar. Conten¨ªa amoniaco. Por lo visto, llevaba una temporada con esas pr¨¢cticas. No la denunci¨® porque aprovech¨® su silencio para recuperar parte del patrimonio que con el enamoramiento les hab¨ªa escamoteado a los hijos".
Mercedes Hern¨¢ndez Claverie, con 35 a?os de profesi¨®n como abogada matrimonialista, asegura que las uniones legales entre espa?oles jubilados y extranjeras j¨®venes y sin recursos son uniones frecuentes en los despachos. Y rara vez se dan al contrario, espa?ola mayor con jovencito, aunque alg¨²n caso hay. Ella lo describe con comprensi¨®n: "Los hombres saben que es el ¨²ltimo tren y no quieren que se les escape. Las mujeres asumen la realidad de otra forma. Son m¨¢s inmunes a esas quimeras de ansias juveniles. Adem¨¢s, ellos encuentran inmigrantes j¨®venes, atractivas, cari?osas. Una de estas chicas tan encantadoras les llama papito, y ellos se derriten y les ponen el piso a su nombre. En cuanto disponen del patrimonio, la mayor¨ªa se larga ?Cruel? No, no tanto. Ellos lo saben: juventud a cambio de dinero". Un trueque tan viejo como la Humanidad.
A Alicia (nombre supuesto), la decisi¨®n de poner fin a los 63 a?os a un matrimonio lleno de desprecio y de odio le ha salvado probablemente su vida. Ahora permanece recluida en un centro de acogida de v¨ªctimas de la violencia machista y s¨®lo se arrepiente de haber tardado tanto en poner punto final a su desgraciada convivencia de pareja. "S¨¦ exactamente c¨®mo te voy a matar", cuenta que le amenazaba el marido cuando la levantaba por los aires o le rajaba las s¨¢banas con un cuchillo si la ve¨ªa en la cama durante el d¨ªa. "Aguant¨¦ tanto sufrimiento porque desde peque?as nos han puesto una mordaza, y en mi generaci¨®n lo normal era sufrir y callar. Tampoco hab¨ªa estudiado ni trabajado. Estaba perdida y tem¨ªa por las ni?as", dice esta mujer de ojos azules. En cuanto se enter¨® por la televisi¨®n de que exist¨ªan centros y personas dispuestas a ayudar a las v¨ªctimas como ella pidi¨® el divorcio. "Nunca es tarde para cambiar un futuro indeseable. Al final, se recupera la calma", dice.
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