Clase pol¨ªtica
Hubo un tiempo en el que la pol¨ªtica fue la soluci¨®n de muchos de nuestros problemas. Especialmente, durante el largo y complejo camino de la transici¨®n a la Democracia, los pol¨ªticos de toda clase y condici¨®n fueron objeto de una elevada valoraci¨®n por parte de una inmensa mayor¨ªa de ciudadanos espa?oles, quienes no dudaron en depositar en ellos (y en su capacidad para el di¨¢logo y el acuerdo) muchas de sus esperanzas de cambio en aquellos momentos tan cr¨ªticos.
Hoy, 31 a?os despu¨¦s de las primeras elecciones democr¨¢ticas, las cosas parecen haber cambiado radicalmente. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del CIS de marzo, los pol¨ªticos han pasado, de ser una soluci¨®n a ser un problema. La llamada clase pol¨ªtica ocupa ya la tercera plaza en el ranking de los asuntos que m¨¢s preocupan a los espa?oles, inmediatamente despu¨¦s del desempleo y la situaci¨®n econ¨®mica, y por encima de la inmigraci¨®n, el terrorismo y la vivienda. Pero lo m¨¢s sorprendente no es que esto ocurra (hace tiempo que se ve¨ªa venir), sino que los diversos actores que la componen no se den en absoluto por aludidos.
Basta con observar el contenido de los discursos, propuestas y frecuentes rifirrafes protagonizados por sus portavoces, para comprobar c¨®mo en la mayor¨ªa de los casos ¨¦stos se corresponden de manera bastante precisa con el orden jer¨¢rquico de las preocupaciones ciudadanas... con una sola excepci¨®n: la que les afecta a ellos directamente; confirmando as¨ª que existen ciertos intereses comunes entre quienes ostentan la condici¨®n de pol¨ªtico, al margen de ideolog¨ªas o creencias, que justificar¨ªan el concepto mismo de clase pol¨ªtica, y que es, seg¨²n parece, lo que impedir¨ªa a los partidos acometer las reformas imprescindibles para recuperar el prestigio perdido en alg¨²n momento del devenir hist¨®rico.
El marxista Ralph Miliband, autor de El Estado en la sociedad capitalista y padre del actual diputado laborista, resumi¨® este estado de cosas con una simple observaci¨®n extra¨ªda de su experiencia en el parlamentarismo brit¨¢nico: hay menos distancia, dijo, entre dos parlamentarios, uno de los cuales es comunista, que entre dos comunistas, uno de los cuales es parlamentario. O sea, que aunque parezca lo contrario, resultar¨ªa dif¨ªcil encontrar un oficio m¨¢s solidario que el de pol¨ªtico.
En fin, que a la vista de panorama tan desolador, opino que ser¨ªa altamente recomendable que, al menos por esta vez, los pol¨ªticos espa?oles se tomaran en serio las encuestas y sometieran a profunda revisi¨®n sus comportamientos. M¨¢s que nada para ver si de este modo logran volver a ser percibidos por los ciudadanos como verdaderos aliados de sus tribulaciones vitales y no como enemigos declarados de su propio bienestar
De no ser as¨ª estar¨¢n dando la raz¨®n a otro marxista, Groucho, quien ya vaticin¨® con m¨¢s de medio siglo de anticipaci¨®n el peligro que se avecinaba: la pol¨ªtica, dec¨ªa, es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagn¨®stico falso y aplicar despu¨¦s los remedios equivocados. ?C¨®mo pudo verlo tan claro sin haber vivido nunca en Espa?a?
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