Cruce de camiones de mudanza
La reestructuraci¨®n de consejer¨ªas obliga a nuevos traslados y recortes
En dos a?os ha sido un no parar. Dos presidentes, dos debates de investidura, tres gobiernos. Consejeros que van y vienen y vienen y van entre juramentos, rejuramentos y atuendos de gala. La excitaci¨®n de los cambios, sin embargo, ha ido decayendo -ya se sabe que la continuidad comporta siempre cierta monoton¨ªa- al mismo ritmo que se cruzan los camiones de mudanza y se repiten fastos protocolarios con la sensaci¨®n de vivir eternamente el d¨ªa de la marmota. Ahora toca otra oleada de mutaciones, y no s¨®lo de altos cargos: a algunos ni siquiera les ha dado tiempo de desembalar las cajas y ya se han ido. Esta vez tambi¨¦n hay trasiego de departamentos y de edificios. La cosa se enreda.
Desaparecen 16 delegaciones provinciales y dos gabinetes enteros
Rosa Aguilar se muda al edificio de Vivienda, y ?vila, al de Innovaci¨®n
Tras la toma de posesi¨®n ayer del nuevo equipo de Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, en el Monasterio de La Cartuja, Rosa Aguilar, antigua consejera de Obras P¨²blicas a secas que ha asumido las competencias de Vivienda, se afanaba en hacer una r¨¢pida composici¨®n de lugar, en sentido literal. Antes de que ella llegara hubo un desdoblamiento -en el gobierno de Manuel Chaves, llam¨¦mosle el Ejecutivo I- de Obras P¨²blicas y Vivienda, que en las legislaturas precedentes eran una unidad. No obstante, convivieron en el mismo edificio (calle Diego Mart¨ªnez Barrios) hasta el aterrizaje de Aguilar, en el primer gobierno de Gri?¨¢n, el Ejecutivo II. Se alquil¨® un edificio en la isla de La Cartuja a todas luces insuficiente, de hecho, se estaba buscando un alojamiento distinto, y, de repente, la reunificaci¨®n. Estamos hablando ya del Ejecutivo III.
Rosa Aguilar tiene m¨¢s que claro que se trasladar¨¢ a Diego Mart¨ªnez Barrio, con mayor empaque, pero resulta que no caben. No viaja sola: en su equipaje lleva tres empresas p¨²blicas -Puertos, Ferrocarriles y Giasa- que han de encontrarse con otra m¨¢s, Epsa (la empresa p¨²blica del suelo), con un millar de almas en n¨®mina. Parece que la soluci¨®n estriba en que se quede casi todo como est¨¢, menos Aguilar y su entorno, claro, que se mudan.
El superconsejero Antonio ?vila y sus mil y una competencias se trasladan al edificio de la extinta Consejer¨ªa de Innovaci¨®n, mientras que la Hacienda de Carmen Mart¨ªnez Aguayo permanece en el redondo Torre Triana. El destino de los departamentos de la desaparecida Justicia y Administraciones P¨²blicas, en el antiguo cuartel de la Gavidia, a¨²n no est¨¢ resuelto, si bien en este Ejecutivo III, la primera parte depende de Gobernaci¨®n, y la segunda, de Hacienda.
El factor humano s¨ª que acusar¨¢ la regulaci¨®n. De momento, han de desintegrarse 16 delegaciones provinciales con sus respectivos organigramas (de las dos consejer¨ªas eliminadas), y es de prever que en el ensamblaje de las direcciones generales de los departamentos reconstituidos caigan nombres. Ya est¨¢n fuera un secretario general t¨¦cnico por barba. A estos hay que sumar la tramoya de asesores -el ¨®bito de las dos consejer¨ªas es tambi¨¦n el de sus gabinetes, de unos ocho miembros cada uno- conductores, viviendas oficiales, etc¨¦tera.
Los c¨¢lculos del supuesto ahorro est¨¢n por hacer: hay que aguardar a los decretos org¨¢nicos (el martes pr¨®ximo). A los cargos expectantes les queda, pues, una semana de calvario. De cualquier forma, en su primera comparecencia, Gri?¨¢n desinfl¨® las expectativas respecto a que el final de la crisis econ¨®mica venga de la mano de la extirpaci¨®n de consejer¨ªas, como insiste con ah¨ªnco Javier Arenas, muy decepcionado, asegur¨® ayer, al ver que la mayor¨ªa de los altos cargos se han salvado de la quema. Su receta es la picota (pol¨ªtica) para la mitad. El presidente ahora doblemente armado (partido y Gobierno enteramente suyos) vino a decir que estos recortes apenas inciden en un presupuesto de tanta envergadura y que al confeccionar el reparto ni le presta atenci¨®n: "No lo hago por criterios de austeridad, tengo en cuenta lo que quiero hacer y decir".
Los seis consejeros salientes, algunos del Ejecutivo II (Bego?a ?lvarez, Justicia y Administraciones P¨²blicas) y, sobre todo, del Ejecutivo I, aguantaron el tipo con entereza. Protagonizaban el ¨²ltimo acto solemne como miembros del Gobierno y se esforzaron por mantener la compostura, aunque, eso s¨ª, enseguida pusieron pies en polvorosa, no se trataba de prolongar la fatiga. Mart¨ªn Soler logr¨® una contenida correcci¨®n y acert¨® a encadenar palabras de agradecimiento, muy de lugar com¨²n. Por si acaso, cort¨® tajante la especulaci¨®n de disputar la alcald¨ªa de Almer¨ªa. La herida le supur¨® al negarse a hablar de las otras opciones que le ofreci¨® Gri?¨¢n -"fue una conversaci¨®n privada", zanj¨®-, quien, sin embargo, no tuvo empacho en comentar que Soler hab¨ªa rechazado Medio Ambiente y Empleo. "Respeto su decisi¨®n, pero el que pone a la persona adecuada en cada cargo soy yo". Al ex de Empleo Antonio Fern¨¢ndez le qued¨® humor para bromear con la temporalidad del trabajo de los pol¨ªticos.
Los consejeros que no se han movido del cargo asistieron al acto con gesto aburrido, como si se tragaran por en¨¦sima vez la primera comuni¨®n de sus sobrinos. Y es que van tres.
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