Jerusal¨¦n, ciudad dividida
El peso de la historia milenaria y las reivindicaciones impregnadas de religiosidad jud¨ªa y musulmana se suman a las pol¨ªticas discriminatorias cotidianas de los Gobiernos israel¨ªes para convertir a Jerusal¨¦n en un barril cargado con p¨®lvora muy potente. Unos 1.300 millones de musulmanes, desde Indonesia hasta Marruecos, y 14 millones de jud¨ªos -en Israel y la di¨¢spora- est¨¢n pendientes de los avatares que acaecen en la ciudad tres veces santa que Israel pretende dominar en r¨¦gimen de exclusividad. Ning¨²n pa¨ªs del mundo apoya al Estado hebreo -al menos de palabra- en esta empresa que arranc¨® en junio de 1967 con la conquista de la mitad palestina, entonces bajo dominio jordano. Benjam¨ªn Netanyahu rechaza ceder un palmo de la Jerusal¨¦n ocupada. Sus ministros mostraban ayer su gozo por la firmeza numantina mostrada por su jefe de Gobierno en Washington, donde saben muy bien que, sin compartir Jerusal¨¦n, la furia que emana desde la Explanada de las Mezquitas -el Monte del Templo, para los jud¨ªos- abortar¨¢ todo intento de alcanzar la paz.
Son m¨¢s de 200.000 los colonos que habitan Jerusal¨¦n Este, casi un tercio de los 750.000 que pueblan la ciudad. Viven en enormes barrios que poco a poco engullen suburbios o aldeas ¨¢rabes, crecientemente aisladas y esclavas de una econom¨ªa que languidece y fomenta la emigraci¨®n. La negligencia de los servicios municipales es tambi¨¦n patente en Jerusal¨¦n Este, donde la escasez de escuelas y de vivienda carcome la prosperidad. Mientras, magnates estadounidenses financian excavaciones arqueol¨®gicas, con alta carga pol¨ªtica, en busca de vestigios del rey David y diputados colocan primeras piedras de proyectos urban¨ªsticos.
Hoy d¨ªa, a diferencia de tiempos no tan lejanos, un hecho aparentemente irrelevante adquiere trascendencia planetaria. La expulsi¨®n de una sola familia de su vivienda en un barrio ¨¢rabe de la ciudad suscita atenci¨®n e ira en todo el mundo isl¨¢mico. Al Quds (Jerusal¨¦n) y Al Aqsa (la explanada) rebrotan en las mentes de los televidentes. Nasser Ghawi sufre en carne propia y en la de su familia el efecto de la colonizaci¨®n sistem¨¢tica. Fue expulsado el a?o pasado de la casa que habit¨® durante medio siglo, despu¨¦s de que su familia se fugara de su vivienda, en la mitad israel¨ª de la ciudad, en 1948. No puede reclamar esa propiedad. Los colonos se salieron con la suya y Ghawi observa c¨®mo ocupan su sal¨®n.
A base de confiscaciones de tierras, de planes urban¨ªsticos, de demoliciones de viviendas, de revocaciones de tarjetas de identidad a palestinos nacidos en Jerusal¨¦n, Israel fortalece la judaizaci¨®n sin pausa desde 1967.
"En Jerusal¨¦n construiremos como en Tel Aviv", promete Netanyahu. "No hay l¨ªmites al derecho de propiedad en Jerusal¨¦n. Jud¨ªos y ¨¢rabes pueden comprar y vender libremente propiedades y casas en toda la ciudad. Esa es la realidad", ha asegurado. Las palabras de Netanyahu provocan estupor en todo palestino, pero tambi¨¦n en muchos israel¨ªes. "?Ha construido el Estado un barrio para ¨¢rabes en Jerusal¨¦n Occidental (mitad israel¨ª)? ?Conoce alguien a un constructor ¨¢rabe que haya obtenido licencia para construir en un barrio jud¨ªo de Jerusal¨¦n Oriental (parte palestina)?", se pregunta el analista Akiva Eldar.
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