Peque?os detalles que da?an la imagen
Personas que han participado o han sido mencionadas en reportajes se quejan de distorsiones que afectan a su imagen. Peque?os errores pueden causar graves perjuicios
En el periodismo de calidad, los detalles importan porque de ellos pueden derivarse no pocos da?os colaterales. Los medios son como un gran espejo en el que se refleja la imagen p¨²blica de las personas o colectivos que por alguna raz¨®n se ven involucrados en una noticia. Los periodistas son en general conscientes del delicado material que tienen entre manos y de la enorme responsabilidad que implica tener el poder de definir la realidad. De su pluma sale un retrato, una imagen que queda para siempre expuesta a la mirada p¨²blica y que tiene dif¨ªcil reparaci¨®n si no se corresponde con la realidad o incurre en sesgos. Una sola palabra, una simple frase, pueden da?ar una imagen. Las cr¨®nicas de sucesos y los reportajes sobre problemas sociales son propicios a este tipo de da?os.
"Parece que se ha querido buscar dramatismo en estado puro"
"No s¨¦ si yo misma traer¨ªa a mis hijos ". La frase, atribuida a la directora del colegio La Farga, de Salt, Gemma Boix, era ciertamente sorprendente. Aparec¨ªa en el reportaje "Salt, una olla a presi¨®n", publicado el 7 de marzo en el suplemento Domingo sobre la conflictiva situaci¨®n de este municipio pr¨®ximo a Girona, en el que el 43% de sus 31.000 habitantes son inmigrantes. Los autores, Juan Diego Quesada y Rebeca Carranco, consideraron importante entrevistar a la directora de ese colegio porque s¨®lo cuatro de sus 410 alumnos son hijos de padres espa?oles. Gemma Boix se resisti¨®. "Me hab¨ªa negado a dar entrevistas porque desconfiaba de los medios, pero pens¨¦ que de EL PA?S pod¨ªa fiarme. Me equivoqu¨¦. No puedo estar m¨¢s decepcionada. Tras el reportaje s¨®lo siento impotencia e indignaci¨®n", me escribe.
Gemma Boix ha pedido amparo a la Defensora por "la tergiversaci¨®n de sus palabras y por la forma en que se presenta el centro. Se da a entender que la mayor¨ªa de los muchachos que delinquen en Salt son ex alumnos de La Farga. ?De d¨®nde sale tal informaci¨®n, c¨®mo se ha contrastado? ?C¨®mo se pueden descontextualizar las palabras de esa manera para ahondar en la imagen negativa de la escuela? ?C¨®mo yo, su directora, puedo decir que no llevar¨ªa a mis hijos a La Farga?", pregunta. Cree que esa frase cambia por completo el sentido de su testimonio y est¨¢ muy lejos de su pensamiento y de su trayectoria.
Los autores del reportaje alegan que la directora "sab¨ªa en todo momento que sus declaraciones se iban a incluir en un reportaje que pretend¨ªa radiografiar los problemas de convivencia en Salt". "Por supuesto que no pretend¨ªamos perjudicarla", afirman. "Lamentamos si lo hemos hecho. Con la entrevista se?alamos la dificultad de dirigir una escuela en la que casi todos los alumnos son extranjeros. En el texto queda claro el gran esfuerzo que hacen"."?Tiene inter¨¦s que Boix diga esa frase? S¨ª, porque es la directora y porque refleja un comportamiento generalizado de los aut¨®ctonos. S¨®lo cuatro familias de espa?oles llevan a sus hijos a La Farga. ?Es duro? Lo es, pero es la realidad. Ocult¨¢ndola har¨ªamos un flaco favor a los lectores", alegan. Pero Gemma Boix no pretende que se oculte la realidad. De lo que se queja es de que se han tergiversado sus palabras. Los redactores aseguran que anotaron esa frase, pero no grabaron la conversaci¨®n de modo que ahora no pueden demostrar que la dijera. En todo caso, resulta chocante que una directora diga eso del centro que dirige. Hubiera sido prudente asegurarse de que hab¨ªan entendido bien algo que ellos mismos consideraron tan llamativo como para encabezar su testimonio con ella.
El deseo de dar "color", de marcar contrastes, puede enriquecer una cr¨®nica, pero tambi¨¦n puede distorsionar la realidad, especialmente cuando no hay mucho que contar y un gran espacio que llenar como ocurri¨® con la noticia "La mujer asesinada en el Eixample era una prostituta rusa". "Era rusa y ten¨ªa 30 a?os. Los vecinos destacan su belleza y gusto por la buena ropa. (...) Muri¨® de forma tr¨¢gica. Su compa?era de piso la encontr¨® muerta y con la cabeza destrozada". No hab¨ªa mucho m¨¢s. La muerte de esta mujer hab¨ªa sido ya publicada el 8 de marzo, pero el diario supo que la muerta era una prostituta de lujo y el redactor jefe encarg¨® a Helena Belmonte un reportaje sobre la reacci¨®n de los vecinos y sobre c¨®mo el aparentemente apacible Eixample de Barcelona tambi¨¦n tiene sus bajos fondos. La redactora cumpli¨® el encargo: cuatro columnas de testimonios de vecinos y viandantes, y algunas pinceladas costumbristas, entre ellas la siguiente: "Mar¨ªa (nombre falso) trabaja en el centro de masajes 'tradicionales tailandeses' (de 69 a 240 euros cada uno) que hay justo enfrente de la finca, y hace meses que ve entrar y salir a chicas con poca ropa".
Elena Atance, gerente de Silom Masajes y Spa escribe para quejarse por el "menoscabo al honor y a la buena reputaci¨®n" de su empresa. Considera que el hecho de que se ocultara la identidad de la trabajadora, como si fuera prostituta, que se entrecomillaran las palabras "tradicionales tailandeses", como si se pusiera en duda que fueran masajes, y se diera adem¨¢s un precio tan elevado pod¨ªa interpretarse, en un reportaje sobre prostituci¨®n de lujo, como que el centro ofrec¨ªa servicios er¨®ticos.
Tiene raz¨®n. La frase es innecesariamente ambigua. Silom Spa es un establecimiento de belleza y los 240 euros no son el precio de un masaje, sino el de un paquete de diversos tratamientos. Helena Belmonte asegura que no pens¨® que la frase pudiera interpretarse de forma equivocada. "Con esos detalles s¨®lo pretend¨ªa ilustrar que se trata de un barrio acomodado", dice. Si el prop¨®sito era ese, pod¨ªa haber encontrado formas m¨¢s claras de decirlo. Muchos de los testimonios eran banales y detalles como ese aportaban poco para un espacio tan relevante en una secci¨®n como la de Catalu?a, en la que cada d¨ªa quedan fuera noticias importantes: "Recoger opiniones del vecindario estaba en este caso justificado porque en menos de dos semanas se hab¨ªan producido varios asesinatos y crec¨ªa la percepci¨®n de inseguridad", afirma el subdirector Francesc Valls. "Pero pudo haber, por parte de la redactora, un exceso de celo al acercarse a lo que ella percib¨ªa como realidad. Quiz¨¢s el fresco hiperrealista, la aproximaci¨®n detallista y exhaustiva, pudo hacernos incurrir en errores".
Hay errores peque?os que al ser publicados se adhieren a la imagen de una persona como etiquetas indelebles. Mar¨ªa Dolores Rentero me escribe una doliente carta titulada "La vallecana poco cualificada". Hab¨ªa accedido a participar en el reportaje "Generaci¨®n noqueada" publicado en El Pa¨ªs Semanal del 14 de marzo, pero no le ha gustado el perfil que sale de ella. Cree que frases como "llueve (...) cuando aparece vestida de estar por casa y sin paraguas", "se sac¨® el primer a?o y se dej¨® de l¨ªos" y "la baja cualificaci¨®n le ha pasado factura", distorsionan su imagen. En realidad tiene un t¨ªtulo de FP-1 de auxiliar administrativo, otro de auxiliar de servicios sociales y un tercero de animaci¨®n socio-cultural. Le duele que sus conocidos piensen que les ha mentido en cuanto a sus estudios. "Parece que se ha querido buscar el dramatismo en estado puro (...) y para eso hab¨ªa que buscar el prototipo inculto y de Vallecas como contrapunto a los desempleados con carrera. Guillermo Abril deber¨ªa haber encontrado a la persona, absolutamente respetable, que cumpliera con los requisitos que buscaba, sin faltar a la verdad en mi persona", escribe.
El autor, Guillermo Abril, lamenta el error acerca de sus estudios y "en cuanto a que aparec¨ªa 'vestida de andar por casa', se trata de una descripci¨®n. Si esto mismo se hubiera dicho sobre un actor o una modelo, nadie le hubiera dado importancia. Pero, quiz¨¢, en un reportaje sobre el drama del desempleo, se puede interpretar de forma err¨®nea. Nuevamente me disculpo. En cualquier caso, nunca quise a?adir dramatismo a una situaci¨®n ya de por s¨ª dram¨¢tica".
Son tres ejemplos recientes de hasta qu¨¦ punto los detalles importan. Cuando alguien se arrepiente de haber participado en un reportaje de EL PA?S, nuestra credibilidad se resiente. Y deber¨ªamos preguntarnos por qu¨¦ algunos de ellos tienen la impresi¨®n de que no buscamos ajustar el relato a la realidad, sino la realidad al reportaje que queremos escribir.
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