Los muertos de Rita

Aprovechen que estamos en Semana Santa para hacer visitas al cementerio de Valencia. Es el recinto del dolor y de las bellas artes; es historia detenida, el espacio que parad¨®jicamente a¨²n conserva la vida de otros tiempos, la de la ¨¦poca burguesa. Yo siempre regreso. Me complace observar sus mausoleos, sus criptas y sus nichos, una fuente de datos hist¨®ricos.

Cuando acudo no dejo de visitar una tumba muy especial, un pante¨®n que data de 1853, erigido a la memoria de Virginia Dotres. Es un edificio de inspiraci¨®n helen¨ªstica, una especie de templo griego con z¨®calo, columnata, sarc¨®fago y cripta subterr¨¢nea. En su tiempo, aquel monumento funerario fue muy celebrado por los cronistas.

Junto a la joven que primero fue enterrada, tambi¨¦n est¨¢n all¨ª los restos de sus padres: Gaspar Dotres y Antonia Guix. Constitu¨ªan una familia pr¨®spera del Ochocientos valenciano, la de un comerciante e industrial de origen catal¨¢n que se instala en esta ciudad para hacer negocio. Dotres fue un activo fabricante, un rico propietario, un burgu¨¦s industrioso que esperaba tener continuidad. La descendencia y la esperanza din¨¢sticas eran para ¨¦l un modo de arraigo local, de naturalizaci¨®n.

Virginia fallece a los 15 a?os, v¨ªctima de unas fiebres tifoideas. Muerta la hija, esta familia distinguida queda truncada. S¨®lo unos sobrinos de Gaspar Dotres, tambi¨¦n catalanes afincados en esta poblaci¨®n, continuar¨¢n la actividad econ¨®mica de aquel emprendedor. Me refiero a los Nolla y Sagrera, una de las ramas familiares de la actual alcaldesa de Valencia: Rita Barber¨¢ Nolla. Por tanto, quienes est¨¢n depositados en el pante¨®n dedicado a Virginia ya no tienen deudos directos, descendientes inmediatos, pues los primeros Nolla y Sagrera est¨¢n enterrados en otros nichos, por cierto m¨¢s modestos.

Los m¨¢rmoles de Carrara que se emplearon en el pante¨®n de Dotres sufren el peor abandono. Las piezas, que fueron tra¨ªdas una a una de Italia, se caen. Sus losas se desprenden y la techumbre o sus esculturas amenaza con derrumbarse. La dejadez y el descuido con que el Ayuntamiento ha mantenido este monumento han acabado por deteriorarlo. Tanto es as¨ª, que las autoridades han puesto una valla. Muchas gracias: ahora ya no tropezamos con los cascotes o con la piedra que pueda desplomarse.

No es el ¨²nico pante¨®n que est¨¢ en tan malas condiciones. ?Ustedes lo entienden? Barber¨¢, maestra en el arte de la bulla pol¨ªtica y del victimismo municipal, podr¨ªa dejarse de aspavientos y de reproches. Que se acuerde de aquellos antepasados, que se ponga manos a la obra y que salve monumentos que son memento, recuerdo de unos fallecidos, de unas familias que no le son tan ajenas. Tambi¨¦n son sus muertos.

No s¨¦: que lo haga por caridad cristiana o por obligaci¨®n ciudadana.

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