La cerveza se impone a los juegos infantiles en Salou

Andr¨¦s se qued¨® sin concurso de dibujos. La actividad que un hotel de Salou (Tarragon¨¨s) prepara para ni?os se retras¨® ayer unas horas por la masiva presencia de universitarios brit¨¢nicos en el jard¨ªn del recinto. Andr¨¦s, de ocho a?os y cargado de l¨¢pices de colores, habr¨ªa esperado. Fue su padre quien se neg¨® a cruzar el desmadre que los estudiantes ingleses montaron en la piscina. "?C¨®mo le explico que se tiran cerveza por la cabeza porque van como una cuba?", ilustr¨® Javier Calles, de 49 a?os y reci¨¦n llegado de Madrid con su hijo y sus padres para unas vacaciones de sosiego y playa. "En Internet pon¨ªa que era un hotel para familias", recuerda. Lleg¨® y se encontr¨® el Saloufest, que concluye este jueves y que concentra a 5.000 brit¨¢nicos dedicados a explotar el abanico de excesos que les prometi¨® la localidad: desenfreno, alcohol y sexo. A Calles le molest¨® la sorpresa. "Pagu¨¦ por anticipado y no quieren devolverme el dinero. Pero da igual: aqu¨ª no volvemos". ?Se refiere al mismo hotel o a Salou? "Lo pensar¨¦", advierte misterioso.

El turismo familiar aterriz¨® el mi¨¦rcoles en Salou a tiempo para comprobar la peculiaridad del festival brit¨¢nico. Algunos que hab¨ªan llegado el martes advert¨ªan a los novatos de que lo peor llegar¨ªa con la noche. Las quejas del cliente tradicional revelan los defectos de una oferta tur¨ªstica al mejor postor que en ocasiones resulta incompatible.

Salou explota desde 2002 el distintivo de destino familiar que la Generalitat concede a las localidades que ofrecen recursos y servicios de calidad espec¨ªficos para familias. Pero ha seguido apostando por el turismo juvenil extranjero con af¨¢n de desmadre. Lo muestran el Saloufest, que lleva nueve a?os consecutivos mejorando sus registros de asistencia; los principales bulevares del municipio, atestados de pubs anglosajones y descuentos et¨ªlicos, y tambi¨¦n otro perfil de turista que est¨¢ llegando estos d¨ªas a Salou: j¨®venes europeos atra¨ªdos por la fama de desenfreno que cultiva la localidad.

Son los ¨²nicos que saludaron satisfechos a los miles de universitarios empapados de cerveza: el ambiente y la fiesta han superado todas sus expectativas. El Sistema de Emergencias M¨¦dicas atendi¨® el martes por la noche a otros dos j¨®venes de 20 a?os por un cuadro et¨ªlico. Uno de ellos fue hospitalizado a las 6.30 tras sufrir un ataque de ansiedad en el hotel en que se aloja Javier Calles y familia. La ambulancia y la fiesta a¨²n romp¨ªan el sue?o a esas horas de la madrugada.

"Los gritos no paran hasta la ma?ana, aqu¨ª nadie respeta las reglas y el hotel pasa de todo", se quej¨® Victoria L¨®pez, de 62 a?os, acompa?ada de un nieto, entre el vendaval brit¨¢nico. "La respuesta del hotel: 'Es com¨²n que pasen estas cosas", afirma Victoria, cerca de los estudiantes brit¨¢nicos arracimados en el suelo de la recepci¨®n con gafas de sol y el sue?o de la resaca.

El desmadre se extiende m¨¢s all¨¢ de los hoteles. El belga Mark Haldson y su esposa alquilaron sendas bicicletas, in¨²tiles para un paseo colapsado de j¨®venes en pa?os menores. La playa y el n¨²cleo urbano parec¨ªan el mi¨¦rcoles zona tomada. "Parece que las ordenanzas s¨®lo son para los espa?oles", lamentaba Tom¨¢s Cabrera, leridano de 49 a?os, reci¨¦n llegado a su apartamento. "El Ayuntamiento aplica mano blanda a los juerguistas". El turismo familiar pide paso.