La Iglesia pierde clientes en Madrid
Los matrimonios civiles superan a los religiosos en la regi¨®n - Uno de cada tres beb¨¦s tiene padres que no est¨¢n casados- Los ritos religiosos se mantienen en parte por su papel social, seg¨²n los expertos - Los sacerdotes dicen que no perciben un descenso de participaci¨®n en las iglesias
Mar¨ªa Eugenia Oz¨¢ez, publicista de 33 a?os, est¨¢ a punto de casarse. Vestir¨¢ un bonito vestido largo, blanco, y celebrar¨¢ junto al novio, Fernando Espet¨®n, un banquete con sus amigos y familiares. Van a casarse como manda la tradici¨®n, pero el escenario de su uni¨®n no ser¨¢ el altar de una iglesia, sino la as¨¦ptica sala del Registro Civil de la calle de Pradillo. Ellos han elegido un matrimonio exclusivamente civil, una opci¨®n que ha ganado terreno hasta convertirse, por primera vez, en la m¨¢s habitual en la regi¨®n.
Como Mar¨ªa Eugenia y Fernando, muchas parejas han convertido las bodas civiles en la opci¨®n m¨¢s demandada desde 2008, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Ese a?o un 53,2% de las 27.255 parejas que se casaron en Madrid lo hicieron por lo civil (en Espa?a fueron un 49,3%). Los matrimonios por el rito cat¨®lico sumaron un 46,4%. El resto (0,4%) fueron de otras confesiones.
Los inmigrantes han impulsado las uniones por otros ritos
"Si no hubiese gente no dar¨ªa cuatro misas diarias", dice un cura
"Cuando lo deje no tendr¨¦ quien me sustituya", asegura una catequista
"No somos religiosos", contesta r¨¢pidamente la pareja cuando se le pregunta por qu¨¦ no quiere pasar por el altar de la iglesia. Y eso que la novia, pese a ser budista, en un principio lleg¨® a plantearse una boda por el rito cat¨®lico. "Parece que es lo que tienes que hacer", reflexiona Mar¨ªa Eugenia. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que esa "obligaci¨®n" social o familiar le parec¨ªa absurda, "una tonter¨ªa".
El matrimonio religioso ha sido, hasta ahora, la forma de dar relevancia social y solemnidad a la uni¨®n de una pareja, coinciden dos expertos en la materia, el catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense Alfonso P¨¦rez-Agote y el te¨®logo Juan Jos¨¦ Tamayo. Pero los tiempos cambian y el valor social a?adido que ofrec¨ªa la ceremonia can¨®nica se ha diluido. En 1998 los matrimonios cat¨®licos supon¨ªan el 74% de las 28.722 uniones celebradas en la regi¨®n (fueron el 75,3% en toda Espa?a). Diez a?os despu¨¦s los matrimonios cat¨®licos se han desplomado 30 puntos.
Frente a la ca¨ªda de las bodas ante el altar, el auge de las contra¨ªdas en el juzgado o el Ayuntamiento (han pasado del 26% al 53,2%). Madrid es desde 2008 una de las 18 provincias en las que las uniones civiles superan a las religiosas. La legalizaci¨®n de los matrimonios homosexuales en 2005 ha aupado la cifra de los civiles, pero no determina la supremac¨ªa de estas bodas (los matrimonios entre personas del mismo sexo suponen el 2,4% del total, seg¨²n los ¨²ltimos datos).
"El matrimonio ha pasado de ser una legitimaci¨®n de las relaciones sexuales a legitimar la procreaci¨®n", reflexiona P¨¦rez-Agote. De hecho, es una pauta habitual que las parejas convivan y s¨®lo den el paso de casarse cuando vienen los ni?os. O no.
El aumento de las bodas civiles es un indicador de la secularizaci¨®n de la sociedad madrile?a. Lo mismo ocurre con el incremento de los hijos nacidos fuera del matrimonio. Uno de cada tres beb¨¦s que nace en Madrid es de madre no casada, una proporci¨®n similar a la media espa?ola, seg¨²n los datos de 2008. Diez a?os antes eran el 16%.
El laicismo gana peso y la multiconfesionalidad, tambi¨¦n, sobre todo de la mano de la inmigraci¨®n. "En los ¨²ltimos 40 a?os Madrid ha acogido una serie de religiones que la ha convertido en la ciudad m¨¢s multicultural y multiconfesional de toda Espa?a", explica el te¨®logo Tamayo.
Los inmigrantes han impulsado las uniones por otros ritos, que pasaron de 32 bodas en 1998 a 98 en el a?o 2008 (registrados oficialmente). "Eso tiene que contribuir a descentralizar del campo religioso a la Iglesia cat¨®lica y contribuir a la pluralidad religiosa", indica Tamayo.
Si el n¨²mero de matrimonios religiosos es un buen term¨®metro de la secularizaci¨®n de la sociedad madrile?a, los bautizos, que seg¨²n el te¨®logo "tienen un car¨¢cter muy vinculante con la instituci¨®n cat¨®lica", reflejan el inter¨¦s de los padres no s¨®lo en introducir a sus hijos en sociedad, sino en las costumbres y valores del catolicismo. Los datos, ofrecidos por la Conferencia Episcopal, ilustran que las pilas bautismales se utilizan cada vez menos.Los nacimientos en la Comunidad de Madrid aumentaron un 25,3% entre 2001 y 2007, mientras que los bautizos experimentaron la tendencia contraria, cayeron 10 puntos. El cotejo de la cifra de nacidos, que facilita el INE, y la de bautizados, que ofrece hasta 2007 la Conferencia Episcopal, revela que la proporci¨®n de beb¨¦s que recibe el sacramento ha disminuido del 66% al 55,7%.
"El hecho de que todav¨ªa m¨¢s del 50% de ni?os reciban el bautismo quiere decir que los padres, los abuelos y familiares quieren darle relevancia social al acto", indica Tamayo, autor de obras como Aportaci¨®n de las religiones a una ¨¦tica universal (Dykinson, 2003). ?l defiende que la sociedad no participa en los sacramentos por cuestiones exclusivamente religiosas.
"Antes, la sociedad espa?ola ve¨ªa que la ¨²nica forma de hacer relevante, socialmente hablando, un acto era mediante rituales religiosos. Es algo que ha cambiado much¨ªsmo en estos a?os", explica el catedr¨¢tico P¨¦rez-Agote, autor de Religi¨®n y pol¨ªtica en la sociedad actual (Universidad Complutense, 2008), entre otras obras.
Las primeras comuniones tambi¨¦n van a la baja en Madrid. En 2001, se oficiaron 31.635 y en 2007, 29.397 (un 7,6% menos).
M¨¢s agudo ha sido el descenso del n¨²mero de sacerdotes residentes en las tres di¨®cesis de la regi¨®n (Madrid, Alcal¨¢ y Getafe) que han perdido entre 2001 y 2007 un 12,8 % de los curas. Son 1.243, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Conferencia Episcopal.
Las estad¨ªsticas no calan en ?ngel Gallego, p¨¢rroco de la peque?a iglesia de Santa Luisa, en Carabanchel. ?l no percibe una disminuci¨®n de la participaci¨®n religiosa. "Este a?o vamos a celebrar la comuni¨®n de m¨¢s de 100 ni?os y tenemos 300 en catequesis". Una cifra similar a la de a?os anteriores, asegura. Un 30% de esos ni?os son extranjeros, admite el sacerdote.
En su despacho de la parroquia de San Nicol¨¢s de Bari, el sacerdote Ubaldo Moreno sentencia: "Sigo oficiando cuatro misas diarias; si no hubiese gente no las matendr¨ªamos. La religiosidad es como el bien y el mal: el mal siempre se nota m¨¢s".
La afluencia a los templos durante estas fechas y las aglomeraciones en las procesiones sostienen las teor¨ªas de los sacerdotes. El pasado Domingo de Ramos la iglesia de San Vicente de Pa¨²l, en Carabanchel, congreg¨® a centenares de fieles que desbordaron el templo. Ana Estrella Cecilia, de 44 a?os, era uno de los pocos rostros relativamente j¨®venes, entre una mayor¨ªa de ancianos e inmigrantes. All¨ª estaban sus dos hijas. "Educadas en mis creencias, aunque mi marido es agn¨®stico", dice. "Mis hijos tienen que tener valores, y yo pienso que ¨¦stos [los cristianos] son los buenos", puntualiza. Como ella, decenas y decenas de fieles, latinoamericanos, ancianos y contadas familias espa?olas. A la salida el lamento de E. G., una veterana catequista de la parroquia, rompe el entusiasmo religioso. "Cuando tenga que dejarlo no tendr¨¦ qui¨¦n me sustituya. Les decimos a los j¨®venes que por qu¨¦ no se implican y la respuesta es: 'Tenemos mucho trabajo".
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