La tradici¨®n y el futuro
Mikel Laboa (1934-2008) incluye un CD de canciones, un poema de Atxaga y un documental sobre el m¨²sico
Si hubiese nacido en Estados Unidos, tendr¨ªa la categor¨ªa de un Hank Williams o de un Johnny Cash, a cuyo perfil a?adir¨ªa la ductilidad con la que Laurie Anderson hace arte con la sola pronunciaci¨®n de sonidos que no necesitan ser palabras para tener significado. Muri¨® hace poco m¨¢s de un a?o -diciembre de 2008-, y ahora se edita Mikel Laboa (1934-2008), obra que incluye un compacto con cuatro canciones y un poema de Bernardo Atxaga m¨¢s un DVD con un documental de hora y media en el que artesanos de la m¨²sica como Raimon, Anari, Llach, Pi de la Serra, I?aki Salvador u Ordorika se rinden, entre otros, ante la dimensi¨®n de este artista descomunal. En consecuencia, tal y como indica en el documental el m¨²sico Xavier Montoia, Laboa "logr¨® lo que est¨¢ al alcance de muy pocos, ser patrimonio de todos". Lo m¨¢s asombroso en el caso de Laboa es que demostr¨® que en sus manos, en su voz tersa y aguda y en su guitarra, la tradici¨®n de la m¨²sica popular euskald¨²n no ten¨ªa por qu¨¦ hacer ascos a la vanguardia, al juego fon¨¦tico, a las texturas del jazz, a la experimentaci¨®n, a las orquestaciones y al riesgo sin por ello olvidar a Brassens o Yupanqui, dos de sus primeras influencias. No fue, pues, un artista popular conservador, formol de unas tradiciones arrinconadas por el paso del tiempo, sino m¨¢s bien el nexo y puente entre una sonoridad ligada a la fon¨¦tica de una lengua antigua y los tiempos en los que las lenguas antiguas parecen empujadas a la extinci¨®n.
Esta vigencia art¨ªstica queda patente en el documental viendo c¨®mo hasta miembros del grupo de hardcore Lisab? se deshacen en sentidos elogios ante la magnitud de su figura, incontestable en el Pa¨ªs Vasco. Todo ello queda explicado en el documental, irregular, en el cual la figura de Laboa puede al guionista, posiblemente tan fascinado y deslumbrado que en la primera parte sigue un elemental trazado cronol¨®gico explicado por el propio Laboa (nacimiento, Guerra Civil, bombardeo de Gernika, estudios de medicina, primer viaje a Barcelona, revitalizaci¨®n de la cultura vasca, etc¨¦tera), para centrarse en la segunda en una muestra de la m¨²sica de Laboa en directo. En esta mitad es donde destaca la fascinante capacidad de comunicaci¨®n del donostiarra, que hac¨ªa de la fon¨¦tica y de la onomatopeya una herramienta para construir un discurso cuyo significado era comprensible por el tono (caso, por ejemplo, de la pieza Komunikazio-Inkomunikazio). De hecho, la fon¨¦tica, tan definitiva en piezas como la cl¨¢sica Baga, biga, higa con su famoso ikimilikiliklik, es junto con el detallismo de un Laboa que cuidaba la iluminaci¨®n de sus espect¨¢culos, la cuidada instrumentaci¨®n de sus piezas o la eficiencia de unas letras a menudo tomadas de Joxean Artze, Joseba Sarrionaindia, Gabriel Aresti o Bernardo Atxaga, una de las se?as distintivas de un artista moderno en el mejor sentido del t¨¦rmino. Sus lekeitios, piezas m¨¢s experimentales de su repertorio, muestran hasta qu¨¦ punto Laboa anticip¨® el futuro de la tradici¨®n.
Mikel Laboa (1934-2008). CD y DVD. Elkar.
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