Acierto sin error
Est¨¢bamos advertidos por Chiang Tzu en Grande y Peque?o de que "En consecuencia: el que quiera tener acierto sin error,/ Orden sin desorden,/ Es que no entiende los principios/ Del cielo y la tierra./ No sabe c¨®mo/ Encajan las cosas". As¨ª que mientras nos instalemos en el esc¨¢ndalo de los dem¨¢s es imposible que progresemos como sociedad. Pero los responsables de las instituciones donde se ha detectado el abuso tienen unos deberes elementales que atender. Ni el asunto de la pederastia que aflige a la Iglesia, ni el de la corrupci¨®n ahora en el seno del PP, pueden despacharse con una mirada indulgente hacia los propios desmanes, combinada con el repudio a las supuestas o reales campa?as interesadas de distinta procedencia. Hay unas cuentas pendientes que deben darse de manera p¨²blica.
El PP deber¨ªa haber considerado desde hace tiempo caducada la presunci¨®n de inocencia
El predicador de la Casa Pontificia no era un turista fortuito, ni tom¨® la palabra en la bas¨ªlica de San Pedro de manera casual, ni su homil¨ªa es imaginable que se pronunciara sin la supervisi¨®n de quien corresponda. En modo alguno se trataba de lo que en t¨¦rminos taurinos significa la figura del espont¨¢neo fuera de los carteles y de toda previsi¨®n de las autoridades del festejo. Tampoco es de recibo la intervenci¨®n de Mar¨ªa Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, a prop¨®sito de los casos de corrupci¨®n que le afectan en Madrid, en Valencia, en Castell¨®n, en Galicia, en Baleares y en tantos otros sitios. El intento de reducir esta realidad a casos aislados y declararse sorprendidos en su buena fe cuando hay pruebas de que se han dedicado a encubrirlos o a mirar para otro lado es inaceptable.
Recuerdo que cuando los casos de corrupci¨®n asolaban al PSOE durante los ¨²ltimos a?os del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, la primera respuesta del secretario general fue que no estaban preparados para aceptar que este virus pudiera prender en sus filas como si sus filas estuvieran hechas de un material humano distinto, inmune a los agentes de la intemperie, como si fueran metales inoxidables. Dice ahora la se?ora Cospedal que no se trata de una trama de partido, sino de personas que se han querido aprovechar de la formaci¨®n pol¨ªtica. Pero qu¨¦ broma es esta. Claro que se trata de personas que han delinquido porque las instituciones no delinquen seg¨²n sabemos por el C¨®digo Penal. Pero primero no son personas en el sentido de francotiradores sino s¨®lidamente instaladas en el organigrama, que han abusado durante a?os llev¨¢ndose los fondos p¨²blicos a manos llenas para su provecho particular y para ayudar a las finanzas de la organizaci¨®n que de modo inevitable estaba al corriente. Porque es imposible que tantas personas hayan estado tanto tiempo lucr¨¢ndose de la corrupci¨®n sin que sus entornos lo advirtieran y lo consintieran.
Un comportamiento que se explica a la vista de la suerte que en 1981 corri¨® aquel primer concejal -Alonso Puerta- del Ayuntamiento presidido por el alcalde Enrique Tierno Galv¨¢n, que tuvo el coraje de denunciar el fraude de unas contratas de limpieza para tres barrios de la zona norte, avaladas por los delegados de Hacienda y de Saneamiento y Medio Ambiente, Baltasar Aymerich y Jes¨²s Espelos¨ªn, respectivamente. El principio de "los trapos sucios se lavan en casa" est¨¢ en la base del contagio de la suciedad de los comportamientos, como acabamos de ver una vez m¨¢s en la Iglesia y ahora mismo de nuevo en el PP. De todos esos compromisos que se proclaman en v¨ªsperas electorales y que los candidatos suscriben con inusitado entusiasmo enseguida no queda ni rastro y se sustituyen por el pragmatismo de "a qui¨¦n Dios se la d¨¦, san Pedro se la bendiga".
Las palabras de la se?ora Cospedal en la rueda de prensa posterior a la reuni¨®n del ¨®rgano directivo del PP celebrada ayer, a tenor de las cuales actuar¨¢n con toda contundencia, si es necesario hacerlo, y su puntualizaci¨®n inmediata de que emplear¨¢n la misma contundencia para defender la presunci¨®n de inocencia de sus cargos imputados resultan de aurora boreal. Primero, por el condicional que sigue al prop¨®sito de contundencia, como si todav¨ªa estuvi¨¦ramos todos en Bel¨¦n con los pastores. Segundo, porque anuncia como novedad que defender¨¢n la presunci¨®n de inocencia, actitud en la han estado instalados, contra toda evidencia. Porque una cosa es que los jueces deban mantenerla hasta dictar sentencia y otra distinta que el PP deber¨ªa hace tiempo haberla considerado caducada. Venirnos a estas alturas de la estaci¨®n con el soniquete de que respecto a Jaume Matas el PP ha hecho lo que ten¨ªa que hacer y que ahora debe actuar la justicia puesto que ya no es militante es un enga?o porque hasta ahora el PP se ha abstenido de modo recalcitrante en la cuesti¨®n y porque quien ha pedido la baja temporal ha sido el interesado por propia iniciativa. Veremos.
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