Otro Madrid, otra movida
Acaba de aparecer un nuevo libro de Luis Antonio de Villena, Malditos (Bruguera), que es en realidad un homenaje a ciertos protagonistas de la premovida, tiempo anterior a aquella otra gran agitaci¨®n cultural, m¨¢s popular y a veces m¨¢s atractivamente banal, de la que ya se ocupara el mismo autor en Madrid ha muerto. Esos protagonistas desfilan por la obra, identificados unos, identificables otros y algunos desconocidos muy notorios. Los identificados est¨¢n muy bien retratados y cuando hablan parece que se les est¨¦ escuchando. Muy fielmente reproducidos, ampl¨ªan con su conversaci¨®n el espacio del narrador de Malditos. Los identificables, unas veces vivos y otras muertos, est¨¢n tan primorosamente descritos que uno no se explica por qu¨¦ Villena ha ocultado sus nombres reales. O s¨ª se lo explica si sospecha que el cambio onom¨¢stico le ha supuesto una mayor libertad en los espacios de invenci¨®n que hay en esta historia tan realista. Una invenci¨®n que alcanza su plenitud, naturalmente, cuando describe a los j¨®venes madrile?os que rodean al protagonista de la obra y a su autor, generalmente chicos de nuestros suburbios en las noches del Madrid m¨¢s canalla, entregados a la droga, la homosexualidad, el alcohol y los placeres er¨®ticos m¨¢s variados. La obra logra en sus m¨¢s desvergonzadas escenas sus mayores aciertos, no ya porque la alta temperatura er¨®tica pueda atraer m¨¢s o menos al lector, sino porque el vigor narrativo y la naturalidad con que el autor introduce el mon¨®logo y el lenguaje cheli o la jerga generacional imprime al relato su vigor literario m¨¢s rotundo.
'Malditos' es una aportaci¨®n singular a la historia del Madrid m¨¢s secreto de los a?os setenta
Pero es igualmente acertado que el narrador, que es personaje, y personaje del que se habla mucho (esta es tambi¨¦n una novela sobre el propio Villena), emplee un lenguaje transgresor. Justamente esto le otorga a Malditos un tono de memorias que el narrador no niega y que le lleva a admitir que el libro pueda ser una biograf¨ªa colectiva. Pero si el narrador no, el autor s¨ª lo niega en una nota final. Y cuesta creerle, no que ning¨²n personaje sea del todo inventado, que eso queda claro, sino la excepci¨®n que destaca, la del narrador, que sostiene ¨¦l "que cumple el stendhaliano papel del espejo en un transitado camino". Y lo cumple, pero no se queda en eso. Cualquiera que haya seguido la obra de Villena, tantas veces de tintes autobiogr¨¢ficos, descubrir¨¢ en los gustos sexuales del narrador, en sus regodeos y en las abundantes reflexiones literarias o sobre la vida y la cultura en general un indiscutible parecido al propio Villena, que no s¨®lo no duda en hablar de s¨ª mismo, sino que se complace en ello.
Da en cualquier caso igual porque lo importante es el resultado de una obra que tiene tambi¨¦n condici¨®n de cr¨®nica, como se nos avisa, pero que supone una manera de ahondar en la compleja condici¨®n humana a trav¨¦s de una criatura del siglo XX que recrea la tensi¨®n que supone vivir el riesgo de vivir al l¨ªmite. Tal vez sea eso lo que otorga a esta cr¨®nica su m¨¢s clara condici¨®n de novela, pero no merece la pena discutir si m¨¢s o menos novela, aunque el narrador se ocupe de ello en el transcurso del relato. Y, por si fuera poca su madera de novelista al poner en pie a estos personajes, reales o no, y de mezclar a los identificados con los identificables, en una fusi¨®n de realidad-ficci¨®n, el logro de descripci¨®n de los escenarios, tantas veces el de la ciudad de Madrid con su intrahistoria, completa esa misi¨®n abarcadora de la novela que explica muchas veces la historia de la que los historiadores no se ocupan pero permite con el tiempo interpretar mucho mejor incluso a los historiadores. No creo que ese fuera el prop¨®sito de Luis Antonio de Villena, que desconf¨ªa de todas las ortodoxias, y por supuesto de las de la historia com¨²n, pero Malditos es una aportaci¨®n singular a la historia del Madrid m¨¢s secreto de aquel tiempo en el que, antes de morir el dictador y apenas muerto, est¨¢bamos todos ansiosos de libertad y cada cual la vivi¨® a su manera. La manera en que la vivi¨® Emilio Jord¨¢n, centro de la novela, que bien puede ser identificado como el poeta Eduardo Haro Ibars, cuyo padre, el gran periodista Eduardo Haro Tecglen, es epis¨®dicamente retratado con justeza, es el tema de este libro. Luis Antonio de Villena escribe con entregada fascinaci¨®n de su personaje principal, pero entre un temor por su mundo atrevido en el Madrid underground y una indiscutible admiraci¨®n por su heterodoxia.
Malditos es una obra cr¨ªtica y audaz, contada con cierta melancol¨ªa, en la que Villena duda a veces de los paisajes reales y los trastoca para encontrarlos en la invenci¨®n, de un modo que le permite al fin establecer con eficacia el contraste entre la cultura de la comodidad y la creaci¨®n del riesgo.
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