Fantasmas chechenos en el Kremlin
Los atentados de Mosc¨² confirman que el conflicto en la rep¨²blica cauc¨¢sica sigue supurando, en contra de lo que proclam¨® Putin tras su exhibici¨®n de dureza y pese a los esfuerzos m¨¢s apaciguadores de Medv¨¦dev
El ¨²ltimo golpe de terroristas chechenos contra la sociedad rusa no ha podido llegar en peor momento. Rusia est¨¢ sufriendo las consecuencias de una crisis econ¨®mica que est¨¢ atacando duramente a su d¨¦bil econom¨ªa. La poblaci¨®n, mayoritariamente desempleada, reclama trabajo, soluciones a la corrupci¨®n y el fin de la inseguridad ciudadana. A nivel internacional, la posici¨®n de Rusia se ha visto mermada por una guerra con Georgia que ha debilitado la imagen de un pa¨ªs en declive comprometiendo las relaciones con sus aliados (China, Venezuela, Ir¨¢n etc¨¦tera...). Los rusos se?alan al presidente Medv¨¦dev como culpable y recuerdan con nostalgia los a?os de presidencia de Putin. Por si todo esto fuera poco, el atentado del lunes de la pasada semana debilita a¨²n m¨¢s a Medv¨¦dev cuya cuestionada pol¨ªtica con Chechenia ha estado centrada en ir a las causas profundas del conflicto frente a la opci¨®n defendida por Putin que abogaba por una mayor contundencia. Por ello, podemos afirmar que los fantasmas chechenos merodean por los pasillos del Kremlin quitando el sue?o a sus dirigentes.
Putin, ex presidente y hoy primer ministro, pide mano dura con los chechenos
Medv¨¦dev, hoy presidente, intentaba ir al fondo del contencioso impulsando reformas
Los nokhchi o chechenos son un combativo y correoso pueblo de las monta?as cauc¨¢sicas emparentados, tanto ¨¦tnica como ling¨¹¨ªsticamente, con los inghuses. Se agrupan en teips o clanes que articulan las relaciones de poder en la zona, siendo el Malkoy del autoproclamado Emir Um¨¢rov el m¨¢s importante de ellos.
A comienzos del siglo XIX los zares fundan Grozny -la terrible- con el ¨²nico fin de lanzar ofensivas siguiendo el curso del r¨ªo Terek para controlar el C¨¢ucaso. Aunque en 1859 Chechenia fue formalmente conquistada por los zares sus habitantes nunca se plegaron y bajo las ¨®rdenes de sus l¨ªderes -Mansur, Shamil, Dudayev, Bassayev...- han combatido a los rusos hasta nuestros d¨ªas. Durante los a?os de la URSS, la mano de hierro de Stalin logr¨® desmontar el entramado nacionalista checheno gracias a acciones tales como limpiezas ¨¦tnicas y deportaciones a Asia Central. De hecho, importantes l¨ªderes como Kadyrov o Khasbulatov nacieron en las estepas centroasi¨¢ticas. Sin embargo, lejos de solucionar el problema, se gener¨® un peligroso caldo de cultivo que hoy da aliento a los militantes chechenos.
En los a?os noventa, la desintegraci¨®n de la URSS hizo creer a los chechenos que pod¨ªan declararse independientes. A comienzos de la d¨¦cada estall¨® una guerra entre la autoproclamada Rep¨²blica de Chechenia y la Federaci¨®n Rusa que acab¨® con una paz en falso. Pocos a?os despu¨¦s y ya con la irrupci¨®n del islamismo radical, el entonces primer ministro Putin afrontaba una segunda guerra con un presidente Yeltsin convaleciente y un desafiante Shamil Bassayev que se codeaba con los terroristas internacionales m¨¢s importantes del mundo. Si bien es cierto que la primera contienda se trat¨® de un conflicto nacionalista, la segunda ten¨ªa abiertamente un cariz religioso. Por ello, el ya presidente Putin aprovech¨® la cobertura que le ofreci¨® la War on Terror de George W. Bush para cometer algunos excesos que han agravado el conflicto.
La impune actuaci¨®n de las tropas rusas contra la poblaci¨®n chechena comenz¨® a generar algunos fantasmas. El primero fue la emergencia de los atentados suicidas que de la mano del wahabismo -importando por milicianos como Khattab, Malik o Kamel Rabat- hizo su aparici¨®n por primera vez en Chechenia en el a?o 2000. El segundo de los fantasmas chechenos han sido las temidas viudas negras. Este grupo fue presentado internacionalmente en la toma del Teatro Dubrozka, donde la mitad de los asaltantes eran viudas negras. Se trata de mujeres que bien han perdido a un hermano o un marido o bien han sido violadas por las tropas federales, por lo que el sentimiento de venganza gu¨ªa sus acciones. Aunque el fen¨®meno no es propiamente checheno, ya que la primera mujer suicida se inmol¨® en Palestina en 1987, s¨ª que se ha convertido en un macabro rasgo de la lucha contra los rusos. El tercer fantasma checheno son los atentados contra los medios de transporte, especialmente los ferroviarios. Aunque al igual que en el caso de las viudas negras no se trate de un fen¨®meno propio de los chechenos -de hecho, el primer atentado contra el metro de Mosc¨² lo cometieron armenios en 1977- s¨ª que se ha convertido en uno de sus principales modos de acci¨®n. Desde que en 1996 atacaran la l¨ªnea Serpukhovskaya, podemos contabilizar hasta una decena de atentados cometidos por los terroristas chechenos contra diferentes medios de transporte de la Federaci¨®n Rusa, incluyendo acciones contra aviones, trenes e incluso el secuestro de un ferry.
El pasado 29 de marzo los tres fantasmas chechenos aparecieron a la vez en las estaciones de Lubianka y Park Kultury, en pleno centro de Mosc¨². Dos viudas negras, se inmolaron en el metro en una de las horas m¨¢s concurridas, dejando un rastro de muerte y destrucci¨®n.
Dos siglos despu¨¦s de la llegada de los cosacos a Chechenia, el conflicto no s¨®lo no ha cesado sino que se ha extendido a Mosc¨² amenazando a los propios moscovitas. En primer lugar, el ataque debe ser interpretado como un deseo de situar el conflicto checheno en la agenda internacional y, en segundo lugar, como una respuesta a las ofensivas que est¨¢ llevando el Kremlin en suelo checheno.
Por un lado, la poblaci¨®n chechena se ha quejado amarga e infructuosamente de las continuas violaciones de los derechos humanos perpetradas impunemente no tanto por las tropas federales, sino por los temidos Kadirovtsy (las fuerzas de seguridad del pro-ruso Ramza Kadyrov).
Por otro lado, durante el mes de marzo el ej¨¦rcito federal ha asesinado a varios terroristas chechenos como Abu Haled, un ¨¢rabe responsable de las t¨¦cnicas de psicolog¨ªa y al mismo tiempo jefe de seguridad del Emir Doku Um¨¢rov. Junto a Haled han sido asesinados otros terroristas ¨¢rabes y Said Buryatski, responsable del ataque al Nevsky Express de noviembre de 2009. Estos asesinatos prueban la vinculaci¨®n del terrorismo checheno con la yihad internacional.
Estas operaciones contrastan con la l¨ªnea llevada a cabo hasta el momento por el presidente Medv¨¦dev, mucho m¨¢s partidario de buscar las causas profundas del conflicto que Putin. De hecho, Medv¨¦dev ha recibido duras cr¨ªticas por su pol¨ªtica hacia Chechenia cuya guerra declar¨® terminada en abril de 2009. Por su parte, el ex presidente y hoy primer ministro Putin es partidario de una pol¨ªtica m¨¢s dura con los rebeldes chechenos, ya que presume de haber dejado solucionado el problema cuando abandon¨® la presidencia en 2008. Sin embargo, desde entonces la violencia ha vuelto no s¨®lo a Chechenia sino tambi¨¦n a Rusia. Desde 2008 la joya de la corona de los ferrocarriles rusos, el Nevski Express, ha sufrido dos atentados a los que tenemos que sumar el del metro de Mosc¨². Este ¨²ltimo se ha producido justo debajo del Cuartel General de los Servicios Seguridad Rusos (FSB) lo que ha provocado que muchos lo hayan calificado como el 11-S ruso.
La aparici¨®n de los fantasmas chechenos en el Kremlin ha abierto la caja de Pandora. Por un lado, Medv¨¦dev se encuentra sitiado por una brutal crisis econ¨®mica que provoca manifestaciones por todo el pa¨ªs. De hecho, durante el mes de marzo se han producido manifestaciones organizadas bajo el nombre de D¨ªa de la C¨®lera Rusa. A este hecho se le suma una galopante corrupci¨®n que muchos achacan a sus medidas liberalizadoras. Para agravar m¨¢s las cosas, Medvedev tiene que asumir una d¨¦bil posici¨®n internacional justo antes del inicio de las conversaciones de desarme nuclear con Estados Unidos. Por otro lado, el primer ministro Putin reclama medidas m¨¢s contundentes contra los chechenos, medidas que ir¨ªan en la l¨ªnea de las que ¨¦l mismo tom¨® en 2004 tras la masacre de Beslan. Estas medidas no s¨®lo chocar¨ªan con las reformas emprendidas por Medv¨¦dev, sino que le provocar¨ªan graves cr¨ªticas internacionales, rest¨¢ndole el ¨²nico apoyo que tiene para ser reelegido presidente en 2012, puesto que desea y a?ora Vlad¨ªmir Putin.
Alberto Priego es investigador invitado en la School of Oriental and African Studies (SOAS).
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