Una variante brutal del catolicismo
Para la cantante, las disculpas del Papa por los abusos sexuales a menores en Irlanda son huecas. No asume ninguna responsabilidad. ?Qu¨¦ hay de la complicidad del Vaticano en el ocultamiento de estos delitos?
Cuando era ni?a, Irlanda era una teocracia cat¨®lica. Si se acercaba un obispo por la calle, la gente se apartaba para dejarle paso. Si asist¨ªa a un acontecimiento deportivo, el equipo se aproximaba a arrodillarse y besarle el anillo. Si alguien comet¨ªa un error, en vez de decir "Nadie es perfecto", dec¨ªamos "Podr¨ªa pasarle hasta a un obispo".
Esta ¨²ltima frase era m¨¢s certera de lo que imagin¨¢bamos. Hace unos d¨ªas, el papa Benedicto XVI escribi¨® una carta personal en la que ped¨ªa perd¨®n -por decir algo- a Irlanda por los decenios de abusos sexuales a menores que cometieron unos sacerdotes en los que se supon¨ªa que deb¨ªan confiar esos ni?os. Para muchos irlandeses, esa carta del Papa es un insulto no s¨®lo a nuestra inteligencia, sino a nuestra fe y a nuestro pa¨ªs. Para entender por qu¨¦, hay que tener en cuenta que los irlandeses hemos sufrido una variante brutal del catolicismo basada en la humillaci¨®n de los ni?os.
Hace 18 a?os romp¨ª una foto del papa Juan Pablo II. Muchos no entendieron la protesta
La idea de que necesitamos a la Iglesia para acercarnos a Jes¨²s es una blasfemia
Yo lo viv¨ª en persona. Cuando era ni?a, mi madre -una madre maltratadora y todo lo contrario de lo que debe ser una buena madre- me animaba a que robara en las tiendas. En una ocasi¨®n me atraparon y pas¨¦ 18 meses en el Centro de Formaci¨®n An Grian¨¢n, una instituci¨®n para ni?as con problemas de conducta en Dubl¨ªn, por recomendaci¨®n de una trabajadora social. An Grian¨¢n era una de las hoy tristemente famosas "lavander¨ªas de las Magdalenas", patrocinadas por la Iglesia, que albergaban a adolescentes embarazadas y j¨®venes poco d¨®ciles. Trabaj¨¢bamos en el s¨®tano, lavando la ropa de los curas en fregaderos con agua fr¨ªa y pastillas de jab¨®n. Estudi¨¢bamos matem¨¢ticas y mecanograf¨ªa. Ten¨ªamos poco contacto con nuestras familias. No cobr¨¢bamos ning¨²n sueldo. En mi caso, por lo menos, una de las monjas fue buena conmigo y me regal¨® mi primera guitarra.
An Grian¨¢n era un producto de la relaci¨®n del Gobierno irland¨¦s con el Vaticano; la Iglesia goz¨® de una "posici¨®n especial" recogida en nuestra Constituci¨®n hasta 1972. Todav¨ªa en 2007, el 98% de los colegios irlandeses estaba en manos de la Iglesia cat¨®lica. Pero los colegios para ni?os dif¨ªciles han estado siempre plagados de castigos corporales salvajes, maltratos psicol¨®gicos y abusos sexuales. En octubre de 2005, un informe encargado por el Gobierno identific¨® m¨¢s de 100 acusaciones de abusos sexuales cometidos por sacerdotes entre 1962 y 2002 en Ferns, un pueblo a unos 100 kil¨®metros al sur de Dubl¨ªn. La polic¨ªa no investig¨® a los sacerdotes acusados; se dijo que padec¨ªan un problema "moral". En 2009, un informe similar involucr¨® a los arzobispos de Dubl¨ªn en la ocultaci¨®n de varios esc¨¢ndalos de abusos sexuales entre 1975 y 2004.
?Por qu¨¦ se toleraba esa conducta criminal? Seg¨²n el informe de 2009, el "important¨ªsimo papel que ha desempe?ado la Iglesia en la vida irlandesa es el motivo por el que se consinti¨® que no se pusiera fin a los abusos cometidos por una minor¨ªa de sus miembros".
A pesar de la larga relaci¨®n de la Iglesia con el Gobierno irland¨¦s, la carta en la que el papa Benedicto pide te¨®ricamente perd¨®n no asume ninguna responsabilidad por las infracciones de los curas irlandeses. Dice que, "antes, la Iglesia en Irlanda debe reconocer ante el Se?or y ante otros los graves pecados cometidos contra unos ni?os indefensos". ?Qu¨¦ hay de la complicidad del Vaticano en esos pecados?
En su texto, Benedicto da la impresi¨®n de que se ha enterado hace poco de los abusos y se presenta como una v¨ªctima m¨¢s: "No tengo m¨¢s remedio que compartir la desolaci¨®n y la sensaci¨®n de traici¨®n que hab¨¦is experimentado tantos de vosotros al saber de estos actos pecaminosos y criminales y de c¨®mo se ocuparon de ellos las autoridades eclesi¨¢sticas en Irlanda". Sin embargo, la carta de infausta memoria que envi¨® Benedicto en 2001 a los obispos de todo el mundo les ordenaba guardar secreto sobre las acusaciones de abusos sexuales so pena de excomuni¨®n, es decir, actualizaba una perniciosa pol¨ªtica de la Iglesia, expresada en un documento de 1962, que establec¨ªa que tanto los sacerdotes acusados de delitos sexuales como sus v¨ªctimas deb¨ªan "observar el m¨¢s estricto secreto" y "atenerse a un silencio eterno".
Benedicto, entonces Joseph Ratzinger, era cardenal cuando escribi¨® esa carta. Hoy, cuando ocupa el sill¨®n de San Pedro, ?vamos a creer que su opini¨®n ha cambiado? ?Y vamos a conformarnos ante las recientes revelaciones de que en 1996 se neg¨® a destituir a un sacerdote acusado de haber abusado de hasta 200 ni?os sordos en el Estado norteamericano de Wisconsin?
La carta de Benedicto afirma que su preocupaci¨®n es "sobre todo ayudar a sanar a las v¨ªctimas". Sin embargo, les niega lo que podr¨ªa sanarles: una confesi¨®n inequ¨ªvoca del Vaticano de que ocult¨® los abusos y ahora est¨¢ tratando de ocultar el ocultamiento. Asombrosamente, el Papa invita a los cat¨®licos a "ofrecer vuestro ayuno, vuestras oraciones, vuestra lectura de las Escrituras y vuestras obras de misericordia para obtener la gracia de la curaci¨®n y la renovaci¨®n de la Iglesia de Irlanda". Y sugiere, cosa a¨²n m¨¢s asombrosa, que las v¨ªctimas irlandesas pueden sanar acerc¨¢ndose m¨¢s a la Iglesia, la misma Iglesia que exig¨ªa votos de silencio a los ni?os v¨ªctimas de los abusos, como ocurri¨® en 1975 en el caso del padre Brendan Smyth, un sacerdote irland¨¦s que m¨¢s tarde acab¨® en la c¨¢rcel por delitos sexuales repetidos. Muchos irlandeses, cuando se nos pas¨® la risa, nos dijimos que la idea de que necesitamos la Iglesia para aproximarnos a Jes¨²s es una blasfemia.
Para los cat¨®licos irlandeses, lo que insin¨²a Benedicto -que los abusos sexuales en Irlanda son un problema irland¨¦s- es arrogante y blasfemo. El Vaticano est¨¢ actuando como si no creyera en un Dios que todo lo ve. Quienes dicen ser los guardianes del Esp¨ªritu Santo se dedican a aplastar todo lo que el Esp¨ªritu Santo representa. Benedicto es culpable de dar una imagen falsa del Dios al que adoramos. Todos sabemos, en el fondo de nuestro coraz¨®n, que el Esp¨ªritu Santo es la verdad. Por eso sabemos que Cristo no est¨¢ con esos que le invocan con tanta frecuencia.
Los cat¨®licos irlandeses tienen una relaci¨®n disfuncional con una organizaci¨®n que comete abusos. El Papa debe hacerse responsable de las acciones de sus subordinados. Si hay sacerdotes cat¨®licos que abusan de los ni?os, es Roma, y no Dubl¨ªn, la que debe responder de ello, con una confesi¨®n inequ¨ªvoca y someti¨¦ndose a una investigaci¨®n criminal. Mientras no lo haga, todos los buenos cat¨®licos -incluidas las ancianitas que van a misa todos los domingos, no s¨®lo los cantantes protesta como yo, a quienes el Vaticano puede ignorar sin problema- deber¨ªan dejar de acudir al templo. Ha llegado la hora de que en Irlanda separemos a nuestro Dios de nuestra religi¨®n y nuestra fe de sus supuestos dirigentes.
Hace casi 18 a?os, romp¨ª una fotograf¨ªa del papa Juan Pablo II en un episodio de Saturday night live. Muchos no entendieron la protesta; la semana siguiente, el presentador invitado del programa, el actor Joe Pesci, dijo que, si hubiera estado presente, me "habr¨ªa dado una bofetada". Yo sab¨ªa que mi acci¨®n iba a causar problemas, pero quer¨ªa provocar un debate necesario; ese es uno de los ingredientes de ser artista. Lo ¨²nico que lament¨¦ fue que la gente pensara que no cre¨ªa en Dios. No es verdad, en absoluto. Soy cat¨®lica de nacimiento y cultura, y ser¨ªa la primera en presentarme a la puerta de la iglesia si el Vaticano ofreciera una reconciliaci¨®n sincera.
Mientras Irlanda soporta la ofensiva carta con la que Roma pide perd¨®n y un obispo irland¨¦s dimite, pido a los estadounidenses que comprendan por qu¨¦ una mujer cat¨®lica irlandesa que sobrevivi¨® a los malos tratos de ni?a pudo querer romper la foto del Papa. Y que piensen si a los cat¨®licos irlandeses, por no atrevernos a decir "merecemos algo mejor", se nos debe tratar como si mereci¨¦ramos algo peor.
? Sinead O'Connor, 2010
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Sinead O'Connor, m¨²sica y madre de cuatro hijos, vive en Dubl¨ªn.
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