Ropa sucia
La Secretar¨ªa de Estado norteamericana difundi¨® ayer un posado para todas las televisiones presidido por Hillary Clinton. En ¨¦l anunciaba que su ej¨¦rcito nunca repeler¨ªa con un ataque nuclear las hostilidades de un pa¨ªs que careciera de armas nucleares o hubiera firmado el tratado de no proliferaci¨®n. Un resumen algo c¨ªnico podr¨ªa afirmar que el Departamento de Defensa declar¨® que no matar¨ªa moscas a ca?onazos. Estos peque?os gestos tratan de devolver la autoestima perdida a las democracias occidentales. Llevamos demasiado tiempo agachando la cabeza y sintiendo que nuestros valores no son valiosos ni defendibles. Un error de apreciaci¨®n tremendo si uno mira alrededor. Puede que algunos de nuestros m¨¢s altos representantes ejercieran de rastreros aprovechados, torturadores internacionales y dementes iluminados, pero esa culpa s¨®lo se limpia impidiendo que vuelva a suceder.
La democracia se fortalece con m¨¢s democracia. Es igual que la corrupci¨®n pol¨ªtica, lo deprimente no es enterarte de tramas alambicadas, sino no llegar a enterarte nunca.
La decisi¨®n norteamericana refuerza el pulso con Ir¨¢n, culebr¨®n donde est¨¢n en juego demasiadas cosas importantes como para dejarlo en manos del silencio y las buenas intenciones. Precisamente esta semana algunos de los familiares del cineasta iran¨ª Jafar Panahi han sido puestos en libertad, pero no as¨ª ¨¦l. Sigue en prisi¨®n acusado de tener intenciones de rodar una pel¨ªcula sobre las protestas tras las elecciones fraudulentas. Panahi es autor de El c¨ªrculo, una densa recreaci¨®n del d¨ªa de una mujer enfrentada a la falta de libertad personal, y Fuera de juego, una comedia amable y desoladora sobre la prohibici¨®n de las mujeres para asistir al f¨²tbol. Es decir, Panahi tiene todos los atributos de la mosca cojonera. Pero mantenerlo en la c¨¢rcel es tan disparatado como si a Michael Moore lo encerraran en Alcatraz. La expresi¨®n cinematogr¨¢fica de los defectos de tu propio pa¨ªs es un derecho que perturba a mucha gente, que acusa a quien practica tan sano ejercicio de antipatriota. Ya en tiempos del neorrealismo italiano, el sinuoso pol¨ªtico Andreotti afe¨® a Vittorio De Sica que rodara Ladr¨®n de bicicletas con la repugnante excusa de que "la ropa sucia se lava en casa". Su verdadera aspiraci¨®n es que no se lave.
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