"Soy un pansudan¨¦s que ha visto mundo"
"?Qu¨¦ prefiere que hablemos: ingl¨¦s o franc¨¦s?", pregunta el anfitri¨®n, vestido impecablemente todo de blanco, jalabiya, turbante y pa?uelo. Sin esperar la respuesta, opta por el ingl¨¦s, para que sus asistentes puedan seguir la conversaci¨®n. Hassan al Turabi (77 a?os) fue en los noventa el hombre que manej¨® entre bastidores los resortes del poder en Sud¨¢n, el ide¨®logo del golpe de Estado de 1989 que llev¨® al poder al militar Omar el Bachir, todav¨ªa presidente, y acentu¨® el car¨¢cter isl¨¢mico del r¨¦gimen. Despu¨¦s de 21 a?os, est¨¢ en la oposici¨®n y sigue siendo un referente en el pa¨ªs m¨¢s extenso de ?frica.
Conversador incansable, culto y refinado, su paso por las universidades de Londres y la Sorbona de Par¨ªs, donde obtuvo un doctorado en Derecho, dej¨® la huella de un ingl¨¦s y un franc¨¦s impecables. Estamos en la sede de Jartum del Partido Popular del Congreso, el partido de Turabi, por el que se presenta candidato a diputado en las elecciones del 11 de abril. En una amplia sala es donde suele recibir a sus invitados y presidir reuniones. No hay ninguna mesa de trabajo, s¨®lo grandes sillones color crema y peque?as mesas de caf¨¦. Un asistente sirve t¨¦ y zumos de fruta.
El ide¨®logo del golpe en Sud¨¢n dice que ¨¦l, y no los europeos, es un dem¨®crata
En los c¨ªrculos m¨¢s conservadores de EE UU se le considera un peligroso integrista, que convirti¨® a su pa¨ªs en refugio de militantes isl¨¢micos, incluido un tal Osama Bin Laden, que vivi¨® en Jartum en los a?os noventa. Sud¨¢n todav¨ªa paga por ello las sanciones econ¨®micas decretadas por la ONU, que impiden, entre otras cosas, el uso de toda tarjeta de cr¨¦dito internacional.
El visionario osado que tuvo el poder en sus manos se volvi¨® pragm¨¢tico, despu¨¦s de entrar y salir varias veces de la c¨¢rcel por sus cr¨ªticas al r¨¦gimen. Turabi pas¨® a defender la incorporaci¨®n de la mujer "a la vida p¨²blica", conden¨® la pena de muerte por apostas¨ªa del islam, se opuso a la sentencia capital dictada por el ayatol¨¢ Jomeini contra Salman Rushdie y defendi¨® la aplicaci¨®n gradual y no forzada de la ley isl¨¢mica, s¨®lo para los musulmanes.
?Qui¨¦n es Hassan al Turabi?, pregunto. "Nac¨ª en Sud¨¢n oriental, crec¨ª en el oeste, viv¨ª un tiempo en el sur y pas¨¦ el resto de mi vida en el norte. Soy un pansudan¨¦s. Estudi¨¦ en Londres y Par¨ªs, su cultura... Digamos que me he movido por el mundo". Bachir, el autor del golpe de 1989, a quien Turabi apoy¨®, es hoy su enemigo. El Tribunal Penal Internacional emiti¨® el a?o pasado una orden de captura contra el presidente de Sud¨¢n por cr¨ªmenes de lesa humanidad. Y Turabi ha aplaudido la decisi¨®n. "?Qu¨¦ puede pensar el mundo de nosotros? Que violamos a las mujeres por centenares y matamos a la gente por miles".
"Pero usted estuvo con Bachir", le recuerdo mientras llega una bandeja con d¨¢tiles y pastas. "Oh, no, estuve con ¨¦l por la democracia". ?C¨®mo por la democracia? Bachir no es dem¨®crata. "No, los europeos no son dem¨®cratas. Aplastan la democracia. Mire los pa¨ªses del mundo isl¨¢mico, cuando se han levantado para ser independientes. En Argelia, los militares intervinieron. ?Y qu¨¦ pasa con Ham¨¢s? Gan¨® las elecciones con el 60%, pero no le dejan gobernar. No es honesto. Lea el Cor¨¢n. El pueblo tiene que gobernarse por s¨ª mismo, en base al consenso".
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