La corrupci¨®n corrompe

No se suele citar completa la frase de lord Acton: "Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad: m¨¢s a¨²n cuando sancionan la tendencia o la certeza de la corrupci¨®n con la autoridad". Aquel noble brit¨¢nico, cat¨®lico y liberal, tan desconfiado, se estaba refiriendo al Papa y al Rey, de quienes se negaba a aceptar cualquier "infalibilidad" y rechazaba de plano que no pudieran ser juzgados como el resto de la gente. Dudo mucho que John Emerich Edward Dalkberg Acton sea uno de los referentes doctrinales del vicepresidente del Consell, Juan Cotino, y de tanto cat¨®lico ferviente como pulula por los pliegues del poder valenciano. Y sospecho que su famoso dictum les trae al pairo. Lo que no evita que el fondo de la cuesti¨®n, el conflicto moral, est¨¦ planteado, ahora y aqu¨ª, con toda la crudeza. Hablamos del ejercicio desviado de las funciones p¨²blicas y del deterioro institucional y social que ello genera. Hablamos de corrupci¨®n. ?Creen de verdad Mariano Rajoy, Francisco Camps, el PP y el Consell en pleno que es posible afrontar el monumental esc¨¢ndalo que corrupci¨®n del caso G¨¹rtel como si se tratara de una tormenta pasajera?

El levantamiento del secreto por parte del juez que instruye el caso ha deparado, est¨¢ deparando, una ingente cantidad de pruebas que confirman, apuntalan y ampl¨ªan lo que ya era evidente: que la corrupci¨®n se ha ense?oreado del PP y de las administraciones que gobierna, con la financiaci¨®n ilegal del partido como trasfondo. Camps y la mayor¨ªa de su gobierno, la radiotelevisi¨®n auton¨®mica, la Feria de Valencia, la presidenta de las Cortes, quienes gestionaron la visita del Papa, tan cat¨®licos, y cinco empresarios contratistas de la Generalitat se hunden en un fango de obscena connivencia con ?lvaro P¨¦rez, su jefe Correa y esa alegre manera de ejercer el soborno como un negocio m¨¢s.

?De verdad cree alguien que es viable Camps, que tiene alg¨²n futuro tras haber empleado, o permitido que se empleara, el poder que le fue otorgado para servir a los intereses p¨²blicos en beneficio de intereses privados o de partido? Los efectos de la actitud numantina del PP est¨¢n a la vista: desgobierno y descomposici¨®n de la cultura pol¨ªtica, radicalizaci¨®n de los conflictos, p¨¦rdida de cualquier sentido de la moderaci¨®n y autoritarismo. Advirti¨® Robert Dahl, el gran te¨®rico de la democracia, que la ausencia de restricciones o de controles puede convertir en tirano al gobernante y que las elecciones populares frecuentes no proporcionan un control externo suficiente para impedir la tiran¨ªa. Camps y los suyos pugnan por salvar el cuello, por la impunidad y la derrota de los contrapoderes. La corrupci¨®n revela, as¨ª, su enorme fuerza disolvente sobre el clima pol¨ªtico y sobre el comportamiento de los gobernantes: v¨¦ase como s¨ªntoma la b¨¢rbara actuaci¨®n de Rita Barber¨¢ en el barrio de El Cabanyal. Afortunadamente, hay leyes y tribunales, oposici¨®n y opini¨®n p¨²blica. Todav¨ªa.