Bancos malos
El pen¨²ltimo d¨ªa de marzo, cinco l¨ªderes del G-20 (EE UU, Francia, Canad¨¢, Reino Unido y Corea del Sur) hicieron p¨²blica una carta en la que advert¨ªan que "se requiere m¨¢s trabajo para restaurar la solvencia en el balance de varios bancos internacionales". Dicho y hecho: el responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica anunci¨® inmediatamente una nueva fase de reestructuraci¨®n del sistema financiero.
El problema que tienen las finanzas es, en esencia, un gigantesco volumen de cr¨¦ditos de lo inmobiliario, de dudoso cobro, que vienen de la etapa del boom de la vivienda: cuando se constru¨ªan muchas m¨¢s casas de las que correspond¨ªan en relaci¨®n al poder¨ªo del pa¨ªs. La econom¨ªa, ahora lo sabemos, ha padecido del monocultivo de la construcci¨®n, que gener¨® mucha riqueza y empleo cuando las cosas fueron bien, y la ruina en la coyuntura contraria. Como consecuencia de estas dificultades los bancos no prestan a las peque?as y medianas empresas y a las familias, y se estrangula el crecimiento de la econom¨ªa real.
Irlanda ha creado el primer 'banco malo' de la UE, nacionalizando a las entidades con problemas
El ministro ha seguido el llamado modelo sueco. Primero, cre¨® un banco malo p¨²blico al que fueron a parar esos activos t¨®xicos; el Estado los compr¨® con un fuerte descuento de su valor de mercado (47% de media). Este es un asunto central cuando se hacen este tipo de operaciones: si se valoran demasiado los activos t¨®xicos hay una transferencia de los contribuyentes a los bancos; si ocurre al rev¨¦s, los bancos quiebran. En segundo lugar, vaciados los bancos de ese cr¨¦dito promotor, el Estado subi¨® su participaci¨®n en el capital de algunas entidades financieras, lo que de hecho supone su nacionalizaci¨®n.
Para poder hacer estos cambios, el ministro hab¨ªa tenido que proceder previamente a un fuerte programa de ajuste de las cuentas p¨²blicas del pa¨ªs, ya que este hab¨ªa superado un d¨¦ficit de dos d¨ªgitos y deb¨ªa volver a la disciplina del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), que rige para los pa¨ªses de la eurozona, lo cual exige reducir ese d¨¦ficit a un m¨¢ximo del 3% del PIB. Para ello tuvo que subir los impuestos, reducir los salarios de los funcionarios y disminuir los pagos de las partidas que constituyen el Estado del Bienestar (entre ellas, las pensiones). Una mezcla de incremento de los ingresos y reducci¨®n de los gastos p¨²blicos que sin duda significar¨¢n austeridad para la poblaci¨®n, afectada por la Gran Recesi¨®n.
El ministro habr¨¢ de emplear mucha pedagog¨ªa para convencer a esos ciudadanos que ven reducido su nivel de bienestar, de que lo que ellos ahorran se gasta en ayudar de nuevo a los bancos (por segunda vez; en diciembre de 2008 el Estado ya hubo de intervenir), porque estos constituyen el sistema sangu¨ªneo de la econom¨ªa y sin bancos sanos no hay nada de lo dem¨¢s. Por ello, esos bancos en dificultades pasan a depender, mayoritariamente, del sector p¨²blico.
Que no haya malentendidos: el pa¨ªs en cuesti¨®n es Irlanda.
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