En manos de las Chicas Malas
El suicidio de Phoebe Prince, acosada por sus compa?eros de instituto, conmociona a EE UU
Phoebe Prince sali¨® de clase el pasado 14 de enero como sol¨ªa hacerlo en los meses que llevaba en Estados Unidos: cubierta de insultos. Los compa?eros de instituto que la hab¨ªan tomado con ella le hab¨ªan preparado otra emboscada, esta vez en la biblioteca. Le cerraron el paso y le gritaron bien alto: "?Zorra irlandesa!".
?Qu¨¦ m¨¢s pod¨ªa sucederle a esta adolescente? Hab¨ªa llegado el pasado verano, con su madre y sus tres hermanas, a South Hadley, una localidad rural del interior de Massachusetts de 17.000 habitantes. Hab¨ªan dejado en Irlanda a su padre y a su hermano. Ella pronto comenz¨® a sufrir el acoso de la mafia del instituto, conocida como las Chicas Malas.
Siete d¨ªas antes de la emboscada en la biblioteca, uno de los acosadores hab¨ªa irrumpido en una clase, con el profesor presente, y hab¨ªa gritado otra vez: "Zorra". Era "zorra" en el patio, "zorra" en el gimnasio, "zorra" en el vestuario, "zorra" en la cantina, "zorra" en las excursiones y las fiestas. Un estudiante que iba a ser su pareja en el baile de invierno, Sergio Loubriel, la llam¨® por tel¨¦fono tras el incidente de la biblioteca. "?C¨®mo est¨¢s?", le pregunt¨®. "Estoy bien, no te preocupes", le dijo. Era siempre as¨ª. Phoebe marcaba cierta distancia y prefer¨ªa no hablar de ello.
No paraban de gritarle "zorra" a la chica nueva del instituto. La fiscal acusa ahora a varios de los acosadores
As¨ª, se march¨® a casa. Recorri¨® a pie los 700 metros que separan el instituto de su hogar. Atraves¨® la valla de madera, pas¨® por el jard¨ªn, entr¨® en la casa de color blanco donde resid¨ªa con su familia, cogi¨® un pa?uelo que le hab¨ªa regalado su hermana peque?a por navidades, subi¨® al primer piso, se lo anud¨® al cuello, lo at¨® a la barandilla de la escalera y se lanz¨® al vac¨ªo. Su hermana, la que le hab¨ªa regalado el pa?uelo, la encontr¨® ya muerta. Ten¨ªa 15 a?os.
Las autoridades de Massachusetts se preguntan si el o¨ªr que era una "zorra" todos los d¨ªas durante tres meses fue lo que le llev¨® a matarse. La soga, dicen, era suya; los insultos, de los dem¨¢s. La fiscal del distrito, Elizabeth Scheibel, ha presentado cargos criminales contra nueve compa?eros de instituto de Phoebe. Siete de ellos, mujeres de entre 16 y 17 a?os, por acoso. Y dos hombres, Austin Renaud, de 18 a?os, acusado de tener sexo con Phoebe, menor, y Sean Mulveyhill, de 17 a?os, tambi¨¦n por sexo con una menor y por acoso.
Fue la relaci¨®n de Phoebe con este ¨²ltimo lo que incendi¨® a la mafia juvenil de las Chicas Malas. La joven Kayla Narey hab¨ªa estado saliendo con Sean, un joven rubio de gran sonrisa, capit¨¢n y estrella del equipo de f¨²tbol del instituto. Hab¨ªan roto. Y de repente, tras el ¨²ltimo verano, Phoebe apareci¨® en el instituto. T¨ªmida, guapa, novedosa. Con su acento irland¨¦s, la nueva belleza representaba aire fresco. Se vieron en el patio. Comenzaron a hablar. ?l le pidi¨® una cita. Ella accedi¨®.
Kayla y su mafia enfurecieron. Qu¨¦ dif¨ªcil es ser la nueva, la rara, la diferente. Les ha pasado a los gordos, a los homosexuales, a los negros, a los estudiosos. Tambi¨¦n a las chicas guapas, parece. Los d¨¦biles.
El amor adolescente dur¨® poco: el capit¨¢n Sean y la reci¨¦n llegada Phoebe lo dejaron en octubre. Y, seg¨²n la fiscal¨ªa, el joven atleta se ali¨® con la banda. En un instituto hay que ser popular y no se lleva lo de ser un caballero. Les dio detalles: hab¨ªa tenido sexo con Phoebe.
Los profesores lo sab¨ªan. La docente sustituta Cindy Kele as¨ª se lo cont¨® a la cadena de televisi¨®n local WWLP: "?C¨®mo no iban a saberlo?, a menos que no estuvieran prestando atenci¨®n a nada de lo que estuviera sucediendo en esa escuela. Y entonces uno se tiene que preguntar por qu¨¦ est¨¢n ah¨ª si no hacen su trabajo".
La familia ha aguantado lo suyo. En la red social de Facebook, uno de los adolescentes acosadores escribi¨® las palabras "misi¨®n cumplida" despu¨¦s de saber de su muerte. Una p¨¢gina dedicada a la memoria de Phoebe tuvo que ser cerrada a comentarios despu¨¦s de que otros miembros de la pandilla juvenil escribieran insultos a la chica muerta y a su familia.
Anne O'Brien Prince, madre de Phoebe, se hab¨ªa puesto en contacto, cuando la chica viv¨ªa todav¨ªa, con empleados de la escuela -una enfermera y un tutor- en dos ocasiones. Su hija estaba deshecha. Iba a clase sin ganas. Les rog¨® que hicieran algo. El superintendente del colegio, que el 7 de enero amonest¨® a un grupo de adolescentes por los insultos, sugiere que en el suicidio pudo haber m¨¢s causas que el acoso. El director del centro, Daniel Smith, mand¨® una carta a los alumnos en la que dec¨ªa: "Phoebe era inteligente, encantadora y, como suele suceder con los adolescentes, una joven complicada que quer¨ªa a sus amigos m¨¢s cercanos y a su familia. Nunca sabremos los motivos espec¨ªficos por los que decidi¨® quitarse la vida".
La fiscal asegura, despu¨¦s de haber hablado con 50 alumnos y profesores de la escuela, que esos motivos est¨¢n bien claros: "Los sucesos del 14 de enero no fueron algo aislado. Son el cl¨ªmax de una campa?a que dur¨® tres meses". Kayla, de las Chicas Malas, y Sean, el ex novio de Phoebe, se declararon inocentes en la vista oral celebrada el martes en el Tribunal Superior de Hampshire. El juez Judd J. Carhart les dej¨® en libertad hasta una nueva audiencia, prevista para septiembre, con la condici¨®n de que se mantengan alejados de la familia de Phoebe. La ex pareja y un tercer imputado decidieron no comparecer ante el juez, ante la prensa y ante los ex compa?eros de instituto que hab¨ªan acudido a los tribunales a verles las caras, puro morbo. Con la de ocasiones en que se hab¨ªan unido en los pasillos para gritarle a Phoebe lo de "zorra" al un¨ªsono. En este momento se quedaron sin nada que decir, desaparecidos, lamentando a trav¨¦s de sus familiares que ahora son ellos los que reciben amenazas, pero estas an¨®nimas, y algunas de muerte.
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