Una injusticia en Espa?a

El juez espa?ol m¨¢s conocido, Baltasar Garz¨®n, est¨¢ acusado en un caso de trasfondo pol¨ªtico que debiera haber sido desestimado por el tribunal. Se le acusa de ignorar la Ley de Amnist¨ªa de 1977 cuando decidi¨® investigar m¨¢s de 100.000 desapariciones en la Guerra Civil y la represi¨®n franquista que sigui¨®. Los cargos los sustentan dos grupos de extrema derecha que temen una investigaci¨®n sin cortapisas de la ¨¦poca franquista. Por desgracia, uno de los magistrados compa?ero de Garz¨®n sustanci¨® la querella y ha formalizado los cargos. Como consecuencia, ser¨¢ suspendido en sus funciones hasta el juicio y si es considerado culpable puede ser apartado de la carrera judicial hasta 20 a?os, dando por acabada una trayectoria dedicada a la persecuci¨®n de terroristas y dictadores para que dieran cuenta de sus delitos. Ello puede alegrar a sus enemigos pol¨ªticos, pero ser¨¢ una farsa de justicia. Los verdaderos delitos en este caso son las desapariciones, no la investigaci¨®n de Garz¨®n. (...)

Garz¨®n es un juez valiente y controvertido que se ha granjeado muchos enemigos. Ha instruido casos contra terroristas vascos y de Al Qaeda, poderosos pol¨ªticos espa?oles, dictadores latinoamericanos y jefes mafiosos rusos. (...) Su objetivo ha sido impedir la impunidad de los poderosos y extender el imperio de los derechos humanos internacionalmente.

Hay que permitir que Garz¨®n prosiga su trabajo. Espa?a necesita un honesto ajuste de cuentas con su problem¨¢tico pasado y no la persecuci¨®n de quienes tienen el coraje de pedirlo.

Nueva York, 9 de abril