El Pulitzer m¨¢s pol¨¦mico
Un l¨ªo de faldas publicado en el tabloide 'National Enquirer' opta al premio m¨¢s prestigioso del periodismo
El asunto es de faldas. El pol¨ªtico estadounidense John Edwards era la cabeza de una (aparente) familia perfecta. Perfecta hasta que se descubri¨® que enga?aba a su esposa, enferma de c¨¢ncer terminal, con una mujer con la que procre¨® una ni?a que ahora tiene dos a?os y a la que reconoci¨® hace tres meses. El entonces candidato presidencial por el Partido Dem¨®crata ocult¨® el romance con fondos de su campa?a, un delito por el que puede ser encarcelado. El asunto se hizo p¨²blico gracias al tabloide estadounidense National Enquirer, que cada semana imprime m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares, distribuidos generalmente en los supermercados.
Su director, Barry Levine, comenz¨® una campa?a para que su investigaci¨®n fuera considerada en los Premios Pulitzer de periodismo que otorga la Universidad de Columbia, y consigui¨® dos nominaciones. Los ganadores se anuncian ma?ana.
Levine afirma que la nominaci¨®n reivindica el periodismo de investigaci¨®n que realizan los tabloides. "En el fondo, se ha admitido que podemos hacer un periodismo disciplinado y eficaz, merecedor de un Pulitzer", afirma. La candidatura del Enquirer al prestigioso premio ha despertado una fuerte campa?a de apoyo, promovida en Internet. "Ya era hora que se reconociera el trabajo de investigaci¨®n del National Enquirer", afirma Emily Miller, colaboradora del blog The Huffington Post. "Fue el ¨²nico medio que descubri¨® la doble vida de Edwards, y ning¨²n medio tradicional les tom¨® en serio. Pudo haber ganado la candidatura dem¨®crata y quiz¨¢ hasta la presidencia sin ser descubierto". Miller agrega que la nominaci¨®n de esta publicaci¨®n sensacionalista significa que "el Pulitzer reconoce al buen periodismo de investigaci¨®n, sin importar el medio que lo difunda". John Cook, colaborador de Gawker.com, a?ade que la historia del Enquirer "humill¨® a los medios tradicionales y merece un reconocimiento".
Seg¨²n Levine, los detractores de la candidatura se concentran en prejuicios contra el tabloide, y en detalles como que la publicaci¨®n es un semanario (la convocatoria del Pulitzer no admite revistas). Ni el director del Enquirer ni los periodistas y bloggers que le han apoyado con tanto entusiasmo dudan de que la historia es buen periodismo de investigaci¨®n. "Dos periodistas vivieron tres meses en Carolina del Norte para obtener la exclusiva. La investigaci¨®n ha cumplido con los est¨¢ndares del periodismo tradicional. Y es una gran historia".
?Lo es? Tim McGuire, profesor de la Universidad de Arizona, opina que no. Cree que el reconocimiento al Enquirer es "una llamada de atenci¨®n" hacia otros medios para que mejoren "la calidad de sus investigaciones". "El periodismo de excelencia no es s¨®lo ganar un scoop [exclusiva] es cumplir con una responsabilidad y un trasfondo. ?Por qu¨¦ es interesante que Edwards haya sido infiel a su mujer? La utilidad real de esta informaci¨®n no es clara", a?ade. McGuire comenta que, adem¨¢s, el problema no es exclusivo de los tabloides. "Cada vez son m¨¢s los peri¨®dicos que se concentran s¨®lo en temas que vendan, que llamen mucho la atenci¨®n, y menos en investigaciones s¨®lidas, con un objetivo serio".
El esc¨¢ndalo que rodea a las infidelidades de John Edwards ilustra el escrutinio que el pueblo estadounidense hace a la vida personal de sus pol¨ªticos. EE UU es precisamente la cuna de la prensa amarilla y Joseph Pulitzer (1847-1911), fundador del premio, uno de sus padres. Ir¨®nico que su apellido evoque al periodismo m¨¢s prestigioso del mundo, que se niega a premiar a un peri¨®dico sensacionalista. Y m¨¢s ir¨®nico es todav¨ªa que la nominaci¨®n a un tabloide por una historia escandalosa haya causado pol¨¦mica. Un art¨ªculo que, muy probablemente, su creador habr¨ªa decidido publicar.
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