Trampas para periodistas
- El estilo de management de Malcolm. Entre la avalancha de homenajes al desaparecido Malcolm McLaren, me quedo con el comunicado de Steve Jones, guitarrista de los Sex Pistols. Conviene saber que Steve reside ahora en Los ?ngeles, tras huir de una vida de yonqui en Londres. "Le conoc¨ª cuando yo ten¨ªa 17 a?os, antes de los Pistols. Nos sub¨ªamos al coche de Vivienne Westwood y le llevaba a los sastres londinenses que surt¨ªan a su tienda. Mantuve su amistad a lo largo de los a?os, a pesar de nuestras diferencias
[?Diferencias? Con los otros supervivientes del grupo, le llevaron a juicio y le machacaron]. Vino a mi programa de radio hace poco y lo pasamos bien. Pero mi mejor recuerdo fue su regalo cuando cumpl¨ª los 21 a?os: me pag¨® una puta y algo de hero¨ªna".
- Un locutor muy cool. Extensa entrevista al artista catal¨¢n en una emisora de alcance nacional. Constantemente, el cantautor hace referencia al "Estado espa?ol": la palabra "Espa?a" no pasa por sus labios, ni siquiera como realidad geogr¨¢fica. Sin embargo, habla maravillas del pa¨ªs de la bota: Italia por aqu¨ª, Italia por all¨¢. Se lo pone a huevo, pienso. Pero el locutor madrile?o, por cobard¨ªa o ignorancia, en ning¨²n momento le menciona que Italia se fund¨® en 1861, cuando Espa?a ya llevaba siglos de existencia. Aunque cueste creerlo, hay programas que reh¨²yen la discusi¨®n.
- Los chinos perversos. Como todos, pico el anzuelo y escribo sobre el supuesto veto a Bob Dylan por parte de las autoridades de Pek¨ªn: paladeo la paradoja de que los comunicapitalistas chinos puedan considerar subversivo al Dylan sesent¨®n, que rara vez habla al p¨²blico. Pero algo no cuadra. ?Por qu¨¦ se anulan tambi¨¦n las citas de Dylan previstas en Taiwan, Hong Kong y Corea? El portavoz del Ministerio de Cultura chino hace honor a la opacidad del r¨¦gimen, al rehusar aclarar siquiera si se solicitaron permisos para esos conciertos. Y el responsable de la gira se esfuma. Me huele a uno de esos promotores que se lanzan al vac¨ªo con demasiada alegr¨ªa: ya hab¨ªa pegado otra espantada, al suspender shows de Oasis en China tras comprobar que la venta iba floja; tambi¨¦n ech¨® la culpa a los bur¨®cratas de Pek¨ªn. Trat¨¢ndose de un taiwan¨¦s, tal vez considere un deber patri¨®tico dejar en evidencia al gigante continental. Recuerdo entonces el aviso del Hombre de Plomo, un periodista con callo: desconf¨ªa de las historias demasiado redondas; generalmente, tienen truco.
- Justicia al estilo tejano. Los enemigos de lo pol¨ªticamente correcto siempre hablan escandalizados del juicio a O. J. Simpson, un presunto asesino que se libr¨® gracias a que sus abogados supieron pulsar la cuerda del racismo policial. En realidad, sabemos que los jurados simpatizan con los famosos, especialmente si vienen de su mismo entorno social. Se acaba de comprobar con el proceso a Billy Joe Shaver, el artista country de 70 a?os al que Dylan colocaba recientemente a la misma altura que James Joyce. En 2007, tras una bronca de bar en Waco, Billy dispar¨® en la cara a un borracho (que sobrevivi¨®). Le han declarado inocente, tras alegar defensa propia: el contrincante ten¨ªa una navaja. Un alivio para Dylan: ya no hay necesidad de otra fil¨ªpica, al estilo Hurricane, pidiendo su liberaci¨®n.
- La causa y el efecto. Vuelta al fallecimiento de McLaren. Repaso lo publicado y me incomoda el que muchos textos, incluidos los m¨ªos, caigan en t¨®picos ra¨ªdos. Se lleva la palma ese productor que presume de conversaciones profundas con McLaren: "Estaba convencido, adem¨¢s, de que sin la salvaje pol¨ªtica de la Thatcher que hab¨ªa llevado a la juventud inglesa casi a la desesperaci¨®n, a finales de los a?os setenta, jam¨¢s hubiera creado a los Sex Pistols". Improbable que un pillo tan inteligente como McLaren soltara tal simpleza. Aparte, las fechas lo desmienten: los Sex Pistols de leyenda, con Sid Vicious, dejaron de existir tras tocar en San Francisco, el 14 de enero de 1978; Margaret Thatcher tom¨® posesi¨®n el 4 de mayo del a?o siguiente. La falacia se cuela en los obituarios de un diario nacional y, seguro, ahora mismo sigue rebotando por los recovecos de Internet.
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