?No pasar¨¢n!
Tras la intervenci¨®n del Eurogrupo para evitar la suspensi¨®n de pagos de Grecia, la pr¨®xima ocasi¨®n en que se ver¨¢n las caras los ministros de Finanzas de la Uni¨®n Europea (UE) ser¨¢ el pr¨®ximo fin de semana en Madrid. Cuando todav¨ªa no se ha desvelado el papel que algunos bancos jugaron en el enga?o que el anterior Gobierno griego cometi¨® para ocultar la verdadera situaci¨®n de las cuentas p¨²blicas del pa¨ªs -origen de la actual pesadilla que sufre-, ahora la Reserva Federal (Fed) de Nueva York desvela que 18 grandes entidades (entre las que est¨¢n Goldman Sachs, Morgan Stanley o Citigroup) han rebajado sus aut¨¦nticos niveles de deuda cada vez que ten¨ªan que hacer p¨²blicas sus cuentas, y luego volv¨ªan a incrementarlos. Quiz¨¢ esta pr¨¢ctica no sea ilegal sino habitual, pero el maquillaje proporciona al inversor una imagen distorsionada del nivel de riesgo de las entidades, lo que est¨¢ en el centro de la crisis financiera que asuela al planeta desde el verano del a?o 2007: el verdadero estado de las tripas de los bancos no es el que presentan al arbitrio de la gente.
Tras la intervenci¨®n en Atenas, los ministros de Finanzas estudiar¨¢n en Madrid un nuevo impuesto a los bancos
Meter en cintura a unas entidades que han estado en el coraz¨®n de la Gran Recesi¨®n, que han enga?ado sobre su verdadera situaci¨®n, que se han aprovechado del dinero p¨²blico para ser rescatadas, algunas de cuyas actividades han estado en la sombra sin posibilidades de supervisi¨®n por parte de las autoridades correspondientes, etc¨¦tera, es lo que est¨¢n intentando los Gobiernos europeos y la Administraci¨®n de EE UU. Y m¨¢s all¨¢, lo que se desprend¨ªa de los tres comunicados posteriores a las cumbres del G-20 (Washington, Londres y Pittsburgh) que se han celebrado en medio de la tormenta, sin que hasta ahora se haya ido poco m¨¢s all¨¢ de las buenas intenciones. Conforme se acercan la pr¨®xima reuni¨®n del G-20, en Canad¨¢ en junio, y un poco despu¨¦s la de Corea del Sur, en noviembre, se multiplican los esfuerzos para reconducir la situaci¨®n.
En Europa, los Gobiernos alem¨¢n, franc¨¦s y brit¨¢nico, con distintas modalidades y ¨¦nfasis, han propuesto la introducci¨®n de un impuesto que pagar¨ªan las entidades y cuyo destino ser¨ªa finalista: crear un fondo con el que financiar los futuros rescates de bancos y cajas de ahorro. No se trata de la c¨¦lebre tasa Tobin para reducir la volatilidad de las transacciones financieras interfronteras o para amasar recursos contra la pobreza, sino un impuesto para salvar bancos de la quiebra. Adem¨¢s de la crisis griega, este ser¨¢ otro de los temas de la agenda de los ministros de Finanzas en Madrid.
En EE UU, donde Obama ya ha aprobado un impuesto sobre los activos no garantizados de los bancos, la Administraci¨®n dem¨®crata quiere sacar adelante una reforma financiera contundente en el periodo que va entre el segundo aniversario de la quiebra de Lehman Brothers (septiembre) y las elecciones para la renovaci¨®n parcial del Congreso (noviembre). Al rev¨¦s que la reforma sanitaria, la financiera es muy popular entre los ciudadanos, irritados ante los abusos bancarios, entre los que no es menor la ostentaci¨®n de los bonus de los ejecutivos de entidades bancarias y de seguros que han tenido que ser auxiliadas con dinero de los contribuyentes para salir adelante. La desregulaci¨®n de las finanzas y la desarticulaci¨®n de la legislaci¨®n protectora de los ciudadanos en este sector que inici¨® Roosevelt tras la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta, comenzaron en la d¨¦cada de los ochenta, con la hegemon¨ªa de la revoluci¨®n conservadora de Reagan, y continu¨® en los mandatos dem¨®cratas de Bill Clinton, con la derogaci¨®n de la ley Glass-Steagall, que obligaba a separar las actividades de la banca comercial y de la banca de inversi¨®n.
Si existe un ¨¢mbito en el que la protecci¨®n al consumidor es particularmente necesaria y sensible, y resulta dif¨ªcil de proporcionar, es en el de los ahorros de la gente, que son los recursos principales con los que los ciudadanos cuentan para el futuro. Mientras los Gobiernos intentan reforzar la regulaci¨®n de las finanzas, los lobbies bancarios se movilizan para seguir como est¨¢n o para que los cambios sean lo m¨¢s descafeinados y et¨¦reos posibles, y act¨²an bajo el eslogan del "?No pasar¨¢n!" frente a la intervenci¨®n p¨²blica. Obama declar¨® en enero: "Si estos tipos quieren pelea, estoy dispuesto a librarla". Veremos qu¨¦ hacen los europeos.
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