Prueba de resistencia
La imagen de ingenua doncella traicionada no puede sostenerse
La estrategia es la de siempre: convertir el debate pol¨ªtico en una prueba de resistencia, invocando para ello la inefable muletilla del manejo de los tiempos. En realidad, todo se reduce a ver qui¨¦n se cansa antes, los dirigentes y portavoces del Partido Popular lanzando balones fuera, o los ciudadanos que, abrumados por una raci¨®n diaria de detalles escabrosos, esperan una respuesta pol¨ªtica al caso G¨¹rtel que ponga a salvo a las instituciones. Porque, se presente como se presente desde la direcci¨®n del PP, la epidemia de solicitudes de suspensi¨®n temporal de militancia que se ha producido en sus filas no es una respuesta pol¨ªtica, sino un arreglo org¨¢nico que poco o nada importa fuera de las sedes del partido.
Hace apenas una semana que se levant¨® el secreto del sumario y, en estos momentos, el ¨²nico resumen que un ciudadano medianamente informado puede hacer de uno de los m¨¢s graves esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que ha vivido el pa¨ªs es que muchos cargos del PP recibieron muchos regalos de mucha otra gente que circulaba por su entorno, hablando mucho por tel¨¦fono con mucho desparpajo y asistiendo mucho a bodas y otros saraos. Ha habido de todo en demas¨ªa: relojes, safaris, coches de lujo y hasta viajes familiares y de novios. Pero apenas una semana despu¨¦s de disponer de los 50.000 folios que dan cuenta detallada de este fest¨ªn de compadreo lenguaraz y lujo chabacano, ya hay que pensar largo rato antes de estar en condiciones de responder a las sencillas preguntas de qui¨¦n se lo pag¨® a qui¨¦n y por qu¨¦ se lo pag¨®. Sobre todo porque, en el embrollo de generosidades y agasajos puntualmente agradecidos en conversaciones telef¨®nicas que se ramifican hasta casi el infinito, entran adem¨¢s esposas, amigos y familiares de los imputados m¨¢s tristemente c¨¦lebres, como dir¨ªa la prensa de otros tiempos.
El mayor riesgo que se corre en estos momentos, cuando la cosa no ha hecho m¨¢s que empezar, es que el morbo por los detalles se convierta en el principal instrumento para que el PP eluda sus responsabilidades respecto a la sustancia. Cada vez que sus portavoces y dirigentes repiten la consigna de que ni un solo euro de la trama corrupta entr¨® en las arcas del partido, lo hacen desde la confianza de que a¨²n est¨¢n a tiempo de convertir el caso G¨¹rtel en el mejor reality show de la temporada, present¨¢ndose como v¨ªctimas compungidas de unos desalmados que, como aquellos galanes elocuentes y mendaces que s¨®lo pretend¨ªan la prenda de las ingenuas doncellas medievales, traicionaron su confianza. A tenor de lo que revela el sumario, no se puede decir, en efecto, que las arcas del PP recibieran un solo euro, pero no porque no hubiera financiaci¨®n ilegal, sino porque, hasta donde se sabe, el mecanismo puesto en marcha por la trama consist¨ªa en correr con algunos de sus principales gastos para cobr¨¢rselos despu¨¦s a trav¨¦s de contratos millonarios de las administraciones gobernadas por los populares.
Con o sin relojes, con o sin safaris, con o sin coches de lujo y, en definitiva, con o sin detalles escabrosos, la explicaci¨®n que el PP sigue debiendo a los ciudadanos es por qu¨¦ la trama corrupta organizaba sus actos de partido por unos precios irrisorios, y por qu¨¦ se beneficiaba despu¨¦s de tantos contratos p¨²blicos millonarios; por qu¨¦ su tesorero manten¨ªa contactos tan estrechos con la trama, hasta el punto de encontrarse imputado, y por qu¨¦ la direcci¨®n nacional sigue defendiendo su permanencia en el Senado, despu¨¦s de haberle retirado el despacho que manten¨ªa en la sede de la calle de G¨¦nova y el pago de su defensa jur¨ªdica. La imagen de ingenua doncella traicionada no puede sostenerse ni un instante desde el momento en que el principal responsable de las finanzas del partido estaba perfectamente al tanto de qui¨¦n era el gal¨¢n, y, siempre a tenor de lo revelado por el sumario, gozaba con sus favores. Unos favores que, por lo dem¨¢s, el gal¨¢n no estaba en condiciones de ofrecer si no era con la abierta complicidad de administraciones auton¨®micas y municipales gobernadas por el PP.
Para que el caso G¨¹rtel no se convierta en una prueba de resistencia, en la que el morbo se utiliza como pan y circo para saturar el entendimiento de los ciudadanosque siguen a la espera de una respuesta pol¨ªtica de la que tarde o temprano pueden acabar desesperando, es necesario concentrarse en la sustancia y no en los detalles. ?stos se despachan con el ¨²nico sentimiento que merecen: repugnancia. En la sustancia, en cambio, se juega el futuro del Estado de derecho y del sistema democr¨¢tico en Espa?a.
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