Un gueto para los ricos
Futbolistas, empresarios y famosos habitan las mansiones de A-Cero en La Finca
"Es un poco como El show de Truman, ?no?". Joaqu¨ªn Torres V¨¦rez, arquitecto y promotor, admite con una carcajada la extra?eza que siente un mortal paseando por la exclusiva urbanizaci¨®n Los Lagos de La Finca. Como en la pel¨ªcula de Jim Carrey, el c¨¦sped es perfecto y decenas de c¨¢maras te vigilan: cuando cruzas una de las garitas de entrada, cuando conduces por los viales adornados de lavandas, cuando pasas por el lago de los patos...
Este rinc¨®n madrile?o, entre Somosaguas y Pozuelo, es uno de los guetos m¨¢s exclusivos de Espa?a. Un recinto aislado del mundo exterior para los muy ricos. Muy. Las mejores casas alcanzan los 12 millones de euros. Aqu¨ª viven Alejandro Sanz o Antonio Catal¨¢n, due?o de la cadena de hoteles AC. Empresarios que hicieron buenos negocios como Francisco Correa (cabecilla del G¨¹rtel), pol¨ªticos como Juan Jos¨¦ G¨¹emes y, sobre todo, futbolistas: Ra¨²l, Fernando Torres y Cristiano Ronaldo, que vive, de alquiler, en una de "las casas m¨¢s baratas" del recinto (12.000 euros al mes).
Todos los chal¨¦s de La Finca van firmados por A-Cero, el estudio de Joaqu¨ªn Torres (en el que trabajan 70 personas). "Me toc¨® la loter¨ªa", dice el arquitecto de su suerte. Hace unos a?os, el constructor Luis Garc¨ªa Cereceda lo eligi¨® para dise?ar su urbanizaci¨®n porque le hab¨ªa gustado una mansi¨®n suya. Un contrato para 180 casoplones (de momento hay 100 construidos y 50 habitados). Los primeros 21, de 1.000 metros cuadrados, costaban 2.700.000 euros. "Se vendieron en una semana, yo flipaba", admite Torres.
Lo curioso de La Finca es que quien compre una parcela (de 3.000 a 10.000 metros cuadrados por entre 5 y 7 millones) est¨¢ obligado a hacerse una casa y a que se la dise?e A-Cero. "Son como trajes a medida", explica el arquitecto. Pero no todo se puede elegir: "Yo nunca har¨ªa una mansi¨®n neocl¨¢sica". Por muchos millones que uno ponga, aqu¨ª no hay columnatas que valgan; en toda la urbanizaci¨®n no se ve una teja. Los modernos chal¨¦s de Torres se inspiran "en la escultura de Oteiza o Chillida". Angulosas moles de travertino u hormig¨®n con grandes ventanales y puertas de castillo contempor¨¢neo. Tan grandes, que una vez un pol¨ªtico madrile?o invitado a una fiesta se qued¨® con el coche esperando en la puerta:pensaba que era la del garaje.
Los pr¨ªncipes del dinero quieren que sus palacios del siglo XXI sean ¨²nicos. "Todo el mundo quiere ser m¨¢s que el anterior, que su casa sea la m¨¢s especial", reflexiona el arquitecto. "Pero al final, piden m¨¢s o menos lo mismo: piscina cubierta, gimnasio luminoso, sala de cine privada, no ver al servicio... Hasta en la excentricidad, la gente es muy com¨²n". Lo m¨¢s raro que le han pedido aqu¨ª: galer¨ªas de tiro y b¨²nkeres acorazados. En Dubai, donde trabaja cada vez m¨¢s ("all¨ª s¨ª hay dinero"), ha alicatado en oro una piscina.
Cercano y hablador, Torres es consciente del derroche que le rodea. "No quiero pertenecer a este mundo de excesos, pero tengo una relaci¨®n muy cercana con mis clientes, y el ser humano se acostumbra a todo, sobre todo a lo bueno", dice. Asume que las razones del ¨¦xito de La Finca no dependen en exclusiva de su llamativa arquitectura: "Por un lado, se ha puesto de moda. Tiene un factor aspiracional, pero, sobre todo, los ricos la eligen por la seguridad. Est¨¢n obsesionados". Doble per¨ªmetro, detectores de movimiento, c¨¢maras de infrarrojos, patrullas constantes... "Es un sistema acorazado, aqu¨ª puedes dormir con la puerta abierta", dice el arquitecto, que vive en la urbanizaci¨®n por mandato del constructor. "No me lo puedo permitir", le dijo Torres a Cereceda cuando le comunic¨® que ten¨ªa que mudarse. "Ya podr¨¢s", le dijo el promotor. A pesar de las condiciones favorables en las que compr¨® su mansi¨®n, Torres la acaba de vender por nueve millones y se ha ido a un chal¨¦ m¨¢s econ¨®mico (donde Cristiano). "Estas casas son un pozo sin fondo, necesitas cinco personas de servicio. S¨®lo en mantenimiento se te pueden ir 25.000 euros al mes". A bordo de su Audi visitamos un par de hogares millonarios. Un garaje tiene el mismo suelo que el sal¨®n (la due?a crey¨® que ser¨ªa lo primero que ver¨ªan sus invitados); en un semis¨®tano hay gimnasio, discoteca y piscina cubierta, en una cocina cabe un piso de persona normal... Parecen hoteles de cinco estrellas, no casas.
"He sido un privilegiado, profesional y personalmente", dice Torres (su padre, Juan, fue socio de Florentino P¨¦rez en la constructora ACS). "Con la arquitectura no te forras, pero yo he ganado dinero", admite, "no digo que no sea un buen arquitecto, me tengo por un t¨ªo con talento, pero hay gente con much¨ªsimo m¨¢s que sin embargo no ha tenido mis oportunidades". Pasamos frente a la en¨¦sima mansi¨®n de travertino. "Esa la compraron el otro d¨ªa por 11 millones", dice Torres, "fue un ruso".
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