La mujer ¨¢rabe, hacia la igualdad
La ca¨ªda de la tasa de natalidad, los matrimonios tard¨ªos y un mayor acceso a la educaci¨®n favorecen la dif¨ªcil emancipaci¨®n femenina
Menos hijos, matrimonios tard¨ªos y mujeres que estudian y trabajan. Algunas pioneras ocupan incluso cargos pol¨ªticos y participan en competiciones deportivas. La imagen inm¨®vil de las sociedades ¨¢rabes, dominadas por un supuesto determinismo religioso que impone estructuras patriarcales inmutables, responde a una visi¨®n de Occidente que no se ajusta con exactitud a la realidad. Reg¨ªmenes pol¨ªticos pr¨¢cticamente inalterables y con graves deficiencias democr¨¢ticas contribuyen a mantener esta percepci¨®n. Sin embargo "por imperativos demogr¨¢ficos, socioecon¨®micos y generacionales, en la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses ¨¢rabes se est¨¢n dando cambios en el seno del modelo de familia que benefician el papel de la mujer", estima Gema Mart¨ªn Mu?oz, directora de Casa ?rabe y coordinadora, junto a Sophie Bessis, de Mujer y familia en las sociedades ¨¢rabes actuales (Ediciones Bellaterra y Casa ?rabe, 2010).
Los nacimientos en Argelia y Marruecos se acercan a las cifras europeas
El divorcio empieza a aceptarse, pero no llegar virgen al matrimonio es tab¨²
Lejos de proponer una perspectiva de un islam amable, el estudio evidencia que los pa¨ªses ¨¢rabes, aunque siempre con excepciones, est¨¢n experimentando factores que se han dado en todos los procesos de emancipaci¨®n de la mujer: la fuerte ca¨ªda de la natalidad, el paso de la familia patriarcal a la conyugal, mayor acceso a la educaci¨®n, retraso del matrimonio, planificaci¨®n familiar, intensa urbanizaci¨®n e integraci¨®n en el mercado laboral. "Los ¨¢rabes viven en el mismo tiempo real a pesar de las resistencias, que se expresan con fuerza", explica Mu?oz.
Y los datos mandan, aunque los estudios escasean. Seg¨²n el Informe sobre Desarrollo Humano de 2009, la tasa de natalidad en Argelia es de 2,4 hijos por mujer, frente a 8,1 en 1970. En Marruecos, de m¨¢s de siete hijos en la d¨¦cada de los 60, la fecundidad cay¨® hasta los 2,4 hijos a principios del siglo XXI, una tasa cada vez m¨¢s cercana a los niveles europeos de natalidad. Cifras similares, a excepci¨®n de Mauritania, se dan en T¨²nez y Libia. En los pa¨ªses del Masreq -Egipto, Irak, Jordania, L¨ªbano, Arabia Saud¨ª, Siria y los territorios palestinos- los ¨ªndices de natalidad tambi¨¦n han experimentado un descenso "que no se ha producido en ninguna regi¨®n del mundo en un tiempo de apenas 30 a?os", considera el polit¨®logo Alberto Veira Ramos.
El retraso en la edad del matrimonio, junto al uso de anticonceptivos promovido por programas estatales de planificaci¨®n familiar, ha hecho caer la fecundidad en una sociedad en la que la maternidad fuera del matrimonio apenas existe. En los pa¨ªses ¨¢rabes musulmanes el matrimonio es considerado como un deber religioso. Sin embargo, ahora el hombre y la mujer se casan m¨¢s tarde. En el Magreb rozan las cifras europeas. La importancia que las familias conceden a la educaci¨®n, no s¨®lo de sus hijos sino tambi¨¦n de sus hijas, es una de las razones. Al tiempo, la diferencia de edad entre los c¨®nyuges es menor, lo que favorece la igualdad.
Shahy, con 29 a?os, a¨²n no est¨¢ casada, aunque alg¨²n d¨ªa le gustar¨ªa "formar una familia". Vive en la ciudad egipcia de Alejandr¨ªa y trabaja como periodista. Se considera musulmana moderada: "S¨®lo cumplo con el Ramad¨¢n y, por supuesto, no acepto ni el hiyab, ni el niqab ni la poligamia".
?Est¨¢n las mutaciones sociales acompa?adas de leyes? "Van en paralelo, pero no siempre en armon¨ªa", afirma Abdeluahed Akmir, catedr¨¢tico marroqu¨ª de Historia contempor¨¢nea. En pa¨ªses como T¨²nez y Marruecos se han producido avances en los c¨®digos de familia en cuanto a la igualdad en las responsabilidades conyugales, reducci¨®n de la poligamia o sustituci¨®n de repudio por divorcio, aunque de forma poco igualitaria. En Argelia, las transformaciones sociales no se reflejan en las leyes. "El problema no es s¨®lo de legislaci¨®n, sino de mentalidad", contin¨²a Akmir.
Por otro lado, las reformas legales no significan "que siempre se pongan en pr¨¢ctica ni que las mujeres sean conscientes de sus derechos", explica la investigadora Ana Echag¨¹e. Es el caso de Nadia (nombre ficticio). Vive en Jordania, un pa¨ªs con una tasa de alfabetizaci¨®n femenina del 87%. Tiene tres hijos y se considera "esclava" de su marido, 20 a?os mayor. Nadia trabaja dentro y fuera de casa. Su esposo no, pero es ¨¦l quien maneja las finanzas del hogar. Un familiar, residente en Espa?a, la anima a abandonarle, pero "tiene miedo de que la mate".
"Las musulmanas se enfrentan al conflicto personal de compaginar tradici¨®n y modernidad y vida profesional y vida privada", apunta Nohma Ben Ayad, profesora del Instituto de Estudios Hispano-Lusos de la Universidad Mohammed V de Rabat. En Marruecos, se ha conseguido que cuestiones como el divorcio "sean miradas con buenos ojos", aunque otras como el concubinato o la p¨¦rdida de la virginidad antes del matrimonio son "intolerables".
Junto al freno de las tradiciones, las reacciones patriarcales a las mutaciones sociales son inevitables. "El patriarcado ha mostrado a lo largo de la historia su capacidad de resistencia", destaca la arabista Gema Mart¨ªn Mu?oz. No obstante, "a pesar de su poderosa influencia, a largo o medio plazo tienen perdida la batalla".
Tres excepciones a causa de la guerra
Las tres grandes excepciones a las transformaciones sociales en el mundo ¨¢rabe son Irak, los territorios palestinos y Yemen. "La guerra, la ocupaci¨®n la inseguridad y la inestabilidad obstaculizan los avances conseguidos en otros pa¨ªses", se?ala Ana Echag¨¹e, investigadora de la consultora Fride.
En Irak, con un ¨ªndice de fecundidad de 4,1 hijos, seg¨²n el Informe sobre Desarrollo Humano de 2009, se ha producido un retroceso en los derechos de la mujer despu¨¦s de la invasi¨®n estadounidense. Una de las primeras medidas tras la ca¨ªda de Sadam Husse¨ªn fue la derogaci¨®n del c¨®digo de familia de 1959, que recog¨ªa un cierto n¨²mero de derechos de las mujeres que fueron reemplazados por las leyes cor¨¢nicas. Seg¨²n Sophie Bessis, investigadora asociada al Instituto de Relaciones Estrat¨¦gicas de Par¨ªs, "la condici¨®n de las mujeres iraqu¨ªes fue desde entonces regida por las leyes confesionales o por las costumbres, lo que represent¨® una regresi¨®n dram¨¢tica".
En el caso palestino, la ocupaci¨®n israel¨ª ha potenciado la fecundidad como arma de resistencia y ha convertido la familia, estima Bessis, "en el ¨²ltimo refugio frente a la destrucci¨®n y a las estructuras sociales impuestas por la ocupaci¨®n", sin olvidar que "las normas familiares son en general m¨¢s opresivas de cara a las mujeres que en las sociedades abiertas". La situaci¨®n no es igual en Cisjordania, con 4,4 hijos por mujer en 2005, que en Gaza, con 5,9 hijos, donde, seg¨²n la soci¨®loga, "Ham¨¢s ha impuesto una norma mucho m¨¢s r¨ªgida".
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