La medida de la ambici¨®n
El mi¨¦rcoles que el Real Madrid fue apeado de la Champions League por el Olympique de Ly¨®n, cenaba yo en Barcelona con diversas personalidades del mundo de la econom¨ªa y de la pol¨ªtica. No puedo decir que me sorprendiera el entusiasmo con que acogieron la eliminaci¨®n de los blancos porque los cul¨¦s siempre han sido muy previsibles. Pero s¨ª me pareci¨® una buena imagen de la falta de ambici¨®n nacional de las ¨¦lites de este pa¨ªs (no del entrenador y sus jugadores, que han demostrado tenerla toda). No creo que ning¨²n cul¨¦ me desmienta si digo que la m¨¢xima satisfacci¨®n por ellos so?ada es ganar la Copa de Europa al mism¨ªsimo Real Madrid en el propio Estadio Bernab¨¦u. Pues bien, esta ilusi¨®n -que el s¨¢bado pasado se confirm¨® que era m¨¢s factible que nunca- acababa de desvanecerse, porque la eliminaci¨®n del Madrid la hac¨ªa imposible, y los aficionados blaugrana estaban euf¨®ricos. En el momento en que las posibilidades de ganar la final al Madrid en Madrid era m¨¢s real, celebraban que esto ya no ser¨ªa posible, en vez de lamentar la ocasi¨®n perdida. "Un problema menos", dec¨ªa uno de ellos. Es la distancia entre la autocomplacencia y la ambici¨®n, la persecuci¨®n de objetivos ambiciosos o la obsesi¨®n por el adversario que conduce a la automutilaci¨®n en nombre del sentido com¨²n y de la prudencia.
CiU va como anillo al dedo a las clases media y alta catalanas. Garantiza la autocomplacencia sin riesgo
Peregrina idea de la prudencia. La prudencia, virtud pol¨ªtica por excelencia, no es en absoluto una idea conservadora. La prudencia como virtud no consiste en frenar, sino en optimizar. No se trata de eludir riesgos, sino de encontrar el camino justo entre la propia potencia y los objetivos que alcanzar para poder avanzar. El l¨ªder prudente no es aquel que abandona la lucha a la primera dificultad, es el que sabe tomarle el pulso a la situaci¨®n y maximizar las posibilidades de los suyos.
Pero la realidad es la que es y, efectivamente, la ambici¨®n nacional de este pa¨ªs es limitada, como la de los socios del Bar?a ante la eliminaci¨®n del Madrid, siempre dispuestos a detenerse un paso antes de lo que la ambici¨®n pedir¨ªa. Por eso, CiU va como anillo al dedo a las clases media y alta catalanas. Garantiza la autocomplacencia sin riesgo. "Som els millors". Y aqu¨ª nos quedamos. ?Es la independencia objetivo estrat¨¦gico de CiU? No est¨¢ en la agenda. No se dan las condiciones objetivas, como se dec¨ªa en marxismo vulgar. ?Qu¨¦ hacer si el Constitucional se carga el Estatuto? Primero, ruido, los gritos de ritual, despu¨¦s, una consulta sobre infraestructuras y otra sobre financiaci¨®n auton¨®mica. Pujol incluso se contenta con menos: "fer feina pa¨ªs endins". Otra cosa s¨®lo puede inducir a frustraci¨®n, dicen los dirigentes del nacionalismo conservador. Es compleja la econom¨ªa de la frustraci¨®n. Puede ser frustrante no alcanzar un objetivo definido en un exceso de ambici¨®n. Pero tambi¨¦n es frustrante ni siquiera intentarlo.
La pol¨ªtica, en buena parte, es econom¨ªa pol¨ªtica de la frustraci¨®n. Y administrar las frustraciones de la ciudadan¨ªa es una de las artes del poder. Roturar el suelo: marcar los l¨ªmites y poner un cartel: peligro, m¨¢s all¨¢ de estas l¨ªneas est¨¢ la frustraci¨®n. La pol¨ªtica como arte de encauzar al personal, sin riesgo para el estatu quo. La pol¨ªtica es un dif¨ªcil equilibrio entre capacidad e intereses. En este equilibrio el tiempo catal¨¢n que corresponde al momento presente es la ambici¨®n limitada del ejemplo del inicio. Y en esta tarea s¨®lo la sociovergencia podr¨ªa superar en eficacia a un gobierno de CiU, por algo es el sue?o del dinero catal¨¢n. Mantener viva la llama de la creencia de que un d¨ªa el destino de este pa¨ªs puede cambiar, pero garantizando, a base de que este d¨ªa quede fuera de cualquier hip¨®tesis de calendario, que nada esencial cambie. El principio es el mercado. Y el criterio de relaci¨®n con Espa?a es principalmente este: cultivar el mercado. No en vano, Pujol aparte, los dos principales pol¨ªticos de CiU, han sido Miquel Roca y Josep Antoni Duran Lleida. Apenas han tenido cargos pol¨ªticos. Pero han ejercido y ejercen el cargo principal: conseguidores en Madrid. Para una burgues¨ªa con limitada ambici¨®n nacional es el papel m¨¢s importante. Con ¨¦l, CiU ha sabido hacerse fuerte. El PSC -otro ejemplo de falta de ambici¨®n- le ha regalado tan privilegiada posici¨®n al renunciar al grupo parlamentario propio. De nada ha servido al PSC tener ministros en Madrid. Con mucho menos poder formal, CiU se ha hecho imprescindible para la burgues¨ªa catalana en la relaci¨®n con Madrid. Es la justa medida de la ambici¨®n de las ¨¦lites catalanas.
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