Que arriesguen otros
A pesar de que se le hab¨ªa advertido a mister Currin, el mediador sudafricano, de los riesgos que corr¨ªa en sus oficios respecto a ETA, se habr¨¢ quedado sorprendido ante el comunicado en el que esta ha explicado sus razones por el asesinato del polic¨ªa franc¨¦s y sus planteamientos respecto al futuro. En peor situaci¨®n habr¨¢n quedado las personalidades, premios Nobel incluidos, que atra¨ªdos por el reconocimiento del mediador, y probablemente los buenos oficios de notables nacionalistas del anterior Gobierno vasco, plasmaron su firma pidiendo el cese a ETA con el encomiable deseo de propiciar el fin de la violencia en Euskadi. Esfuerzo meritorio que uno sospecha alentado con tes¨®n por el nacionalismo moderado, excesivamente angustiado por las repercusiones que pueda padecer en propia carne a causa de un final sin gloria ni negociaci¨®n por parte de ETA. Es decir, ante su desaparici¨®n sin haber justificado el por qu¨¦ de tanto muerto.
Ya se le hab¨ªa advertido a Currin que si hist¨®rica fue la superaci¨®n del apartheid en Sud¨¢frica, momento en el que alcanz¨® su fama como mediador, igual lo fue el proceso constituyente espa?ol, que acab¨® con una amnist¨ªa y la puesta en marcha del Estatuto vasco -con creces superior en autonom¨ªa a la que dieron como resultado las conversaciones del Viernes Santo en Stormont para Irlanda del Norte-. Ya se le advirti¨® que la mediaci¨®n en la que est¨¢ metido en Euskadi tiene que ver con la violencia residual que los sudafricanos tuvieron la habilidad de liquidar tras su acuerdos de convivencia, no con la causada por el apartheid. Es decir, que lo que hace ahora es como si se hubiera puesto a mediar con los recalcitrantes afrik¨¢neres que todav¨ªa quedan defendiendo la supremac¨ªa blanca, como el finado Terreblanche, de actualidad por haber sido asesinado recientemente en su granja.
Debiera haber entendido que el enquistamiento de la violencia en Euskadi se produjo por una b¨¢rbara adhesi¨®n de sus partidarios a esta, que llegaron a calificarla como el aut¨¦ntico garante de la coherencia de las reivindicaciones abertzales y revolucionarias frente al Estado espa?ol, no simplemente como un instrumento, sino como el n¨²cleo fundamental de toda su ideolog¨ªa y organizaci¨®n. Si algo importante ha sido Batasuna es por haber asumido el mito redentor de la violencia ejercida por ETA, sobrevivir a sus expensas y cabalgar sobre su perversa espiral. De ah¨ª su actitud servil ante ETA y la raz¨®n por la que no osar¨¢ pedir el fin de la violencia.
Que arriesguen otros. Por eso dejan a Currin, a los Nobel, a las bienintencionadas personalidades, la petici¨®n del cese de la violencia ahora que la legalidad puede impedir su futura participaci¨®n electoral; si no, ni eso. Batasuna no lo har¨¢, y, as¨ª, el final se acercar¨¢, como se est¨¢ acercando, sin firma alguna de paz, que a nadie acabar¨¢ importando, porque de hecho ah¨ª est¨¢. Que el ¨²ltimo apague la luz y cierre la puerta.
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