Grave cogida

La sangre derramada, por segunda vez en lo que va de feria, sobre el ruedo de La Maestranza. En esta ocasi¨®n, la mala suerte se ceb¨® con el torero mexicano Arturo Mac¨ªas, que se presentaba como matador de toros en Sevilla y se llev¨® el triste recuerdo de una grave cornada en el muslo derecho cuando trataba de justificarse con el marrajo corrido en quinto lugar, un aut¨¦ntico buey, como los dem¨¢s, descastado, y violento, que topaba a oleadas y desparramaba la vista. La faena de muleta no hab¨ªa hecho m¨¢s que comenzar cuando el toro lo empal¨® con el pit¨®n derecho, y lo elev¨® por los aires, con tan mala fortuna que lo esper¨® con la guada?a que luc¨ªa por pit¨®n izquierdo y la clav¨® en la pierna del torero, que qued¨® ex¨¢nime en el suelo, entre grandes muestras de dolor.

Son las cosas del toro, el riesgo inherente a esta dif¨ªcil y heroica profesi¨®n, protagonizada ayer por tres toreros modestos que no tuvieron m¨¢s opci¨®n que enfrentarse a una muy astifina, complicada y violenta corrida de Palha en la b¨²squeda infructuosa de una oportunidad imposible.

La peor parte se la llev¨® el diestro mexicano, que fue, a la postre, el m¨¢s dispuesto de los tres, pues demostr¨® su incuestionable valent¨ªa en un ajustado quite por gaoneras en el primer toro de Mar¨ªn, del que sali¨® volteado. Volvi¨® en el segundo a capotear esta vez por chicuelinas y asust¨® a los tendidos por su temeridad ante enemigos de comportamiento tan incierto. Muleta en mano, hizo lo que se espera de un torero joven que pretende abrirse camino: esper¨® a su primero con dos pases cambiados por la espalda en los medios, pero su labor no pudo pasar de voluntariosa ante las muy escasas condiciones de su oponente. M¨¢s dificultoso se mostr¨® el quinto desde que salt¨® al ruedo, y pronto pudo comprobar el torero en sus propias carnes las aviesas intenciones de su oponente.

Seraf¨ªn Mar¨ªn e Iv¨¢n Fandi?o pueden dar gracias por salir indemnes de la plaza; sobre todo, el segundo, que pas¨® fatigas de muerte con el dificil¨ªsimo sexto, que lo persigui¨® con sa?a con la expresa disposici¨®n de mandarlo a la enfermer¨ªa. Fandi?o se escap¨® de milagro, pero sus apuros fueron muy serios. Ni en ¨¦se ni en el otro pudo ofrecer algo m¨¢s que voluntad.

Y Seraf¨ªn Mar¨ªn, justificado tambi¨¦n por el mal juego de su lote, aburri¨® en dos faenas largas, sopor¨ªferas, de las que no ha quedado nada para el recuerdo. No tiene ning¨²n sentido empecinarse en una porf¨ªa in¨²til.

Se trataba, posiblemente, del cartel con menos brillo del ciclo ferial, pero se esperaba m¨¢s, mucho m¨¢s, de una ganader¨ªa postinera, que s¨®lo ha dejado un reguero de sangre. Para m¨¢s inri, martes y trece...