El Rock-Ola, seg¨²n su portero
Un cineasta aficionado dedica cinco a?os a filmar un documental del local emblem¨¢tico de la movida con los testimonios de los que all¨ª trabajaron
Nunca estuvo en Rock-Ola, no ha hablado en su vida con Alaska y le gusta La Quinta Estaci¨®n. Tres datos irrelevantes si te dedicas a la decoraci¨®n de interiores, por ejemplo. Aunque si lo que quieres es filmar un documental sobre el templo de la movida, la madrile?a sala Rock-Ola, esas tres circunstancias pueden suponer una r¨¦mora insalvable. Pero ni mucho menos: Antonio de Prada, el que nunca pis¨® Rock-Ola, pas¨® de Alaska y disfruta con la m¨²sica de La Quinta Estaci¨®n, ha fabricado un riguroso y delicioso documento de la sala m¨¢s famosa del pop espa?ol, ahora que se cumplen 25 a?os de su cierre.
Antonio cuenta 37 a?os. O dicho de otra forma: cuando Rock-Ola ech¨® el cierre, en marzo de 1985 (abri¨® en abril de 1981), ten¨ªa ocho a?os, edad poco apropiada para visitar un lugar al que acud¨ªa todo el lumpen de la ciudad a, entre otras cosas, beber y drogarse en abundancia. Antonio vive en el barrio de La Prospe, cerca de donde se levant¨® Rock-Ola, en la calle de Padre Xifr¨¦, 5. Luce una perilla grunge trasnochada y exhibe aires de intelectual despistado. "Antes de que me lo preguntes te lo cuento: decid¨ª que en el documental no salieran los iconos de la movida, como Almod¨®var o Alaska. Su visi¨®n est¨¢ muy vista. Me interesaban otras voces". Y ah¨ª reside el valor de un filme al que ha estado entregado cinco a?os. De Prada contacta con el personal que trabaj¨® a diario en la sala: Pepe Peral, el f¨¦rreo portero, todo un personaje; los encargados, Pepo Perandones y Lorenzo Rodr¨ªguez; Pilar Hernanz, la DJ; Javier Men¨¦ndez Nutty Boy, el t¨¦cnico de luces... A base de recuerdos y con la t¨¦cnica de encadenar testimonios se traza un retrato in¨¦dito y fiel del m¨¢s famoso de los garitos madrile?os.
Antonio de Prada, el director, ten¨ªa ocho a?os cuando cerr¨® la sala "Decid¨ª que no salieran iconos como Almod¨®var o Alaska"
"Decid¨ª que no salieran iconos como Almod¨®var o Alaska"
Ouka Lele y Alberto Garc¨ªa-Alix, entre otros, participan en la pel¨ªcula
Spandau Ballet fueron los primeros que ofrecieron all¨ª un concierto
Rock-Ola. Una noche en la movida (s¨®lo en formato DVD, hoy a la venta), que dura 82 minutos, est¨¢ elaborado desde la perspectiva m¨¢s underground. No hay productor ni subvenciones. Su director cont¨® con un c¨¢mara y con dos amigos, Paco Almod¨®var (abogado, nada que ver con el cineasta) y Sergi Buenacasa ("que trabaja en algo de seguros"), que en sus ratos libres se dedicaron a concertar las citas con los protagonistas. Invirti¨® mucho tiempo y unos 6.000 euros. Antonio es un licenciado en Qu¨ªmicas que quiere dedicarse a filmar documentales. Estudi¨® en una escuela de cine y el del Rock-Ola es su primer trabajo. "No soy muy musiquero. Me gustan grupos, pero no soy de los que tienen toda su discograf¨ªa. De los ochenta me quedo con Los Rebeldes. De ahora, con Fito & Fitipaldis y La Quinta Estaci¨®n". Entonces, ?por qu¨¦ un trabajo sobre Rock-Ola? "Me mueve mi pasi¨®n por filmar documentales y por contagio: los trabajadores de la sala estaban tan entusiasmados que no pod¨ªa dejarlo", explica.
Todo comenz¨® cuando le llegaron unas cintas con im¨¢genes de conciertos en el local. Se las proporcion¨® un t¨¦cnico de sonido de la sala. Inmediatamente se puso en contacto con el due?o, el franc¨¦s Jorge Gonz¨¢lez, para saber si conservaba material filmado de la ¨¦poca. Bingo: s¨ª lo ten¨ªa. Pero surgi¨® un problema. "El due?o nos puso dos condiciones: que no le costara dinero y que en la cinta interviniesen nombres como Alaska y Almod¨®var. Con lo primero no hab¨ªa problema; con lo segundo s¨ª. As¨ª que nos quedamos sin las cintas del due?o". Este peri¨®dico intent¨® ayer sin ¨¦xito conocer la versi¨®n de Gonz¨¢lez.
De Prada sigui¨® adelante. Le iban pasando los tel¨¦fonos los propios trabajadores. Aunque no est¨¢n las caras m¨¢s conocidas de la ¨¦poca, s¨ª expresan su opini¨®n otros notables, como los fot¨®grafos Alberto Garc¨ªa-Alix y Ouka Leele, el pintor El Hortelano, el periodista Jes¨²s Ordov¨¢s o los m¨²sicos de Polanski y El Ardor, Los Nikis o Gabinete Caligari. Gracias a la aportaci¨®n de estos testigos presenciales (participan hasta 45) nos enteramos de que el primer concierto fue el de Spandau Ballet ("hac¨ªa tanto calor que se derret¨ªa la tinta de las etiquetas de las botellas"); que era muy cutre ("mejor que estuviese oscuro, porque cuando se encend¨ªa la luz, uf..."); que Pepe, el portero, utilizaba de vez en cuando la violencia, "eso s¨ª, siempre con la mano abierta"; que el travestido Divine le peg¨® un taconazo en la cara a Fabio McNamara; o que la capacidad no estaba clara (unos dicen 600, otros 900 y los m¨¢s optimistas 1.600). Manolo Uvi, del grupo La Uvi, resume a las bravas en un momento del documental lo que ocurri¨® all¨ª en los ochenta: "Era un lugar donde te tomabas una cerveza con gente que estaba mal de la cabeza, como t¨²".
Antonio de Prada, que est¨¢ en paro (le echaron cuando atac¨® la crisis de un trabajo como organizador de congresos y talleres), quiere filmar ahora un documental sobre los inicios del cine espa?ol. S¨®lo pide una cosa: "Que no me cueste una novia y un perro, como ha pasado con el del Rock-Ola".
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