Goles
A los jueces no les gusta ser famosos. A la gente de verdad importante no le gusta ser conocida. El prestigio de una persona se mide en funci¨®n de la inaccesibilidad. El respeto de los periodistas, por ejemplo, aumenta cuando dicen de alguien: "No concede entrevistas". No salir en la televisi¨®n es un rango de distinci¨®n frente a los que salen en la televisi¨®n. Por eso los jueces andan en un trago amargo con todo el l¨ªo de Garz¨®n. Les molestaba que se hubiera hecho tan famoso como un cantante de rock, pero darle la patada fuera del gremio acarrea excesivo ruido. Van a salirse con la suya, pero es posible que sean arrastrados a la fama sin quererlo, por contagio. Las instituciones que representan est¨¢n en boca de todos y ahora la gente habla del Tribunal Supremo como si hablara de la Asociaci¨®n del Rifle o de un club de pirag¨¹ismo, sin el respeto debido. Ese respeto ganado a fuerza de contarse fuera de la cultura del espect¨¢culo.
Esa incomodidad de los jueces se aprecia en los pedazos de retransmisi¨®n del juicio al abogado Del Nido. ?ste s¨ª quiere la fama, preside el Sevilla en la estela ruidosa de Gil, incapaz de dejar de actuar faranduleramente en su procesamiento, maleta de la Piquer incluida. Se com¨ªa al juez y al fiscal como un actor con ganas se merienda la escena. Los jueces que lidian con Garz¨®n est¨¢n inc¨®modos porque prefieren la sombra. No se someten como en el Supremo norteamericano a un escrutinio p¨²blico.
No son Tiger Woods, que ha visto c¨®mo se vend¨ªan bolitas de golf con las caras de sus amantes en el Master de Augusta. Ni el portero Casillas, cuya foto cutre robada con un m¨®vil al entrar en una pizzer¨ªa junto a una hermosa periodista fue adquirida por todos los medios que aceptan el cotilleo como una de las bellas artes informativas. Ni Marilyn Monroe, que es a¨²n usada en publicidades blancas con la misma m¨ªtica fraudulenta, ella que se pas¨® a?os en la tristeza que linda con la luz de los focos. Si los jueces se hacen famosos, a lo mejor las sentencias se comentan en los bares como los goles. Y hasta puede que no sea malo.
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