Obama marca nuevos horizontes para la carrera del espacio
El presidente de EE UU concentra a la NASA en la investigaci¨®n - Descartado el regreso a la Luna, construir¨¢ un supercohete para exploraciones lejanas
En un asunto en el que est¨¢n en juego el poder y el orgullo nacionales de Estados Unidos, Barack Obama explic¨® ayer sus planes para modificar el curso de la carrera espacial y extender sus metas hacia Marte y otros horizontes a¨²n m¨¢s lejanos. El proyecto, recibido con controversia entre los expertos y escepticismo en la industria del sector, supone la privatizaci¨®n de algunas operaciones, la cancelaci¨®n de programas y la creaci¨®n de otros nuevos que devuelven a la NASA al papel principal de la exploraci¨®n del espacio.
En una visita a las instalaciones del centro Kennedy, en Cabo Ca?averal, donde convers¨® con cient¨ªficos y trabajadores preocupados por el futuro de sus empleos, Obama asegur¨® que Estados Unidos no s¨®lo no renuncia a la conquista del espacio sino que, por el contrario, se implica con m¨¢s energ¨ªa aunque con una nueva filosof¨ªa.
El espacio no es un lujo exhibicionista. De ¨¦l depende la potencia militar
Armstrong alerta de que se est¨¢ relegando a EE UU a un tercer puesto
La Administraci¨®n norteamericana no quiere que la NASA sea la instituci¨®n que se ocupe de atender regularmente las necesidades de la Estaci¨®n Espacial sino una agencia de investigaci¨®n que busque nuevos desaf¨ªos en el espacio. Para ello, Obama anunci¨® que en 2015, EE UU comenzar¨¢ a fabricar un supercohete con el que viajar hasta distancias que no se han alcanzado jam¨¢s.
A cambio, tal como ya se estableci¨® en la presentaci¨®n en febrero de los presupuestos nacionales, se ha eliminado el proyecto Constellation para el retorno a la Luna, y, seg¨²n hab¨ªa decidido la anterior Administraci¨®n, se acabar¨¢ tambi¨¦n el pr¨®ximo a?o el programa de transbordadores espaciales. El regreso a la Luna, seg¨²n el Gobierno, resultaba excesivamente costoso y escasamente atractivo desde el ¨¢ngulo cient¨ªfico.
Obama dijo que se conservar¨¢, no obstante, una parte del Constellation, la construcci¨®n, aunque en un tama?o menor, de la c¨¢psula Orion, que se utilizar¨¢ para casos de rescate de emergencia de los habitantes de la Estaci¨®n Espacial, cuya vida se extiende al menos hasta 2020. El Gobierno norteamericano dedicar¨¢ 6.000 millones de d¨®lares a promover que empresas privadas se ocupen a partir de ahora de transportar a los astronautas hasta la estaci¨®n y de otras tareas de ¨ªndole comercial de las que ahora se encargaba la NASA. Mientras tanto, una vez desaparecidos los transbordadores, los astronautas estadounidenses podr¨¢n viajar en cohetes rusos.
Esto representa, entre una parte de la poblaci¨®n norteamericana, una verdadera pu?alada contra una naci¨®n que ha liderado la carrera espacial durante medio siglo. Desde su nacimiento, la conquista del espacio es, adem¨¢s de una gran aventura cient¨ªfica, una colosal exhibici¨®n de poder. La guerra fr¨ªa se libr¨® tanto en Cuba o en Berl¨ªn como en aquella gloriosa competencia entre astronautas sovi¨¦ticos y norteamericanos por llegar antes a la Luna.
Esa competencia desapareci¨® ya hace a?os, pero el espacio sigue siendo el mismo s¨ªmbolo de la extrema ambici¨®n humana. Ahora el reto lo presenta China, que en 2016 tiene previsto poner en acci¨®n su propio programa de transbordadores, mucho m¨¢s avanzados que los que ahora se ven obligados a clausurar los norteamericanos. India, Brasil y otros pa¨ªses emergentes est¨¢n desarrollando tambi¨¦n proyectos valiosos.
Este es un duelo que Estados Unidos no puede permitirse perder si quiere seguir ocupando un papel hegem¨®nico en el mundo. La investigaci¨®n del espacio no es un lujo exhibicionista. De los avances en esa ¨¢rea depende en parte el progreso econ¨®mico y la potencia militar. Los sistemas de comunicaciones y transporte, miles de acciones rutinarias, como sacar dinero de un cajero autom¨¢tico, est¨¢n relacionadas con la tecnolog¨ªa relativa al espacio.
En cuanto a su repercusi¨®n militar, donde a¨²n se recuerda el proyecto Guerra de las Galaxias que le dio a Ronald Reagan la baza final para acabar con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el Pent¨¢gono considera el espacio como un terreno defensivo de igual o superior categor¨ªa que los mares o las fronteras terrestres.
En un ¨¢mbito m¨¢s modesto, la industria vinculada al espacio genera miles de puestos de trabajo en el Estado de Florida, donde ahora existe una gran inquietud sobre c¨®mo va a afectar esta nueva concepci¨®n espacial a su econom¨ªa. La Casa Blanca asegura que los nuevos programas que se pondr¨¢n en marcha crear¨¢n 2.500 nuevos puestos de trabajo.
El anuncio de Obama ha dividido a los principales expertos. Neil Armstrong, el primer hombre que pis¨® la Luna, y Eugene Cernan, el ¨²ltimo en hacerlo, enviaron el lunes una carta a la Casa Blanca en la que advert¨ªan que el proyecto de Obama era desastroso y "relegar¨ªa a Estados Unidos a una segunda o tercera posici¨®n a escala mundial".
Buzz Aldrin, uno de los compa?eros del viaje de Armstrong, y Sallly Ride, la primera mujer que viaj¨® al espacio, creen, por el contrario, que el plan de la Administraci¨®n es un enorme empuj¨®n en la carrera espacial. "Creo que va a permitir que la NASA se concentre en lo m¨¢s dif¨ªcil, en los grandes desaf¨ªos de la exploraci¨®n del espacio", declar¨® Ride.
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