El tri¨¢ngulo financiero de Isabel Pantoja
El juez halla indicios de delito por blanqueo de capitales durante la relaci¨®n de la cantante con Juli¨¢n Mu?oz
Algunos romances pierden eficacia si se empieza a hurgar en las finanzas de los amantes, y algo de eso puede haber ocurrido entre Isabel Pantoja y Juli¨¢n Mu?oz, protagonistas en su d¨ªa del celebrado idilio entre la tonadillera y el alcalde, con Marbella como escenario de lujo. Fueron pareja de prime time televisivo desde aquel 2002 en el que se conoci¨® su relaci¨®n. Y lo han seguido siendo desde entonces, de alguna manera.
Pantoja era en 2002 poco menos que una estrella de la canci¨®n en trance de entrar en n¨²meros rojos, bien fuera porque sus inversiones fracasaron, bien tambi¨¦n porque no la reclamaban en exceso para el escenario. Y es justo a partir de su relaci¨®n con el alcalde cuando sus finanzas crecen, aunque sus actuaciones sigan en estado menguante. As¨ª al menos lo describe el juez instructor de Marbella ?scar P¨¦rez en su informe previo al auto de acusaci¨®n. Pantoja est¨¢ imputada por un delito de blanqueo de capitales y de las investigaciones se puede inferir que ser¨¢ procesada.
El alcalde usaba a mayte zald¨ªvar y a la tonadillera para diversificar ingresos
Los inspectores, como puede deducirse, no entran en consideraciones sentimentales. No hay pasi¨®n en sus escritos. Su relato es fr¨ªo y concienzudo, y ofrece una visi¨®n de la pareja como sociedad mercantil. Las dificultades econ¨®micas de Pantoja cesaron casi de inmediato. Los balances de sus sociedades patrimoniales (Panriver 56, Pantomar, Belfran Artisy, Cantora Producciones Audiovisuales, Franvel Artis y Agrosbil) dejaron de ser deficitarios. Sus cuentas corrientes engordaron el saldo.
En los momentos previos al romance, Pantoja apenas actuaba y sus asuntos no le iban bien. Cantora, la finca que hered¨® de su marido Francisco Rivera, Paquirri, necesitaba urgentes reformas. No ten¨ªa ganado. El restaurante Kantora que abri¨® para que su hijo Kiko se ocupara de su gesti¨®n, estaba al borde de la suspensi¨®n de pagos: los proveedores no cobraban y los empleados sospechaban que se iban a quedar sin trabajo. Por si fuera poco, la casa de La Moraleja de Madrid ten¨ªa una hipoteca. No le iban bien las cosas a Pantoja. Y el inspector, con su rigor implacable, fija en el sumario la fecha del 28 de febrero de 2003 como la del d¨ªa en la que Isabel Pantoja iza la bandera de Andaluc¨ªa en el balc¨®n del Consistorio de Marbella. ?Fue entonces cuando comenz¨® todo? No se sabe a ciencia cierta, pero el redactor del informe se?ala, l¨ªneas despu¨¦s, que en junio de 2003 "ya podemos ubicar la relaci¨®n de confianza entre ambos". As¨ª son las cosas: donde la prensa del coraz¨®n se volcaba en un nuevo y explosivo romance (con la esposa Mayte Zald¨ªvar, primera dama de Marbella, presa de un ataque de cuernos por todos los plat¨®s de televisi¨®n), los inspectores se limitaban a una escueta "relaci¨®n de confianza".
Y es que no es lo mismo. Visto el romance desde la ¨®ptica de un sumario, algunas cosas cambian. Y mucho. La casi arruinada Pantoja comienza a adquirir apartamentos (uno en Guadalp¨ªn valorado en 360.000 euros), ganader¨ªas e inmuebles (el chal¨¦ Mi Gitana, con un coste de 3.365.667 euros). Paga al contado. Solicita cr¨¦ditos millonarios. Invierte parte de esos cr¨¦ditos (721.000 euros depositados en un fondo de inversi¨®n). Y recibe cantidades diarias en sus cuentas corrientes que, curiosamente, nunca sobrepasan la cifra de 3.000 euros para no despertar las alarmas del banco, pero que sumadas todas ellas dan el m¨®dico resultado de 293.497 euros, obtenidos entre los d¨ªas 7 y 22 de abril de 2004. El amor/relaci¨®n de confianza enriquece r¨¢pidamente a Pantoja sin que se tenga constancia en aquellas fechas de que hubiera incrementado sus galas. Pantoja no cantaba por entonces. O al menos, no pudo acreditarlo ante el juez.
Claro est¨¢ que la "relaci¨®n de confianza" tambi¨¦n parec¨ªa ser beneficiosa para el alcalde, quien desviaba fondos a las cuentas de su pareja e "interven¨ªa personalmente en el negocio ganadero de la cantante". Lo curioso, por aquellas fechas, es que Juli¨¢n Mu?oz utilizaba a Pantoja y a su esposa (Mayte Zald¨ªvar) para diversificar los ingresos que obten¨ªa (il¨ªcitamente seg¨²n el sumario) como alcalde. Visto desde otra perspectiva, podr¨ªa hablarse de un tri¨¢ngulo financiero pocas veces visto.
As¨ª fueron las cosas en los tiempos felices, porque a partir de julio de 2006 todo cambi¨® en la "relaci¨®n de confianza". Primero se produjo la detenci¨®n de Juli¨¢n Mu?oz y cinco d¨ªas despu¨¦s, Pantoja declaraba la adquisici¨®n de un apartamento en Guadalp¨ªn, compra que hab¨ªa mantenido oculta hasta entonces. Vendi¨® el apartamento de Guadalp¨ªn, dej¨® de pagar la hipoteca de Mi Gitana, vendi¨® las reses y volvi¨® a ponerse la bata de cola. Pero antes tuvo que acudir a declarar ante el juez y pasar una noche en el calabozo. La foto de su ficha policial se filtr¨®. Ya no era la glamurosa tonadillera vestida con trajes de Lina, sino una mujer con la cara lavaba y desencajada por el golpe. ?Hab¨ªa terminado el romance o hab¨ªa cesado la relaci¨®n de confianza? En eso est¨¢ desde hace alg¨²n tiempo la prensa del coraz¨®n.
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